Diario del Huila

¿Y ahora qué?

Jun 24, 2021

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Por: Armando Saavedra Perdomo

El País sigue a la expectativa. Aun cuando en algunas regiones persisten los bloqueos, el grueso de la movilización social se frenó y, de acuerdo con el comité del paro, el cual se levantó de la mesa de negociación y habla de realizar un concierto en Bogotá.

Sin embargo, hay sinsabores en la opinión pública; de un lado, que las movilizaciones no sirvieron para nada, lo cual es falso; y de otro, que las movilizaciones fueron las causantes de los nuevos picos del COVID-19, lo cual también es falso.

El retiro de la reforma tributaria, la renuncia del ministro Carrasquilla, la no presentación de la reforma a la salud, la renuncia del comandante de la policía de Cali, que el gobierno desistiera de comprar 24 aviones de guerra, matrícula gratuita para estudiantes de educación superior del segundo semestre de 2021, posicionar la necesidad de una reforma estructural de la policía nacional, y visibilizar ante el mundo la crisis política y social que vive Colombia con el gobierno de Iván Duque, así como la disminución de los costos de peajes en algunas regiones del país, son los logros que para la mayoría de los expertos se obtuvieron con el paro nacional, un paro que además puso de manifiesto no solamente el enorme inconformismo con el gobierno Duque, sino también con el sistema de gobierno y las consecuencias nefastas del Neoliberalismo en los temas sociales, lo que ha abierto grandes heridas que difícilmente se van a cerrar.

De otro lado están las enormes pérdidas que dejó el estallido social, que, de acuerdo con el ministerio de hacienda alcanza los 12 billones de pesos; FENALCO habla de pérdidas que llegan a los 3,8 billones, contando los 40 mil negocios que cerraron, los 300 mil empleos que se perdieron, sin contar todos las PYMES que por culpa del vandalismo sufrieron daños y grandes pérdidas. Vandalismo con el cual obviamente NO estoy de acuerdo; sin embargo, no conozco en el mundo procesos de protesta social de estas dimensiones que no hayan sufrido este tipo de estragos. Vale decir que estos atropellos de los manifestantes lograron poner también contra las cuerdas a los organizadores de las marchas, en tanto que dividió a la opinión pública, generó un proceso de cansancio y desazón en la comunidad.

Pero y ¿ahora qué?, ¿Qué sigue para el gobierno y para los organizadores?, desde mi punto de vista otro logro y creo el más importante fue la presencia y protagonismo que tuvo la juventud, y en especial a los jóvenes de la “Primera línea” como actores sociales de importancia. Vale decir que en el país son 12 millones de personas las que se encuentran en la franja de entre 18 y 28 años, es decir, jóvenes, aquellos que históricamente y según los expertos en marketing político NO VOTAN; sin embargo, hoy están demostrando, como ya lo hicieron en la primavera de mayo del 68 en París, o los que lideraron el proceso de la séptima papeleta en los noventa en Colombia, que cuando los jóvenes hablan es mejor escucharlos, y estos jóvenes nos están hablando, están gritando, porque se sienten parte de un Estado fallido, un Estado que los olvidó en sus mezquinas maquinarias.

Así las cosas, lo que viene es pasar de la indignación social a la indignación política, que estos jóvenes, tomen las riendas de sus destinos, inscriban sus cédulas, y salgan masivamente a votar en las próximas elecciones y así empezar a ser parte del cambio que Colombia y el Huila necesitan.

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