Hola, buen día. ¿Ha escuchado, alguna vez, decir a los jóvenes de hoy, que viven aburridos? Si su respuesta es positiva, lo invito para que le haga una lectura a este artículo. Si responde negativamente, léalo dos veces.
Desde hace dos años me vengo preguntando qué le pasa a los jóvenes de hoy. ¿Qué les está pasando a estos muchachos si viven en una época en la que lo tienen todo? Y todo es… facilidades de transporte, mejor nutrición, más comprensión de parte de padres, comodidades tecnológicas, respaldo estatal, protección jurídica, códigos de infancia y adolescencia, estudian la mitad del tiempo que lo hacíamos nosotros, tienen acceso a más información, libros, documentos, redes, y hasta más docentes de los que tuvimos en nuestra formación.
Intenté varias veces responder, o por lo menos buscar posibles justificaciones. Pero… la verdad es difícil. Lo único que logré encontrar, fue que, a diferencia de nosotros, ahora permanecen solos. Quizás porque ahora el modelo económico obliga a que los papás deben trabajar, y que, en consecuencia, permanecen acompañados de la televisión, del internet, en la calle, o de alguna nana a quien terminan queriendo más que a sus papás.
En esa búsqueda, llegó a mis manos una información relacionada con el tema, y que hoy quiero compartir con mis lectores. Espero les informe, divierta y sirva de algo.
Si viviste de niño en los 60, los 70 o principios de los 80… ¿Cómo hiciste para sobrevivir? De niños andábamos en autos que no tenían cinturones de seguridad, ni bolsas de aire… Ir en la parte de atrás de una camioneta era un paseo especial y todavía lo recordamos.
Nuestras cunas estaban pintadas con brillantes colores de pintura a base de plomo. No teníamos tapas con seguro contra niños en las botellas de medicina, gabinetes, puertas. Cuando montábamos bicicleta no usábamos casco.
Tomábamos agua de la manguera del jardín y no de una botella de agua mineral…
Gastábamos horas y horas construyendo carritos de chatarra y los que tenían la fortuna de tener calles inclinadas los echaban a andar ladera abajo y en la mitad se acordaban que no tenían frenos. Después de varios choques con los matorrales aprendimos a resolver el problema….. Sí, nosotros chocábamos con matorrales, no con autos!. Salíamos a jugar con la única condición de regresar antes del anochecer.
El colegio duraba hasta el mediodía, llegábamos a casa a almorzar. No teníamos celular… así que nadie se preocupaba por no tenerlo. Nos cortábamos, nos rompíamos un hueso, perdíamos un diente, pero nunca hubo una demanda por estos accidentes. Nadie tenía la culpa sino nosotros mismos. Comíamos mecato, pan y mantequilla, tomábamos bebidas con azúcar y nunca teníamos exceso de peso porque siempre estábamos afuera jugando.
Compartíamos una bebida entre cuatro… tomando en la misma botella y nadie se moría por esto. No teníamos faceebook, youtube, Playstations, Nintendo 64, X boxes 360, Juegos de vídeo, 99 canales de televisión en cable, videograbadoras, sonido surround, celulares personales, computadoras, chatrooms en Internet… pero, sí teníamos amigos.
Salíamos, nos subíamos en la bicicleta o caminábamos hasta la casa del amigo, tocábamos el timbre o sencillamente entrábamos sin tocar y allí estaba y salíamos a jugar. ¡Ahí, afuera!, ¡En el mundo cruel ¡Sin un guardián! ¿Cómo hacíamos? Hacíamos juegos con palitos, lasos y pelotas de caucho, en algún equipo que se formaba para jugar un partido; no todos llegaban a ser elegidos y no pasaba ningún desencanto llevado a trauma.
Algunos estudiantes no eran tan brillantes como otros y cuando perdían un año lo repetían. Nadie iba al psicólogo, al psicopedagogo, nadie tenía dislexia ni problemas de atención ni hiperactividad, simplemente repetía y tenía una segunda oportunidad. Teníamos libertad, fracasos, éxitos, responsabilidades…y aprendimos a manejarlos.
La gran pregunta es: ¿cómo carajos hicimos para sobrevivir..? y, sobre todo, para ser las personas que somos ahora?
¿Es usted de esa generación? Si lo es, comparta este artículo a sus conocidos de su misma generación o a gente más joven para que sepa como éramos antes…Seguro dirán que éramos unos charros, aburridos, amargados, pero….. Fuimos muy felices.
Oiga, ¿se ha dado cuenta de que ahora los parques permanecen sin niños, sin jóvenes?