Por ahí dicen que todo tiempo pasado fue mejor; yo sostengo que lo mejor está por venir. Hoy después de la muerte del gran maestro de maestros de la música ranchera, cantante e intérprete de cientos de éxitos que marcaron para la historia de México y el mundo latino en el cual estamos inmersos los colombianos, ha sido aquella cultura y referente del cine, la música e incluso costumbres que hemos acogido a través de los años y donde las canciones de Pedro Infante, José Alfredo Jiménez, Miguel Aceves Mejía, Cornelio Reina, Jorge Negrete, Javier Solís, Antonio Aguilar y hoy Vicente Fernández se han hecho inmortales. Pues son ya varias las generaciones que han escuchado, entonado, y disfrutado de tantas canciones que describen, amores, despechos, aventuras y relatos familiares, temas con quienes nos hemos identificado y creado gusto por este género musical y cultural el cual también es casi nuestro.
Como quisiéramos seguir teniendo artistas de esta talla, interpretando canciones memorables, solo comparadas con aquellas de nuestro legado y folklor colombiano, que por su inspiración, contenido, belleza, descripción del verdadero sentido de la vida, del amor, naturaleza, familia y la aventura, han permitido también ser interpretadas en ese amplio cancionero de Luciano Pavarotti, Julio Iglesias, Andrea Bocelli y entre tantos otros de la talla de Vicente Fernández que interpretaron canciones de Jorge Villamil y Rafael Escalona.
Volver, volver y volver, el gusto, el disfrute del exquisito sentido de la interpretación del amor, al sentimiento, la belleza, de honrar a la mujer con la poesía hecha canción. Vicente Fernández no morirá para el mundo de la música, el arte y la interpretación, él y sus canciones seguirán ayudando a conquistar, trasmitir, reclamar y describir la cotidianidad que vive el mundo, el que a pesar de los fuertes cambios no deja de sentir amor.
Vicente Fernández, una leyenda de la música popular, del folclor mexicano y de la música latinoamericana que logro conquistar el mundo con sus canciones, su estilo e identidad con las mayorías; por eso se hizo llamar el hijo del pueblo, honró su procedencia, su idiosincrasia, su país, su origen humilde y muy popular que sumado a su gran talento se convertirá en inolvidable.
El hombre que más te amo, mujeres divinas, el rey, qué de raro tiene, acá entre nos, la diferencia y tantas otras canciones que han sido entonadas por varias generaciones y que seguirán sonando en las emisoras junto a la que dejo grabadas y aun no las hemos escuchado, serán las que pasarán años inmortalizando este gran icono de la canción popular.
Volver a las canciones con contenido, con buena música, excelente mensaje y buen gusto será la tarea de los nuevos y actuales artistas que quieran mantener la luz durante mucho tiempo; de lo contrario serán estrellas fugaces, de poca luz, sin brillo propio, que tal vez pasen por el infinito mundo musical y que en poco tiempo ya no los recuerde nadie. “Sin talento no hay grandeza” dice una canción de los tigres del norte, hoy hay muchos que solo tienen éxito de marketing, seguidores en redes como creadores de contenido comercial y se muestran como influenciadores, tal vez acompañados por ritmos pegajosos, pero de talento nada. Vicente, aunque ya no cantes, te seguiremos escuchando.
