En una ceremonia especial hoy se estregarán los restos. Juan Carlos Aguirre Macías fue sacado de su vivienda en Neiva y apareció muerto en Íquira, supuestamente en combate.
Diario del Huila, Investigación
Carlos Andrés Pérez Trujillo
No es la primera vez que en Iquira ocurre un ‘falso positivo’, pero el caso de Juan Carlos Aguirre Macías es inédito, sobre todo, por el dolor que tuvo que atravesar su familia, como ninguna otra, para que le entregaran su cuerpo.
Hoy la Jurisdicción Especial Para la Paz, JEP, en un acto especial les entregará los restos a sus deudos luego de 16 años de lucha para tenerlos. Desde 2012 estaban en el Cementerio Central de Neiva, a donde habían llegado, luego de un intrigante y sospechoso proceso que impidió esclarecer la verdad de su cuerpo.
La familia, además de tener que soportar las injurias y señalamientos de los militares que aseguraron que Juan Carlos era un guerrillero muerto en combate, tuvieron que insistir hasta último momento para hacer la exhumación del cadáver e identificarlo ya que la Diócesis de Neiva –encargada del Cementerio Central- confundió el cuerpo en 2017, y luego apareció en la bóveda 354 del ‘Monumento 14’.
Con discapacidad y lo pasaron por guerrillero
El primero de febrero de 2008 Juan Carlos Aguirre, un supuesto amigo, lo sacó de su casa en el barrio Santa Inés de Neiva a comprar unos cigarrillos a dos cuadras de su casa. Ya había almorzado lentejas ese día. Fue su última salida, pues nunca más lo volvieron a ver vivo. Días después apareció muerto en la vereda Potreritos de Iquira, cerca del centro poblado Valencia de la Paz.
La excusa con la que se fue convencido por su supuesto amigo, es que se trataba de un ofrecimiento de trabajo.
Gladys, su madre, instauró la denuncia el 22 de marzo de ese año. Pero desde el mismo día en que sintieron su extraña ausencia, comenzaron a buscarlo.
La realidad de Juan Carlos es que se dedicaba a traer monturas y fabricar gafas con fórmulas médicas. Así se ganaba la vida para sostener a sus cuatro hijos.
Pasaron cuatro años para que la Fiscalía los notificara para identificar la identidad de su familiar. Para ellos fue una sorpresa que le informaran que era guerrillero, que el proceso estaba en la Justicia Penal Militar. Adicional a eso, que el cuerpo lo entregaba el Ministerio de Defensa.
Su hermano Mauricio, quien hasta último momento ha luchado por el esclarecimiento de la verdad, señaló en su momento a los medios de comunicación que “me lo entregan el 3 de julio del 2012, criminalista de la Fiscalía, en el cementerio. Ellos vuelven y me arman el cuerpo de mi hermano, ya no tenía carnecita, eran huesos, yo no lo toqué, ellos procedieron me lo depositaron en una bolsa. Yo ya llevaba el carro fúnebre y el ataúd. Lo pusimos ahí, lo subimos al hospital. De ahí salimos y lo llevamos a la funeraria de San José, durante dos horas y después pasamos a la iglesia, San José y a las 3:45 estábamos en el cementerio, enterrándolo en la bóveda 764”
Pese a esto, en 2017 el cuerpo desapareció de esta bóveda. Dese ese año, a la fecha fue toda una carrera con la justicia para que hoy, finalmente le vuelvan a entregar el cuerpo de manera oficial.
La muerte de Aguirre
Lo que hoy se sabe y está probado en el expediente judicial, es que a Juan Carlos lo asesinaron soldados del Ejército el mismo día de su desaparición (primero de febrero de 2008). Según la versión del Ejército, e indicando la versión del oficial Ramírez Gómez, dentro del operativo de control desarrollado, se dio de baja a un hombre que iba como pasajero de una motocicleta, “velomotor que emprendió la huida ante la señal de pare del personal armado, motivo por el cual debió abrirse fuego y resultó abatido el señor Aguirre Macías, quien cayó junto a un arma corta calibre 38 mm”.
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Otro falso positivo en Iquira
Lenin Yustres Amézquita (23 años), sobrino del exalcalde de Íquira Alberto Yustres, fue asesinado por tropas del Ejército, adscritas al batallón de infantería No.26 Cacique Pigoanza, el 18 de agosto de 2007.
El joven fue asesinado en el trayecto entre la inspección de Pacarní (Tesalia) y el municipio de Iquira. Luego de sus clases sabatinas, en horas de la noche cuando intentaba regresar a su casa fue sorprendido por el Ejército en la vía, quien le abrió fuego y acabó con su vida. Los militares lo detuvieron cerca de la finca ‘La Esperanza’ y sin mediar palabra le dispararon en la oscuridad y simularon un enfrentamiento armado.
Familiares y allegados a la familia dieron fe de que era un joven trabajador y estudiante de la zona, con indignación por lo ocurrido evitaron que los militares se llevaran el cadáver. En ese sentido el Juez Quinto Administrativo de Descongestión, concluyó que la muerte del joven agricultor ocurrió como consecuencia de una ejecución extrajudicial.
“Se trata de un homicidio efectuado deliberadamente por agentes estatales, cuando la víctima se encontraba en estado de indefensión o inferioridad, ya que nunca disparo contra los militares como ellos lo afirman en sus declaraciones”, afirmó.
Lo que finalmente permitió que se evidenciara que no tenía responsabilidad ni relación con una persona que había accionado un arma, fue la prueba de absorción atómica que reveló que la víctima no tenía indicios de pólvora en sus manos. “El resultado se considera ‘no compatible’ con residuos de disparo en mano”, concluyó el informe reportado dos días después.
Aguirre no era guerrillero
Mauricio Aguirre, hermano de Juan Carlos, desde el mismo momento en que se enteró que a su hermano lo habían matado, intensificó su lucha por limpiar el nombre de su hermano. Desde el momento en que este caso pasó a manos de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), se conocieron detalles importantes en este proceso, como los dados por Andrés Felipe Ramírez Gómez, hoy mayor del Ejército Nacional, quien reveló detalles escalofriantes como el hecho de que Juan Carlos fue víctima de una operación ilegal calculada, pues una persona le hizo inteligencia durante un año y luego lo condujo a su ejecución en la vereda Potreritos, cerca del municipio de Íquira. La sevicia de los uniformados del Estado se evidenció en los golpes y los disparos propinados.
Identificación y asesinato
La identificación del cuerpo de Juan Carlos Aguirre Macías se dio mediante exámenes necrodactilares, pues en el Monumento 14 del Cementerio Central de Neiva aparecía como NN.
Sin embargo, su cuerpo fue trasladado al hospital de Neiva, allí expidieron la partida de defunción y le devolvieron el nombre. El 3 de julio de 2012, el cuerpo de Juan Carlos fue entregado.
Andrés Felipe Ramírez Gómez, quien en 2008 era comandante y subteniente de la Agrupación de Fuerzas Especiales Antiterroristas Urbanas (AFEUR), fue uno de los implicados en el asesinato. Ramírez Gómez reveló que la persona que había hecho inteligencia durante un año a Juan Carlos lo sacó de su casa, lo llevó a la vereda Potreritos cerca del municipio de Íquira, lo revisaron, lo golpearon y finalmente, él mismo le disparó. Los otros tres militares vinculados al caso son James Horacio Garnica Muñoz, Luis Esper Charry Solano y Wilfredo Villamizar Bautista, también le dispararon a sangre fría.
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