DIARIO DEL HUILA, INFORME
Por: Rolando Monje Gómez
Los aseguradores están respondiendo al creciente brote de Covid-19 en distintos frentes: como pagadores de siniestros o prestadores de servicio, como empleadores y como administradores de capital. Cada uno de ellos tiene sus propios desafíos, no sólo para la industria de los seguros, sino para la economía y la sociedad en general.
El covid-19 ha impactado la vida de todas las personas y la industria aseguradora no ha sido ajena a los efectos que la pandemia ha producido en el mundo entero. Desde marzo de 2020, cuando comenzaron los primeros brotes en Colombia, se han reportado 33 mil siniestros.
Se estima que por cuenta de las personas fallecidas a causa del covid-19, se han pagado $443 mil millones, según la Federación de Aseguradores de Colombia, Fasecolda, y de acuerdo a un reporte preliminar del 86 % del mercado.
Los decesos y servicios de salud que se generen como consecuencia de la pandemia, son cubiertos hoy por las compañías de seguros sin exclusión alguna y se estima que, al finalizar ésta, los siniestros generados por el covid pueden superar el billón de pesos.
En medio de una de las crisis económicas, ambientales y sociales más agudas, generada por la pandemia del covid-19, el bajo nivel de aseguramiento en Colombia jugó a favor de la industria ya que se presentó una leve disminución en los siniestros pagados en 800.000 millones de pesos, mientras que en la emisión de primas se presentó una caída del 0,6 por ciento real anual en el 2020.
De acuerdo al Dane los fallecimientos superaron en 28 por ciento el nivel esperado y las reclamaciones en pólizas de vida sólo subieron un 4 por ciento.
Debido a las cláusulas de confidencialidad de las pólizas, no se puede determinar qué porcentaje de esos siniestros corresponden a los efectos del coronavirus, pero se asume que el exceso de mortalidad y el aumento de reclamaciones se explican por el covid-19. Seis de cada siete víctimas de la pandemia no contaban con un seguro de vida.
En el mundo Swiss Re estima sus pérdidas relacionadas con el covid-19 (reclamos y reservas) en 3.900 millones de dólares en 2020, y según el Reporte Global de Riesgos 2021, elaborado por Zurich y Marsh, en términos generales, hay un incremento significativo en el nivel de reclamos a las aseguradoras.
La siniestralidad de todos los ramos de vida (vida grupo, vida individual y vida deudores) se ha incrementado un 45% durante la emergencia sanitaria para un total de $651 mil millones pagados en siniestros.
Según Fasecolda, es lamentable el fallecimiento de tantas personas por cuenta de la pandemia, pero tranquiliza saber que muchos colombianos que han perdido la vida pudieron asegurar una parte o la totalidad de los ingresos de sus familias a través del seguro. Durante la pandemia las personas consideraron la posibilidad de adquirir este tipo de productos para “dejar un futuro asegurado a sus familias, en caso de que el asegurado principal llegase a faltar”.
Siniestros asociados
Si bien aún no hay cálculos definitivos de cuánto costaron los siniestros asociados a la pandemia, algunos siniestros de estos, como en el caso de arrendamientos, entrega de implementos a personal del sector salud, compensaciones a los asegurados por menores riesgos y siniestralidad de sus pólizas y coberturas a trabajadores de la salud víctimas del covid-19, el monto es cercano a los 1,1 billones de pesos.
Hubo ramos, como salud, vida, riesgos laborales, arrendamiento, exequiales, educación y desempleo, que sintieron más los impactos, por lo que la industria aseguradora colombiana no fue ajena a los efectos de la pandemia. Sin duda, el seguro les ha permitido a miles de empresas y personas en Colombia enfrentar de una mejor manera esta crisis.
En seguro de arrendamiento, las compañías aseguradoras han cubierto unos 183.000 millones de pesos en cánones a aquellas personas que contaban con esta póliza y que no pudieron cumplir con sus obligaciones. Esto representó un incremento de más de 50 puntos porcentuales en la siniestralidad del ramo de cumplimiento.
Las administradoras de riesgos laborales (ARL) invirtieron $144.000 millones en implementos de seguridad entregados al personal de la salud y otros 274.000 millones de pesos fueron cancelados en prestaciones a trabajadores colombianos durante la pandemia.
También se pueden agregar a estas cuentas los cerca de 266.000 millones de pesos para pagar compensaciones a sus clientes por menores riesgos y siniestralidad en sus pólizas derivados de las medidas de confinamiento, desembolsados por las aseguradoras, así como cerca los cerca de $214.000 millones que fueron girados a la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (Adres). Este dinero fue dejado de utilizar por las compañías ante la caída de la siniestralidad en el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (Soat) dentro de esa misma coyuntura.
Por la pandemia, en la industria se creó una cobertura gratuita para cerca de 585.000 trabajadores de la salud, desde personas que atienden las cafeterías de clínicas y hospitales en todos los niveles, profesional, técnico y tecnológico. Esta cobertura ofrece una protección de 10 millones de pesos para cada familia del trabajador de salud que fallezca por covid-19, la cual en principio iba hasta diciembre, pero se amplió hasta finales de junio del 2021.
Hay reconocidos 89 casos, con ayuda del Ministerio de la Salud, llegado a 121, pero faltan 60 a quienes se les hará entrega de ese beneficio, porque esas familias se lo necesitan.
Año negativo para otros productos
El 2020 fue un año negativo para los seguros de vida individual, exequiales y educativos presentan comportamientos de recuperación, por lo que las personas en pandemia consideraron la posibilidad de adquirir este tipo de productos para dejar un futuro asegurado a sus familias, en caso de que el asegurado principal llegase a faltar.
Los seguros educativos llegaron a caer más de un 30% durante el año anterior comparativamente con otros años y éstos se han recuperado a niveles precrisis y se espera que retomen su tendencia de crecimiento de largo plazo.
Por su parte, los seguros de vida individual han reaccionado después de haberse situado en terreno negativo durante el segundo trimestre de 2020 y en la actualidad crecen al 6.0%.
En el primer trimestre del año, las primas de los ramos de vida y personas, (vida individual, vida grupo, salud, exequias, accidentes personales, seguro educativo, pensiones voluntarias, entre otros) presentan un crecimiento del 9.5% con relación al mismo periodo del año pasado, alcanzando los $8.3 billones.
Los más golpeados
Las medidas de confinamiento favorecieron a ramos como el de automóviles, Soat, transporte y accidentes personales, otros sectores recibieron los mayores impactos de esta coyuntura, elevando la siniestralidad.
En las pólizas exequiales, la siniestralidad pasó de 34 por ciento en 2019 a 45 por ciento un año después; en las de desempleo, el salto fue de 17 a 29 por ciento, mientras que la emisión de primas se contrajo 16 por ciento.
Por su parte, la siniestralidad en pólizas colectivas y vida grupo se incrementó en 4 puntos porcentuales, al pasar de 36 por ciento a 43 por ciento un año después. También aumentó cuatro puntos la siniestralidad del ramo vida individual en el mismo periodo, la cual llegó al 27 por ciento anual al cierre del año.
Los riesgos laborales, impactaron no solo por una mayor siniestralidad, que pasó de 65 a 69 por ciento el año pasado, sino también por la menor expedición de pólizas, que cayó 2 por ciento anual. Cerca de 310.000 personas dejaron de tener cobertura en riesgos laborales el año pasado, por la disparada que se presentó en los índices de desempleo, según datos de la Superintendencia Financiera.
Durante el año pasado, los siniestros costaron a las aseguradoras en total unos 14,6 billones de pesos, 0,3 por ciento menos que en el 2019, mientras que la venta de seguros, que sumó 27,1 billones, se redujo 0,6 por ciento real. Ese balance llevó a que la industria en Colombia viera caer sus ganancias en 33,2 por ciento, pues de los cerca de 2,25 billones de pesos reportados en 2019 paso en el 2020 a 1,5 billones, según Fasecolda.
Finalmente, se puede afirmar que la industria aseguradora le ha cumplido y le seguirá cumpliendo al país. Durante la pandemia, la actividad ha mostrado su valor social y humano y cuenta con la solvencia financiera para seguir honrando los compromisos con los asegurados.