Unas 180 personas heridas y 125 muertos es el saldo tras la derrota del equipo local Arema FC ante amargos rivales en el abarrotado estadio a última hora del sábado en Malang, Java Oriental. La aglomeración se produjo después de que la policía arrojara gases lacrimógenos a los aficionados que invadieron la cancha.
Mientras se extendía el pánico, miles se dirigieron hacia las salidas del estadio de Kanjuruhan, donde muchos se asfixiaron. La FIFA, el organismo rector del fútbol mundial, establece que los comisarios o la policía no deben llevar ni utilizar «gas de control de multitudes» en los partidos.
Un testigo le expreso a medio internacionales que la policía había disparado numerosas rondas de gases lacrimógenos «continuamente y rápido» después de que la situación con los fanáticos se volviera «tensa».
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, dijo que era «un día oscuro para todos los involucrados en el fútbol y una tragedia más allá de la comprensión».
