En un momento coyuntural para el país, Diario Del Huila, dialogó con Vladimir Valbuena Castro conocido anteriormente dentro de la columna móvil ‘Teófilo Forero’ como Daneiro Santamaría, sobre la paz que se busca y su trasegar por la guerrilla. Con una especial amabilidad y abierto a relatar su historia de vida, respondió una a una las pregunta y rememoró de principio a fin cada paso que ha dado.
DIARIO DEL HUILA, CRÓNICA
Por: Johan Eduardo Rojas López
Fotografías: Felipe Poloche
Como Daneiro Santamaría conocimos todo el país a Vladimir Valbuena Castro, quien desde 1885 por voluntad propia tomó la decisión de vincularse a las filas de la guerrilla impulsado por la pérdida de muchos de sus amigos que fueron encarcelados y desaparecidos por sus contundentes posiciones izquierdistas. Es así como, a sus 17 años alentado por las injusticias que vivían los activistas de la Unión Patriótica, juventudes comunistas y sus pioneros, originadas de los seguimientos del DAS decidió alejarse de su familia por más de una década para introducirse en lo profundo del departamento del Caquetá y Huila.
El excombatiente de 53 años, nos concedió el espacio acompañado de su esquema de seguridad y nos dedicó el tiempo pertinente para contar la verdad de lo que fue su paso por la guerrilla y de lo que es ahora como consejero político del partido Comunes en el Huila, adicional, a su participación en la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación para la implementación de los acuerdos (CSIVI) como enlace territorial para el norte del Huila.
Sin ganas de ocultar absolutamente nada y excusarse, el excombatiente nacido en San Martín, Meta, recordó su llegada a la capital del país, el mismo lugar en donde tomó la decisión de vincularse al movimiento armado en el Caquetá. Una vinculación que había proclamado inocentemente a sus seis años cuando le dijo a su madre que cuando grande quería ser guerrillero y así fue, se convirtió en el comandante de la columna móvil ‘Teófilo Forero’. “Allí entendí la grandeza del poder de las palabras y desde entonces, he sido fiel a mis convicciones de vida, reconociendo errores y trabajando por resarcir”.
Los inicios
Su ingresó a la guerrilla se dio durante la época del ‘romanticismo’ de los movimientos revolucionarios como él mismo lo define, se dio en medio de la búsqueda de no caer en la misma dinámica en la que habían caído sus compañeros de barriada, además, de la tradición cultural que lo sustenta porque su familia venia de la izquierda. La vinculación con el grupo al margen de la ley se dio de manera directa enlazado por un allegado a su casa, quien lo llevó a ‘Órganos Huila’, ubicado en el norte de la región. Allí comenzó su lucha guerrillera en el sector frente de las Farc.
Posteriormente, lo mandaron a realizar un curso de tres meses de agitación política y propaganda y por esos días se dio el lanzamiento del libro ‘Cese Al Fuego’ de Iván Márquez que tuvo el lanzamiento en la Plaza de Bolívar, fue entonces cuando nació la Unión Patriótica y lo delegaron para trabajar en la ciudad con el movimiento. Esa fue su escuela, la misma que le proporcionó la razón de pertenecer a la lucha armada.
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Lo reintegraron luego a la columna móvil ‘Teófilo Forero’ en El Caguán de la mano de Raúl Reyes. Su tránsito duró más de lo que esperaba porque esa era una de las columnas móviles que más auge tenían y, por lo tanto, sufría de un asedio militar fuerte. Ahí fue donde logró ascender y pasar de ser un guerrillero común a un miembro de la dirección de la columna.
“Eso era algo grande. Si ustedes preguntan por mí, de quién soy y qué hice, todos le dan respuesta. Entonces hay un buen imaginario social de la acción que uno hizo porque tampoco uno se aprovechó de la condición de tener las armas en la mano para de pronto intimidar a la gente, sino por el contrario, a través de ese ejercicio se intentó ayudar mucho a la gente en varios aspectos. Uno siempre salía en defensa de lo que nosotros denominamos ‘la población civil’ ”, explicó Vladimir Valbuena Castro.
No todo fue malo
Según el excombatiente, el tránsito de la lucha de las guerrillas fue complejo porque cometieron muchos errores en la guerra por la falta de calificaciones y cualificación de los cuadros que había en ese momento, los cuales, eran más militares que políticos. Fue allí donde se cometieron muchos excesos con la población civil y, por tanto, él desde su posición intentó frenar algunas acciones como el cobro de la vacuna a los docentes del Huila. Ahora bien, lo que se conoce como extorsiones, simplemente, eran políticas internas de financiamiento porque era necesario buscar el método para continuar vigentes en el conflicto armado.
Como citadino, le costó acoplarse a lo rural, pero la calidez de algunos campesinos lo hicieron sentirse agradable, aunque admitió que, el trato se daba ´por afecto o intimidación de las armas, pese a todo eso, logró acoplarse, incluso, al duro trasegar de los guerrilleros que con aproximadamente 5 arrobas recorrían el departamento de un lugar a otro por el asedio militar de 10 mil hombres que buscaban ‘cazar’ a un solo hombre que era Oscar ‘El paisa’. Eso los afectó mucho porque no podían salir a ninguna parte. Sin embargo, eso disminuyó con la finalización de los acuerdos en La Habana.
Sumado a eso se ‘echaron’ a los ciudadanos de enemigos debido a su accionar y, según reconoce hoy, porque los comandantes no fueron acuciosos y juiciosos para educar a los milicianos previamente para que ellos pudieran hablar con la gente. Sino que, por el contrario, ellos empíricamente ejercían el poder a través de las armas y, en ese sentido, se equivocaban con la población civil y en lugar de tener el afecto muchas veces de ellos encontramos el rechazo por los excesos que cometen algunas personas que eran encargadas de estar en las zonas visiblemente.
Arrepentimiento
Hoy al escuchar los relatos de las víctimas se arrepiente del daño causado en su accionar diario dentro de la guerrilla y, por eso, ha perdido perdón en varias oportunidades. Además, intenta reconstruir su vida junto a su hija de 18 años con quien sigue luchando por una relación más cercana dadas las complicaciones que ambos tuvieron que afrontar. Sus sueños siguen y tiene muchas aspiraciones personales, entre ellas, la primordial seguirle apostando a la paz del país.
“De la militancia que tuve dentro del movimiento guerrillero no me arrepiento porque considero que la gente tiene un buen recuerdo de quien fue Daneiro Santamaría porque realmente le ayudamos. No fui el determinante de muchas acciones y tampoco de quitarle la vida a ninguno. Dentro del colectivo se tomaban algunas acciones, pero eso era del colectivo”, concluyó.