Empezamos la semana pasada criticando el proyecto de ley que ha retirado el Gobierno Nacional para reformar los tributos que alimentan la Hacienda Pública. Reconocimos, que es justificado y válido protestar contra las injusticias, pero que, para hacerlas valederas, estas deben ser coherentes, informadas y racionales. Absurdo, como se ha visto, que protestemos en favor de la vida o rechazando los asesinatos de colombianos, pidiendo la muerte del Presidente, del expresidente Álvaro Uribe o del parlamentario-servidor público y candidato Gustavo Petro o de un policía. Eso no es en absoluto inteligente, y menos, coherente.
La protesta tiene efectos y es eficiente, cuando es informada e inteligente. Muchachos, que no vivieron el mandato del barayuno Misael Pastrana Borrero (en otra columna les contaremos), destruyeron su estatua; es decir, destruyeron un bien público, ejecutado con recursos públicos y parte del patrimonio público. Al mismo tiempo, a viva voz proferían insultos contra los funcionarios de la Gobernación del Huila, miembros de la fuerza pública y periodistas diciéndoles “asesinos”.
Ahora también se ha sabido que unos congresistas de la Comisión Séptima de Senado, el pasado 4 de mayo radicaron proposición de archivo contra el Proyecto de ley 101/2021, 425/2021 de Cámara. Proyecto que no fue radicado por el Gobierno sino por una bancada de 50 congresistas. Esto demuestra que, como lo afirmamos la semana pasada, efectivamente los congresistas que alientan estas protestas habían podido hundir el proyecto que las originó, esta de la salud y todas las que el Gobierno Nacional les presente. Es que Gracias a Dios aún estamos en una República, donde hay tres ramas separadas del poder público, y donde las leyes las hacen finalmente los congresistas, así algunos sean candidatos.
Quienes persisten en las protestas, claro, es su derecho (como el nuestro contra el incoherente proyecto tributario), también tienen muchas obligaciones: primero, a informarse; segundo, a reclamar coherencia, con coherencia en su actuar; y tercero, hacerlo sin afectar los derechos de los demás, sobre todo ahora que es evidente que atentan contra los derechos de la inmensa mayoría de colombianos.
¿No es irónico que quienes abogan por los derechos de los jóvenes sean congresistas que llevan no menos de cuatro períodos en el Congreso y se van a pensionar? ¿Saben los protestantes de dónde vienen los recursos estatales para pagar las vacunas por las cuales nadie paga; la construcción y maestros de escuelas y universidades públicas; la construcción de hospitales y centros de salud; las calles, avenidas y andenes? ¿Saben que para señalar de asesino a alguien se requieren pruebas? Simple: ¿ahora saben por qué protestan? ¿Saben que destruir, ya no es protesta?