Desplazarse de un lugar a otro en la ciudad de Neiva, se ha convertido en una verdadera tortura, por la lentitud del desplazamiento y por la indisciplina social que reina entre los vehículos de servicio público, particulares y las motos que no respetan las normas de tránsito, cuando circulan por la ciudad. Los accidentes de tránsito en la ciudad de Neiva se han venido incrementando de forma alarmante durante el presente año, y las infracciones que cometen los conductores se han aumentado también durante este periodo.
Las autoridades expresan que se debe reconocer que no es sólo por desconocimiento, sino porque hay omisión, es decir, la irresponsabilidad de los conductores que, conociendo las señales de tránsito, arriesgan sus vidas, quebrantándolas. En cuanto a otros factores que desembocan en la accidentalidad, son la permisividad con la ilegalidad; si crece la accidentalidad en la que están involucradas las motos, es evidente que hay una correlación con el número de vehículos rodando.
Esto se debe a la improvisación, deficiente planeación y escasa prospectiva de ciudad, que tuvieron los anteriores mandatarios locales, porque nunca proyectaron las suficientes avenidas para facilitar el flujo vehicular en su momento histórico, cuando les tocó regir los destinos de la ciudad de Neiva.
Nunca dimensionaron el crecimiento demográfico de la ciudad en el diseño de las vías. Debemos insistir en la implementación de una movilidad sostenible y segura, lo cual está bien. De los cambios que esperan los neivanos en el futuro, es el de la movilidad que será una temática más profunda que debemos abordar. Hay que volver a estructurar soluciones en el corto, mediano y largo plazo, sobre ésta, cuantas veces sea necesario.
Nunca la creatividad y la cultura habrán de resultar tan necesarias como hoy, para diseñar una movilidad que genere confianza en la gente y beneficios a la ciudad. Para decirlo sin preámbulos, estamos en un momento excepcional para arriesgar y dar un salto importante en esta materia.
Pero hay una en particular que merece un análisis más cuidadoso: la forma como nos movilizamos en nuestras ciudades. Ya sea por asuntos de salud, por la misma aglomeración que subyace en torno al uso del transporte público o por las horas en que se congrega el grueso de la población, será necesario adoptar nuevos comportamientos y una nueva cultura del desplazamiento.