La alta inflación que reporta el país tiene con los pelos de punta a todo el país. No solo porque los precios tienden a seguir subiendo y comprar resulta cada vez más oneroso al bolsillo, sino porque la inflación es la base para calcular el aumento del salario mínimo.
En octubre pasado la variación anual de los precios de la canasta familiar en el país se ubicó en 12,22% y lo que estiman los economistas es que seguirá subiendo y cerraría este año en 12,50%, una de las cifras más altas en una veintena de años.
A ese 12,50% se le debe sumar el índice de productividad del país, que, según las estimaciones de economistas, podrá ser del 1,0%. Dicho en otras palabras, la base de la discusión del alza del salario mínimo estaría sobre el 13,5%.
La preocupación, especialmente de los empresarios, es que un incremento de esa naturaleza o, incluso mayor, puede ser nocivo para la generación de empleo y el desempeño de la economía en el 2023.
El panorama es más complejo, dado el riesgo inminente de una recesión en los Estados Unidos, mayores precios e incrementos en las tasas de interés, a lo que se suma el conflicto geopolítico en Europa por la invasión rusa a Ucrania que parece no tener solución a la vista.
El gerente de la empresa caleña de tecnología, Carlos Pérez, explicó que la mayoría de los trabajadores colombianos gana menos de un salario mínimo y la mayoría de quienes ganan un salario mínimo trabajan en micro y pequeñas empresas o son empleados domésticos, y tienen como empleador a una persona natural.
“Un aumento en el salario mínimo muy por encima de la tasa de inflación afectará, sobre todo, las posibilidades para que las micro y pequeñas empresas puedan ampliar sus nóminas. Las empresas medianas y grandes serían las menos afectadas por una medida de ese tipo por la vía de pago de salarios. En el actual contexto macroeconómico, un aumento del mínimo muy por encima de la inflación generaría un nuevo ciclo inflacionario durante el primer semestre del 2023”, anotó.
Otro empresario, Marcelo Duque, gerente de la firma Como Me pensiono, coincide con el señor Pérez.
“Un incremento alto incide en la posibilidad real de contratar más personas, porque no necesariamente los ingresos de la empresa crecen al mismo ritmo. La relación laboral se hace más costosa y por tanto impide el crecimiento sostenido de empleados. Para una Pyme un incremento exagerado del salario mínimo sería especialmente complejo por la limitación de recursos”, precisó.
Para Francisco Maltes, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, el aumento debería ser diferenciado. “A los que devengan el mínimo se les debería otorgar dos puntos adicionales al porcentaje que se apruebe o se decrete.
También consideró que se deben fortalecer las empresas del agro, especialmente las de fertilizantes para que aumenten la producción, además no pueden reajustar sus precios por encima de la inflación.
Daniel Velandia, director económico de la firma Credicorp Capital, indicó que el consenso entre economistas es que el salario mínimo no debe subir más allá de la inflación y la productividad.
“Se espera que la inflación cierre el año en un 12%, más el 1% de productividad, aunque puede ser algo menos o más. Creemos que la base de la discusión está aproximadamente en el 13%, ese sería el punto de partida en la discusión del salario mínimo para el 2023”, dijo.
Otros economistas coincidieron en afirmar que incrementos superiores al 13% tendrían un efecto adicional sobre la inflación, y eso golpearía el empleo y el desempeño de la economía.
La discusión apenas comienza, pero ya hay quienes anticipa que, ante el complejo panorama económico, será difícil llegar a un consenso y el aumento del mínimo se fijará por la vía del decreto.
