El día para la artista, Sandra Patricia Claros, inicia acompañado de una taza de café, luego se dirige a su taller, donde además de abrir la puerta de su ‘laboratorio’, hace lo mismo con su creatividad. También fabrica piezas al gusto del cliente, que le da un sello de exclusividad a sus obras. Arte con sabor a café.
La artesana, tiene su taller ubicado en el corregimiento del Caguán, municipio de Neiva.
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La innovación
“Lo mejor de mi producción se desarrolla a partir del descubrimiento y experimentación con materias primas de desecho, lo cual se refleja con más detalles en los híbridos y combinaciones de materiales, como artista quiero dejar un legado a las nuevas generaciones. La innovación juega un papel importante”, indicó la profesional.
Hace seis años su vida cambió, y decidió darle un giro total a su actividad intelectual, para dedicarse a sus obras y de esta manera ayudar en la conservación del Medio Ambiente. “Hago todo el proceso a mano. El café es portador de muchas experiencias, tengo historias para contar y me dije ¿por qué deshacernos de algo tan valioso, si podemos aprovechar sus aspectos emocionales”.
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Selección de la materia prima
Para la artesana el primer paso que hace es: recoger los ‘cunchos’ de café que quedan en el filtro, luego los somete a un proceso de secado mediante recursos naturales, conservando así todas las propiedades del producto.
Después, mezcla los residuos reciclados con un una formula natural de su propia creación y así obtiene una mezcla biodegradable para hacer sus piezas.
En segundo lugar tiene un proceso de integración. “Después de un tiempo mi material está listo, modelo manualmente cada una de las piezas, dando como resultado una obra única, dependiendo el tamaño y grosor de la misma, asimismo, es el tiempo que requiere de secado, el cual se realiza a plena luz del sol”, agregó la mujer.
La siguiente etapa es la de acabado final, lijado, lacado y aplicación de color, dependiendo la naturaleza y utilidad de la misma. “Otras piezas por su parte conservan su acabado natural respetando la textura propia del café. Es una de las partes más importantes que cuido con mucho detalle, pues definirá la estética final de la pieza”, añadió la artesana.
Y en el último paso se presenta una fusión de arte estética y diseño sostenible que despierta los sentidos de los amantes del café.
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“Amo crear”
Sandra, ama crear, señala que el arte ha sido una herramienta transformadora en su vida, porque le permite estar presente aquí y ahora. “Cada pieza que elaboró es un viaje que me permite reconectarme con el útero de la creación, con esa fuente inagotable. Me apasiona profundamente mi trabajo. Además, amo el café, siempre estoy inspirando a integrar la sostenibilidad en la vida cotidiana, ofreciendo productos funcionales con gran contenido artístico, ayudando que la conservación del planeta sea un propósito de la humanidad y de cada ser”.
Añade que aún hace falta mucho compromiso de la población civil en cuanto a la protección ambiental.
Ella señala que a su camino artístico, le hace falta apoyo de los entes gubernamentales, su trabajo lo ha hecho con las ‘uñas’, se ha sentido sola, “gracias a mi pasión y mi perseverancia he logrado llegar a desarrollar mi proyecto, y bueno el viaje artístico continua. Este es apenas el comienzo”. Agregó la profesional.
Al preguntarle ¿qué obras realiza con el residuo del café?, Patricia indica que ella modela a partir de distintos métodos, para dar vida a una infinidad de objetos, decorativos, artísticos y utilitarios con un plus de diseño que los convierte en tendencias.
“Muchas de mis obras están inspiradas en elementos de la naturaleza. Me interesa que no sea solamente lo que yo creo, sino que las personas puedan apropiarse de las obras. Modelo bajo gusto del cliente, piezas exclusivas y con un plus de diseño que las convierte en tendencia. No solo por sus materias primas de origen natural, sino por sus aires con un toque de sensualidad y libertad que desafían los convencionalismos y crean conexiones permanentes”, agregó la artesana.
