Dalerdzhon Mirzoyev, Rachabalizoda Saidakrami, Shamsiddin Fariduni y Muhammadsobir Fayzov, son los hombres que al parecer perpetraron el ataque con armas de fuego, contra edificio Crocus City Hall, que dejó parcialmente, 137 muertos y 150 heridos. Los detenidos, según las autoridades rusas, pretendían cruzar la frontera y dirigirse a Ucrania.
Según el Servicio Federal de Seguridad (FSB), el atentado terrorista fue cuidadosamente planeado y los involucrados habían preparado las armas en un escondite con antelación.
Uno de los sospechosos admitió durante un interrogatorio que le prometieron que le pagarían 500.000 rublos (unos 5.400 dólares) por disparar contra personas en el recinto. Se identificó como Fariduni Shamsiddin y señaló que había llegado el 4 de marzo a Rusia procedente de Turquía.
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Más tarde, Rachabalizoda Saidakrami también resultó arrestado y también admitió su culpabilidad.
Tras el atentado, y como resultado del incendio provocado por los terroristas, el techo de la sala de conciertos se derrumbó y el lugar quedó totalmente destruido.
Y de acuerdo con el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, «los responsables de las muertes masivas no quedarán impunes». El ataque es una clara prueba de que el terrorismo es una «amenaza significativa para la seguridad» que requiere un esfuerzo coordinado a todos los niveles para prevenirlo, señaló.
Los sujetos fueron acusados de haber cometido, como parte de un grupo organizado, un acto terrorista que causó la muerte de varias personas, el crimen tipificado en el artículo 205 del Código Penal de la Federación de Rusia.
Ya para finalizar, una acción para honrar la memoria de las víctimas del atentado en la sala de conciertos Crocus City Hall se realizó el pasado domingo. En el marco del acto, una interminable hilera de grullas se proyectó en la fachada del recinto. Las aves se elevaron, como si volaran, desde la base del edificio.
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