Carlos Yepes A.
No solo en Colombia donde prima la malicia indígena, la viveza, el oportunismo, el afán del dinero fácil, el querer pasar por encima del que sea con tal de obtener beneficios propios y además donde nos rodean los oportunistas especializados en llegar a las vidas de cualquiera que ostente algún poder temporal, nos expone a que pase lo que está pasando con el hijo del presidente que, entre otras cosas, ha pasado siempre, que los descendientes de gobernantes de la región, actúan muchas veces en la sombra para ejercer influencias o para entrar en el ruedo político.
Los hijos de los presidentes han dado siempre de que hablar, algunos para bien y otros para mal. Ser hijo de un mandatario implica una gran responsabilidad para la cual algunos no están preparados o no reciben el debido acompañamiento de acuerdo a sus edades.
Varios de ellos son hoy políticos y son considerados por sus mismas colectividades herederos casi legítimos de sus padres; otros se han dedicado a ocupar puestos claves con mayor o menor influencia en las decisiones de sus padres, muchas veces desde el exterior; a la gran mayoría los ha tentado el dinero y promueven negocios aprovechando su privilegiada condición.
En Argentina hay una clara dinastía política, marcada por la ambición de los Kirchner, su hijo Máximo heredó poderes inconcebibles a pesar de vivir a miles de kilómetros de su madre Cristina, fundó una agrupación juvenil “La Campora” donde manejó posiciones estratégicas para su beneficio. En Venezuela Nicolás Maduro Guerra, hijo único del presidente, una vez graduado como economista a los 23 años de edad, se convirtió en Jefe del Cuerpo de Inspectores Especiales de la Presidencia – “Me toca por ser mi papá el presidente” – declaró en alguna oportunidad el encargado de supervisar las acciones de gobierno en todo el país para informar de posibles irregularidades.
Cuba no es la excepción pues cuenta con dos claros exponentes, Alejandro Castro Espín, de 50 años, hijo de Raúl Castro, poseé el título de ingeniero y una maestría en Relaciones Internacionales. Ha escrito un libro: “El imperio del Terror, un rapto antiyanqui”. Además, es coronel del Ejército y participó en la Guerra de Angola, de donde trajo el apodo de “el tuerto” tras perder un ojo. Su hermana Mariela Castro, es la directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (Cenesex). Esta sexóloga fue elegida en febrero de 2013 diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, y en numerosas ocasiones ha manifestado su adhesión a la ideología comunista. Sin embargo, no ha dejado de generar controversias, como cuando llegó a decir que “votaría por Obama”, por su apoyo a los homosexuales. Brasil por su parte tiene a Paula Araujo Rousseff, hija de la ex presidenta brasileña y quien trabajó directamente para el estado como abogada y procuradora de Trabajo en Sao Paulo, se asegura que su opinión fue clave en la toma de decisiones de su madre. Chile también sirve para ilustrar esta lista de herederos involucrados en la carrera de sus padres. Magdalena Piñera, de 38 años e hija de Sebastián, no logró apartarse del vínculo familiar llegó incluso a ser jefa de Gabinete.
En Colombia Andrés Pastrana, Tomás y Jerónimo Uribe así como Martín Santos, han dado mucho de que hablar, de esta manera el hijo bobo nunca ha estado ni está hoy en el palacio de Nariño ni en ningún otro palacio de la región, son muchas las historias y faltan muchas más.
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