Para ayudar a las personas a distinguir entre una relación tóxica y el enamoramiento genuino, la psicóloga clínica Claudia M. comparte algunos ítems del cuestionario de dependencia afectiva.
En el Día de San Valentín, la celebración del amor, la psicóloga clínica Claudia M. Gutiérrez, profesora del Pregrado en Psicología de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario, destaca la importancia de reflexionar sobre cómo la afectividad complementa al ser humano, contribuyendo a su desarrollo personal y libertad.
Enmarcando la fecha en la historia del santo patrono de los enamorados, Gutiérrez señala que las relaciones románticas pueden llevar a la dependencia emocional y la pérdida de libertad en distintos momentos de la vida.
Según el modelo contextual y de desarrollo propuesto por el profesor Benson Bradford Brown, experto en relaciones entre pares adolescentes, las relaciones románticas pasan por varias fases. Desde la iniciación, donde los pares influyen más en las normas, hasta el estadio comprometido, donde los adultos jóvenes pueden seleccionar parejas que complementan sus personalidades, metas y estilos de relación.
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Gutiérrez sugiere que estas fases, que también se reflejan en algunos versos de Khalil Gibran, permiten entender el crecimiento y evolución de las relaciones afectivas.
Para ayudar a las personas a distinguir entre una relación tóxica y el enamoramiento genuino, Gutiérrez comparte algunos ítems del cuestionario de dependencia afectiva de la Guía para la calificación del cuestionario de dependencia emocional. Estos incluyen sentimientos de desamparo cuando se está solo, dejar actividades por la pareja, intranquilidad cuando desconoce la ubicación de la pareja, sensación de vacío en la soledad, y la incapacidad de divertirse solo.
La psicóloga clínica destaca que las diferencias entre amor y dependencia son cuantitativas y se pueden diferenciar a través de la distinción entre los verbos «querer» y «necesitar». Además, señala que la dependencia emocional puede manifestarse de manera diferente en hombres y mujeres, influida por la cultura.
En última instancia, Gutiérrez invita a las personas a celebrar San Valentín como una oportunidad para crecer y vibrar en la armonía de la vida, reconociendo las experiencias y afectos que contribuyen al desarrollo personal y a relaciones saludables.
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