Hoy en el Día Internacional de la Mujer, destacamos a Edna Rocío Pinto, coordinadora de la Mesa Departamental de Victimas en el Huila. Su incansable labor como defensora de los derechos humanos y su papel en la visibilización de las mujeres afectadas por el conflicto armado resaltan su compromiso inquebrantable con la justicia y la dignidad.
Diario del Huila, Especial
En las tierras del Huila, donde la historia se entreteje con los ecos del conflicto armado, surge una figura que ha dedicado su vida a dar voz a los silenciados, a tejer esperanza en el tejido desgarrado de la guerra. Edna Rocío Pinto, madre, líder, y sobreviviente, se alza como la incansable defensora de los derechos de las víctimas en esta región colombiana. En el Día Internacional de la Mujer, su historia es un testimonio de resiliencia y valentía.
Edna Rocío, oriunda de Orito en el Putumayo, encontró su hogar en Neiva hace ocho años, después de un periplo que la llevó por Saladoblanco, Tarqui y Pitalito. Pero este viaje no fue solo geográfico; fue una travesía marcada por el dolor y la adversidad desde temprana edad. A los nueve años, se convirtió en víctima del conflicto armado, enfrentándose a desplazamientos, violencia sexual, secuestro y tortura.
Esta mujer, de mirada clara y determinación indeleble, recuerda que su infancia estuvo marcada por la migración temprana de sus padres hacia el Valle del Cauca, cuando apenas tenía un año de edad. En este nuevo entorno, sus progenitores se dedicaron arduamente al trabajo en el campo, logrando con esfuerzo levantar unas modestas cabañas a lo largo de la vía Buenaventura.
«Permanecí en este lugar hasta los 15 años, momento en el cual regresé al Huila, dando inicio a mi travesía en el liderazgo y la defensa de los derechos humanos«, rememora con serenidad.
Sin embargo, su historia se entrelaza con los trágicos sucesos del 28 de diciembre del año 2000, cuando los enfrentamientos entre paramilitares y miembros de las FARC estallaron en la vía Los Tubos, cerca de Buenaventura. En medio del caos de la guerra, Edna Rocío se convirtió en víctima de una brutal violencia sexual perpetrada por cinco individuos pertenecientes a las antiguas FARC.
«En aquella época, residíamos en una sencilla cabaña, donde llevábamos una vida modesta y estudiábamos con ilusión. Sin embargo, debido a estos atroces acontecimientos, nos vimos obligados a abandonar nuestro hogar y buscar refugio en la ciudad de Cali. Allí, nos recibieron amablemente en casa de unos familiares, mientras rendíamos declaración ante las autoridades por nuestro desplazamiento forzado. Desde entonces, nos vimos sumidos en las trágicas secuelas del conflicto armado«, relata con valentía.
La voz de las víctimas
Hoy, a pesar de las cicatrices impresas en su historia, Edna Rocío se convierte una voz de esperanza. Madre de tres hijos varones, su vida se entrelaza con la lucha por los derechos humanos, la reconciliación y la paz. «Soy una mujer que apuesta no solo al trabajo social, a ser madre y esposa, sino también a la construcción de la reconciliación, el perdón«, expresa con determinación.
Su papel como coordinadora de la Mesa de Víctimas del Huila y presidenta de ‘Mujeres desplazadas del conflicto armado’ la ha colocado en el epicentro de la lucha por la visibilización de las mujeres afectadas por el conflicto. Edna Rocío ha liderado procesos cruciales, desde representar a jóvenes víctimas hasta ser elegida para abogar por las mujeres que sufrieron violencia sexual en el marco del conflicto armado.
Los lazos de Edna Rocío con la Federación de Víctimas de las FARC a nivel nacional y su papel como vicepresidenta en Redes Mujeres resaltan su compromiso a nivel amplio. Además, su reelección como coordinadora de la Mesa Departamental del Víctimas refleja el reconocimiento de su dedicación y liderazgo.
Empoderamiento
La historia de Edna Rocío no es solo un relato de superación personal, sino un testimonio de empoderamiento y resistencia. Su proceso de empoderamiento comenzó como secretaria de la Organización de Desplazados Las Gaviotas en Saladoblanco, un pequeño paso que la llevó a nuevas alturas en la esfera del liderazgo departamental.
«Empecé a instruirme, a ver todo el potencial que había y de cómo empecé a transformar el dolor que llevaba dentro«, comparte Edna Rocío. Su labor, realizada con el corazón, se extiende a los campos, donde escucha a las mujeres y comparte su propia experiencia como víctima del conflicto armado. Su autenticidad marca la diferencia.
Edna Rocío Pinto se ha convertido en la voz de las mujeres, una heroína para aquellas que, al igual que ella, fueron víctimas del conflicto. Su trabajo ha permitido la realización de jornadas a nivel departamental con la Fiscalía de Justicia y Paz, donde mujeres han tenido el coraje de denunciar diversos hechos victimizantes.
Hace dos años, su dedicación fue reconocida con el premio Mujer Virtud Neivana, un galardón que aceptó en representación de todas las mujeres víctimas del conflicto armado en el Huila. Sin embargo, este camino no está exento de desafíos, y las amenazas, tanto en redes sociales como en la realidad, han sido una constante en su vida.
Amenazas
Edna Rocío también enfrenta amenazas a su familia, un recordatorio doloroso de que la lucha por la verdad y la justicia no carece de peligros. Recientemente, uno de sus hijos estuvo en riesgo de ser reclutado forzosamente, un hecho que destaca la persistente sombra de la violencia en la región.
«En la actualidad, lamentablemente prevalece un silencio sepulcral en torno a los casos de reclutamiento forzado. Los padres, presos del temor, se abstienen de denunciar estos crímenes atroces. Nos encontramos en una incansable búsqueda para recuperar el cuerpo de un joven que fue víctima de este flagelo y se presume que fue brutalmente asesinado durante un combate en el Cauca. Es un doloroso recordatorio de las consecuencias devastadoras del reclutamiento forzado en nuestra juventud, y nos impulsa a redoblar nuestros esfuerzos en la lucha contra esta atrocidad«.
A pesar de los obstáculos, Edna Rocío Pinto no cede. Su llamado a la escucha, al diálogo y a la virtud resuena en su familia y en la sociedad. «La virtud está en poder saber escuchar«, afirma, recordando que la lucha por los derechos humanos no es solo un deber hacia los demás, sino también un compromiso intrínseco con sus propios seres queridos.
En un territorio marcado por el silencio forzado, Edna Rocío Pinto aflora como la voz que rompe las cadenas de la indiferencia. Su labor con la Jurisdicción Especial para la Paz sobre casos de violencia sexual, desplazamiento forzado y tortura, ha generado amenazas, pero también ha sentado las bases para la verdad y la justicia.
«Principalmente, estamos llevando a cabo una labor de vital importancia en colaboración con la Jurisdicción Especial para la Paz, abordando un total de 450 casos presentados en conjunto con diversas fundaciones y organizaciones. Estos casos abarcan macrocasos de violencia sexual en el contexto del conflicto armado, desplazamientos forzados, actos de tortura y usurpación de tierras”.
Lamentablemente, estas investigaciones han suscitado amenazas contra aquellos que se han atrevido a alzar la voz en busca de justicia. Las denuncias correspondientes han sido formalizadas ante la Fiscalía, en un intento por garantizar la seguridad de los denunciantes y proteger su integridad en medio de este arduo proceso de búsqueda de verdad y reparación.
Edna Rocío Pinto, representa la resiliencia de las mujeres en medio de la adversidad. En el Día Internacional de la Mujer, su historia es un recordatorio de que la lucha por la justicia y la dignidad continúa, encabezada por mujeres como ella, que han convertido su dolor en fuerza y su sufrimiento en un llamado a la acción.
