DIARIO DEL HUILA, BIODIVERSIDAD
WWF Colombia
El cóndor andino (Vultur gryphus), el único animal que hace parte de los símbolos patrios de Colombia, está en riesgo y podría desaparecer. En los últimos días las autoridades ambientales de Santander han reportado 3 ejemplares de esta especie muertos en inmediaciones del páramo del Almorzadero y el municipio El Cerrito por posible envenenamiento.
Justo en febrero de este año, la Fundación Neotropical, WWF Colombia y varias organizaciones realizamos el Primer Censo Nacional de Cóndor Andino. Un esfuerzo mancomunado, en el que participaron más de 200 voluntarios desde 84 puntos a lo largo del país, para dar fin al vacío de información que había sobre el estado y la distribución del cóndor andino en Colombia.
En años anteriores se habían hecho observaciones aisladas y sin una metodología estandarizada, lo que impedía tener información certera. Sin embargo, se creía que podía haber entre 130 y 200 cóndores andinos en el país.
Hoy, casi cuatro meses después de haberse realizado el censo (que tuvo lugar del 15 al 17 de febrero), los primeros resultados de esta actividad señalan una aparente reducción en la especie. Se registraron 63 cóndores en el país (avistados en 44 de los 84 puntos dispuestos), y una tendencia leve a favor de los machos (por cada hembra hay 1.3 especímenes del sexo opuesto), lo cual podría afectar los ciclos reproductivos. También se registraron más cóndores adultos que inmaduros, lo que podría indicar una baja tasa reproductiva de la población colombiana.
La población mundial de cóndor andino es moderadamente pequeña y es por eso que no resulta muy fácil observar a esta ave. Según la clasificación UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), su estado actual es Casi amenazado o Vulnerable, pero en Colombia está clasificado En peligro crítico, contándose entre los principales peligros para su subsistencia la destrucción de su hábitat, el choque con líneas eléctricas, la caza furtiva y el envenenamiento del que son víctimas, practicado como una medida equivocada para proteger el ganado.
Los cóndores pueden llegar a atacar, con muy baja frecuencia, a corderos o cabritos recién nacidos, así como a animales viejos o enfermos, por lo que, a veces, en las comunidades locales se tiene una percepción negativa de su comportamiento. Otra razón por la que esto ocurre es que, debido a su naturaleza carroñera, se acercan a comer de la carroña que depredadores como el puma o los perros ferales (animales domésticos asilvestrados) matan. El campesino, al ver al cóndor en dicha carroña, culpa al cóndor de la muerte del animal.
Al comer carroña, el cóndor juega un rol fundamental en los ecosistemas, brindando beneficios para la salud de los habitantes de esas zonas: reduce la probabilidad de transmisión de enfermedades generadas por patógenos de animales en descomposición; acelera la descomposición de la carroña; y disminuye la presencia de vectores de dichas enfermedades (como roedores y perros).
Así mismo, tiene mucha relevancia cultural para la región: se distribuye en la Cordillera de Los Andes desde Tierra del Fuego a Venezuela, aparece en el escudo nacional de tres países (Colombia, Chile y Ecuador), está presente en leyendas y mitos, e incluso fue la inspiración para que el famoso dibujante chileno Pepo creó a Condorito.
La posible disminución de la especie tiene que ser revertida a través de estrategias y acciones integrales para proteger su hábitat y fuente de alimentación, educación a las poblaciones locales y diseño de infraestructura eléctrica que pueda reducir su mortalidad, un trabajo articulado entre diferentes organizaciones y entidades para mejorar la condición de esta especie tan importante para el país. Matarlo no tiene sentido.
Por esto, debemos buscar mecanismos para que estas aves puedan desarrollar todo su ciclo de vida en condiciones mínimas de supervivencia, y eso implica que tengan acceso a alimento libre de veneno, así como a hábitats acordes a sus requerimientos.
Durante el censo, la mayoría de los avistamientos se registraron en áreas protegidas o en zonas muy cercanas a éstas. Por lo tanto, “nos están demostrando que los esfuerzos de conservación que se adelantan en estos sitios sí están sirviendo para el mantenimiento de las especies y tendrían que ser tenidos en cuenta en el fortalecimiento de las estrategias que se implementen para la conservación del cóndor”, dice Carlos Mauricio Herrera, Especialista en Áreas Protegidas y Estrategias de Conservación de WWF Colombia.