El cóndor andino es una criatura icónica de la región. Su nombre, que evoca míticas historias, proviene de la palabra quechua kuntur.
DIARIO DEL HUILA, MEDIO AMBIENTE
El Cóndor Andino (Vultur gryphus) es un ave con amplia distribución geográfica en América del Sur. Está presente en todos los Andes: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay al sur de Argentina y Chile. A pesar de esta gran distribución, la variabilidad genética del ave es escasa.
Históricamente, el cóndor andino ha sido una criatura venerada por las sociedades indígenas. De este hecho dan fe las representaciones de su imagen en petroglifos, cerámica y tejidos.
Su magnificencia ha influido a que en países como Bolivia, Chile Colombia y Ecuador se lo represente como símbolo de poder y salud. Actualmente, su imagen ha llegado a ser emblemática, al punto de ser adoptada por algunos países andinos como símbolo nacional.
¿Cómo es el hogar de este gigante del aire?
Mayormente, los cóndores andinos prefieren áreas con espacios abiertos que ayuden en la detección de alimentos. Estas aves han sido avistadas en regiones alpinas de hasta 5500 metros sobre el nivel del mar, en montañas que asoman a pastizales abiertos.
Los cóndores andinos anidan en los acantilados en pequeñas repisas o en cuevas rocosas. Utilizan las corrientes térmicas que se elevan y salen en espiral de estos acantilados para elevarse durante horas con muy poco esfuerzo, todo en búsqueda de carroña.
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El cóndor andino tiene una belleza salvaje más allá de su tamaño
Los cóndores andinos pesan entre 7,7 y 15 kilogramos y sus alas imponentes son uno de sus rasgos más importantes. Su envergadura, que alcanza los 3,2 metros en el adulto, es la más grande de cualquier ave terrestre.
El plumaje, mientras que en los individuos juveniles es de color gris oliva y marrón, en la madurez se torna negro. En las alas del adulto se presentan una serie de llamativas plumas de vuelo blancas.
Es interesante observar que, en las alas extendidas, las puntas de las mismas tienen espacios entre las plumas primarias, lo que constituye una adaptación para la elevación.
En comparación con otras aves rapaces, las patas de los cóndores andinos son mucho menos potentes, con garras romas más cortas. Esta adaptación es adecuada para un estilo de vida de caminar y hurgar.
Calvos por conveniencia
Además, también destacan su cuello y cabeza: la base de sus cuellos está adornada con un collar blanco de plumas suaves. El resto del cuello y la cabeza carecen de plumas.
Esta calvicie es presumiblemente una adaptación higiénica, ya que la piel desnuda es más fácil de mantener limpia y seca después de alimentarse de carroña.
La piel desnuda del cuello y la cabeza en los adultos generalmente es de color negro a marrón rojizo oscuro. En los juveniles, la piel es de un gris suave. Las bases de sus mandíbulas superiores e inferiores son oscuras y el resto del pico es de color marfil.
El cóndor andino exhibe un marcado dimorfismo sexual
Un rasgo llamativo de los machos de esta especie es el gran carúnculo (peine) y zarzo en su cabeza, del que carecen las hembras. Además, también difieren en el color de los ojos: los machos tienen iris marrones y las hembras rojos.
Es interesante conocer que ambos sexos tienen la capacidad de cambiar el color de la piel desnuda en el cuello y la cara en asociación con su estado de ánimo.
Esto se usa para la comunicación entre individuos. Los machos también se valen de este mecanismo para exhibiciones durante la temporada de apareamiento.
El cóndor andino es un ave de larga vida que madura lentamente. Aunque se desconoce su verdadera esperanza de vida en la naturaleza, se estima en alrededor de 50 años.
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