DIARIO DEL HUILA, INFORME
Por: Rolando Monje Gómez
Fotografías: José Rodrigo Montalvo
Las recesiones afectan el empleo de hombres y mujeres diferenciadamente, teniendo un efecto negativo mayor en los hombres. Sin embargo, las cifras del mercado laboral reportan que la pandemia del Covid-19 ha tenido efectos adversos sobre el empleo, principalmente de las mujeres.
La actual crisis por la pandemia del Covid-19 ha tenido consecuencias importantes sobre las esferas económica, sanitaria y social. Particularmente, el brote y las medidas para su mitigación afectaron la estructura de la fuerza laboral al paralizar ciertas actividades económicas durante los periodos de confinamiento y al incrementar las necesidades de trabajo no remunerado de los hogares.
En este contexto, hubo una contracción en los ingresos y el empleo de los individuos; especialmente para aquellos empleados en sectores económicos intensivos en contacto, como el sector de servicios, y para aquellos sectores que no pueden recurrir al teletrabajo.
La experiencia de crisis económicas pasadas sugiere que las recesiones afectan el empleo de hombres y mujeres diferenciadamente, teniendo un efecto negativo mayor en los hombres, puesto que estos suelen emplearse en sectores donde el empleo es más cíclico.
Sin embargo, parece que dicha tendencia se ha revertido con la pandemia dada sus condiciones particulares, siendo ahora las mujeres las principales afectadas. Las cifras del mercado laboral reportan que la pandemia del Covid-19 ha tenido efectos adversos sobre el empleo, principalmente de las mujeres.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), la tasa de desempleo en el año 2020 fue la más alta que se ha presentado en la última década. Para las mujeres, esta tasa fue de 20,4%, y, para los hombres, de 12,7%, lo cual data una brecha de género de 7,7 puntos porcentuales. Respecto al año 2019, la tasa de desempleo para las mujeres aumentó 7,7 pp., y para los hombres 5,4 pp., lo cual confirma que la pandemia ha impactado en mayor medida a la oferta de empleo para las mujeres.
Es claro que el Covid-19 ha derivado en grandes cambios en las dinámicas del trabajo familiar y en las tareas del hogar y de cuidado. Las medidas de distanciamiento social junto con los confinamientos, derivaron en el cierre de centros de cuidado infantil, guarderías y colegios, lo cual generó que tanto madres como padres aumentaran su dedicación en tiempos de cuidado directo.
A su vez, debido a las medidas de confinamiento, la introducción del teletrabajo y la educación virtual, los individuos incrementaron su tiempo dentro del hogar; lo cual generó un aumento en sus responsabilidades de cuidado indirecto, como limpiar, lavar, y cocinar. En esta medida, el tiempo dedicado a trabajo de cuidados no remunerado dentro del hogar, en particular las horas dedicadas a actividades de cuidado directo e indirecto son variables relevantes para el análisis del factor trabajo en el marco de la emergencia sanitaria por el Covid.
Inequidad profunda
De acuerdo con la Fundación WWB Colombia y el Observatorio para la Equidad de las Mujeres (2020), la pandemia del COVID-19 reveló y agravó la profunda inequidad sobre el trabajo de cuidado realizado principalmente por mujeres. Ante todo, porque los efectos de la pandemia han sido diferenciados.
En Colombia, antes de la pandemia, 9 de cada 10 mujeres realizaban actividades de cuidado. Para Junio del 2020, el número de mujeres que realizaban actividades de cuidado en el país había aumentado en 1.6 millones en comparación con 2019, para un total de 7.1 millones de 7 mujeres frente a tan solo 999.000 hombres.
La participación en actividades de cuidado directo de las mujeres en edad de trabajar sobrepasa en más del doble a la participación de los hombres. Además, se alcanza una brecha de género de aproximadamente 20 pp. A lo largo de los periodos analizados, las mujeres tuvieron una participación mayor al 35% y los hombres una participación menor al 16% en actividades de cuidado directo. En general, no se observan cambios significativos en la tasa de participación de hombres y mujeres en dichas actividades.
En segundo lugar, la participación de las mujeres en edad de trabajar en actividades de cuidado indirecto es de aproximadamente 92%, frente a 63,5% de los hombres. En cuanto a la evolución del porcentaje de personas que invierte parte de su tiempo en actividades de cuidado indirecto, se encuentra un patrón creciente a través del tiempo, tanto para hombres como para mujeres. Un comportamiento para resaltar es la variación en el crecimiento del porcentaje de hombres que realizan actividades de cuidado indirecto. Mientras entre Noviembre 2018 a Enero 2019 y Noviembre 2019 a Enero 2020 la participación de los hombres en actividades de cuidado indirecto aumentó 0,4 pp., entre Noviembre 2019 a Enero 2020 y Noviembre 2020 a Enero 2021 el incremento fue de casi 5 pp.
Más tiempo al cuidado
Tanto hombres como mujeres han aumentado el tiempo promedio semanal que dedican a actividades de cuidado directo e indirecto. Sin embargo, las mujeres continúan soportando la mayor parte de la carga de cuidado y tras la llegada de la pandemia del Covid-19, se observa un incremento en la brecha de género en tiempos de cuidado.
El Covid-19 ha tenido efectos diferenciados por sexo en materia de cuidado. En particular, las cifras presentadas podrían indicar que la pandemia afectó más a las mujeres que a los hombres, pues si bien ambos aumentaron sus tiempos de cuidado, los tiempos de las mujeres aumentaron más que los tiempos de los hombres. En las publicaciones mensuales de la Encuesta de Pulso Social (EPS) del DANE, la mayoría de mujeres encuestadas han reportado sentir una sobrecarga de tareas domésticas.
El incremento en la carga de cuidado del hogar, junto con otros aspectos de la emergencia sanitaria por el Covid-19, además de impactar negativamente las oportunidades de las mujeres en el mercado laboral y su probabilidad de acceder a empleos formales de tiempo completo y bien remunerados, tiene efectos adversos en su salud física y mental. Por tanto, es fundamental trabajar en el diseño e implementación de políticas públicas con enfoque de género que busquen corregir las tendencias aquí presentadas.
Mujeres más para todo
En los hogares con presencia de niños y/o niñas entre los 0 y 5 años, la participación en actividades de cuidado directo de las mujeres fue de 76,6% y la de los hombres de 44,7%, en el periodo Noviembre 2020 a Enero 2021, exhibiendo una brecha de género de 31,9 pp. Es importante resaltar que, entre Noviembre 2018 a Enero 2019 y Noviembre 2020 a Enero 2021, la brecha de género aumentó debido a que la participación de los hombres disminuyó en mayor medida que la participación de las mujeres.
En cuanto al cuidado indirecto, cuando hay niños/as en la primera infancia, se observa que en el periodo pospandemia la participación de las mujeres (95,7%) fue casi un tercio más de la participación de los hombres (63,7%), derivando en una brecha de género de 32,1 pp. Contrario a lo que se observa en actividades de cuidado directo, entre Noviembre 2018 a Enero 2019 y Noviembre 2020 a Enero 2021, la participación en actividades de cuidado indirecto tanto de las mujeres como de los hombres aumentó. Inclusive, la participación aumentó en mayor proporción para los hombres que para las mujeres.
Luego, tras la llegada de la pandemia del Covid-19, la brecha de género en actividades de cuidado indirecto cayó para los hogares con presencia de niños/as entre los 0 y 5 años. En los hogares con presencia de niños y/o niñas entre los 6 y 11 años, se observa una tendencia diferente. En estos hogares, la participación de los hombres en actividades de cuidado directo aumentó pasando de 26,8% a 28,7% entre Noviembre 2018 a Enero 2019 y Noviembre 2020 a Enero 2021.
Por su parte, la participación de las mujeres aumentó de 54,1% a 55,9% en el mismo periodo. Por lo tanto, se observa una atenuación en la brecha de género de participación en actividades de cuidado directo para este grupo. Asimismo, se evidencia que los hombres aumentaron su participación en actividades de cuidado indirecto, pasando de 60,8% a 65,9% entre Noviembre 2018 a Enero 2019 y Noviembre 2020 a Enero 2021, al igual que las mujeres, quienes pasaron de 94,2% a 94,9% en el mismo periodo. Luego, la brecha de género pasó de 33,4 pp. a 29 pp.
Si bien la brecha de género se redujo, tanto en actividades de cuidado directo como en actividades de indirecto, tras la llegada del Covid-19, las mujeres continúan siendo las principales proveedoras de cuidado en los hogares con presencia de niños/as entre los 6 y 11 años. En los hogares con presencia de adolescentes (entre los 12 y 17 años), se observan cambios significativos en la tasa de participación de los hombres en actividades de cuidado indirecto entre Noviembre 2018 a Enero 2019 y Noviembre 2020 a Enero 2021, y por lo tanto, se observan cambios significativos en la brecha de género.
En particular, se evidencia que la brecha de género se redujo tras la llegada del COVID-19; pues pasó de 30,5 pp. en el trimestre de Noviembre 2018 a Enero 2019 a 25,9 pp. en el trimestre de Noviembre 2020 a Enero 2021. Finalmente, cabe resaltar que las brecha de género de participación en actividades de cuidado directo e indirecto son menores en hogares con presencia de adolescentes que en hogares con presencia de niños/as. Luego, la carga de cuidado se reparte de manera más equitativa entre hombres y mujeres cuando hay adolescentes en el hogar.
Ahora bien, resulta relevante analizar la composición etaria de la población que realiza tanto las actividades de cuidado directo como las actividades de cuidado indirecto. Lo anterior puesto que la condición de cuidador puede incrementar la vulnerabilidad de ciertos grupos poblacionales (como niños y adultos mayores) e ir en detrimento del bienestar tanto del cuidado como del receptor de los cuidados. Asimismo, en el caso de las mujeres en edad de trabajar, ser cuidador puede ser sinónimo de enfrentar una doble jornada laboral.
A diferencia de lo observado en las actividades de cuidado directo, la participación de los hombres y de las mujeres aumenta casi proporcionalmente entre los 10 a 14 años y los 15 a 19 años. Lo anterior indica que a medida que las personas van creciendo, tanto hombres como mujeres, se involucran más en las tareas domésticas del hogar.
Asimismo, encontramos que la participación de los hombres en actividades de cuidado indirecto ha ido aumentando en los últimos años. No obstante, a pesar de que las mujeres han disminuido su participación, esto no ha sido suficiente para reducir de forma significativa la brecha de género en actividades de cuidado indirecto.
El tiempo promedio dedicado a actividades de cuidado directo según sexo y presencia en el hogar de al menos una persona menor de edad en los grupos de edad referidos. Para analizar el tiempo dedicado a actividades de cuidado directo según presencia de niños y niñas entre los 0 y 5 años (primera infancia) en el hogar, es importante tener en cuenta que, según el DANE (2020), el 55% de las personas receptoras de cuidados directos tienen entre 0 y 4 años y a ellas y ellos se les dedica el 77,1% del tiempo total de cuidados en el país.
En cuanto a los niños y niñas entre los 5 y 14 años, el DANE encuentra que representan el 34,8% de las personas que reciben cuidados y se les dedica el 17,1% del tiempo total de cuidados en el país.
La presencia de los niños
Encontramos que en los hogares con presencia de niños y niñas entre los 0 y 5 años, las mujeres dedicaron alrededor de 26 horas y 17 minutos a la semana a actividades de cuidado directo, mientras que los hombres dedicaron solo 12 horas y 38 minutos en el trimestre de Noviembre 2020 a Enero 2021. Luego, las mujeres invierten en promedio 13 horas y 39 minutos más a la semana que los hombres a cuidado directo cuando hay presencia de niños/as entre los 0 y 5 años. Asimismo, el tiempo que las mujeres dedican a estas actividades aumentó 1 hora y 37 minutos en dos años, mientras que el de los hombres aumentó tan solo 15 minutos.
En segundo lugar, encontramos que en los hogares con presencia de niños y niñas entre los 6 y 11 años, el tiempo promedio dedicado a la semana a actividades de cuidado directo aumentó para las mujeres, pasando de 21 horas y 25 minutos en el trimestre de Noviembre 2018 a Enero 2019, a 22 horas y 28 minutos en el trimestre de Noviembre 2019 a Enero 2020 y a 23 horas y 13 minutos en el trimestre de Noviembre 2020 a Enero 2021.
Por el contrario, el tiempo promedio dedicado a la semana a actividades de cuidado directo aumentó para los hombres entre Noviembre 2018 a Enero 2019 y Noviembre 2019 a Enero 2020, pero disminuyó entre Noviembre 2019 a Enero 2020 y Noviembre 2020 a Enero 2021. Por lo tanto, la brecha de género en tiempo dedicado a cuidado directo se atenuó (disminuyó 7 minutos) para después acentuarse (aumentó 1 hora y 14 minutos).
En tercer lugar, encontramos que en los hogares con presencia de adolescentes (entre los 12 y 17 años), el tiempo dedicado a la semana a actividades de cuidado directo aumentó para las mujeres en 1 hora y 21 minutos entre Noviembre 2018 a Enero 2019 y Noviembre 2020 a Enero 2021. El tiempo que los hombres dedicaron a actividades de cuidado directo también aumentó durante dicho periodo, pero el incremento fue de tan solo 2 minutos a la semana.
Así pues, en el trimestre de Noviembre 2019 a Enero 2020 se observa la mayor dedicación horaria por parte de los hombres a cuidado directo, de 12 horas y 3 minutos a la semana, y la menor brecha de género, de 8 horas y 1 minuto. En suma, es posible afirmar que tanto hombres como mujeres dedican más tiempo a actividades de cuidado directo cuando hay presencia de menores de primera infancia en el hogar.
También, que el tiempo que las personas dedican a actividades de cuidado ha ido aumentando en los últimos años, y en mayor proporción entre el 2019 y el 2020. No obstante, el incremento ha sido mayor para las mujeres. Finalmente, si bien la participación de las personas no se vio alterada en el agregado, el tiempo promedio dedicado a estas actividades si aumentó, tanto para las mujeres como para los hombres, tras la llegada del Covid-19.
La proporción de personas que llevan a cabo actividades de cuidado es distinta en cabeceras, centros poblados, y rural disperso. Asimismo, encuentran que la participación femenina en actividades de cuidado es prácticamente el doble que la participación masculina en todas las regiones, exceptuando la región de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Así pues, resulta importante realizar una caracterización del tiempo que dedican a cuidado hombres y mujeres teniendo en cuenta las diferencias entre regiones.