Por: Mario Solano
La construcción de «visión Huila 2020» marcó un precedente de integración y trabajo colaborativo en el departamento. Nunca antes actores tan diversos habían confluido para imaginar y diseñar un futuro común. Este proceso generó un sentido de pertenencia y esperanza en la región. La visión planteaba objetivos ambiciosos: un Huila competitivo, sostenible, socialmente inclusivo y culturalmente vibrante. Estos logros no dependían únicamente de la elaboración del documento, dependen de voluntad política, institucionalidad sólida y de un seguimiento robusto.
Desafortunadamente, parece que estos elementos no estuvieron presentes. El éxito de cualquier ejercicio de radica en su capacidad de trascender más allá del papel y convertirse en acción concreta. Aquí surge una primera gran interrogante: ¿los lineamientos de “Visión Huila 2020″ fueron incorporados en los planos de desarrollo departamentales y municipales? ¿Se diseñaron indicadores para medir el progreso hacia las metas? ¿Existieron informes que evaluaron el cumplimiento de los objetivos planteados? Este ejercicio deja importantes lecciones.
En primer lugar, demostró que la construcción de una visión compartida es posible cuando se convoca a los sectores adecuados y se fomenta el trabajo colectivo. Además, integrar la prospectiva como una herramienta de planificación en el desarrollo regional, en contextos como el actual, marcado por desafíos globales como el cambio climático. Sin embargo, se requiere un liderazgo político que entienda la importancia de la planeación a largo plazo y la trascienda de los ciclos políticos cortoplacistas, es esencial institucionalizar estos procesos, garantizando que cada gobierno entrante los adopte y, los enriquezca. Hoy, al reflexionar sobre «Visión Huila 2020», más que preguntarnos qué salió mal, debemos mirar hacia adelante y considerar cómo rescatar su esencia, para una visión Huila 2050.
Este ejercicio puede servir como punto de partida para plantear una nueva visión actualizada, que integre las necesidades y oportunidades del presente, es fundamental incorporar herramientas modernas, modelos de gobernanza participativa, análisis de datos y sistemas de seguimiento basados en tecnología. «Visión Huila 2020» fue un esfuerzo visionario. Aunque su impacto directo pueda ser cuestionable, su legado puede servir como una base sólida para rediseñar el futuro del departamento. Lo que se necesita ahora es un compromiso renovado con el desarrollo regional, en el que todos los actores, desde el gobierno hasta las comunidades, se unan nuevamente para lograr una visión del Huila 2050.
