Aníbal Charry González
Según el investigador Juan David Villa Gómez en un artículo de la revista Latinoamericana POLIS publicado en la web, sobre perdón y reconciliación: “…hablar de perdón y reconciliación en Colombia, en una perspectiva psicosocial y desde la no violencia, es una tarea que se debe abordar con respeto, intentando abarcar todas sus aristas, con suma atención para que no sea cooptado por discursos que favorecen la impunidad, que pretenden ignorar la justicia, o que invocan una paz presente o futura que, en mi concepto, no es posible sino se salvan aspectos sustanciales del pasado, especialmente aquellos en los que está implicado el horror, el trauma, la desolación, el despojo, la humillación y la exclusión de miles, de millones de personas”.
Pues bien: atendiendo este objetivo concepto sobre el perdón como dispositivo socio-emocional para la paz y la reconciliación, especialmente en nuestro convulsionado y polarizado medio, es que el candidato del Pacto Histórico Gustavo Petro habló del perdón social, lo cual fue inmediatamente tergiversado por los demás candidatos para pasarle cuenta de cobro con fines electoreros, sin entender intencionalmente lo que significa el perdón social -que no puede otorgar ningún presidente porque solo lo puede hacer la sociedad-, para atribuirle de mala fe como lo ha hecho cínicamente con su lenguaje desabrochado el candidato del continuismo y el establecimiento, Federico Gutiérrez, afirmando que lo que persigue Petro es negociar con los peores corruptos de este país. Qué cinismo el de quienes sí han negociado con los corruptos para hacer política llevándolos a los cargos públicos y están rodeados de ellos, como en la campaña del candidato del régimen.
Pero hay que precisar, atendiendo lo que significa el perdón social que no puede extenderse para fomentar la impunidad o estimular el crimen, que Petro se equivoca al proponer perdón social para delincuentes comunes que no pueden recibir perdón de ninguna naturaleza por la magnitud de sus crímenes como los hermanos Moreno Rojas, que a pesar de haber sido condenados por la justicia, no han devuelto un solo peso de los 2 billones que se robaron de manera infame con otros ladrones politiqueros, y mucho menos pretender ahora fungir de constructores de perdón social. Eso sería moralmente inadmisible, y por lo menos yo no lo otorgaría a esta clase de criminales que se roban desaforadamente la plata de todos los colombianos con tantas necesidades sociales, porque eso no conduce a ninguna reconciliación sino a estimular este crimen sistemático de lesa humanidad.
Pero también debe quedar en claro en este país de hipócritas y fanáticos políticos que defienden y votan por los corruptos dependiendo de qué lado político se encuentren, que si alguien tiene autoridad moral para plantear un perdón social a los corruptos, así sea equivocado, es Petro que ha sido un luchador insomne de la corrupción y la parapolítica que nadie le puede desconocer marrulleramente y por eso el establecimiento lo persigue con saña, como lo hizo haciendo encarcelar a los hermanos Moreno Rojas y su banda de criminales, que reitero no pueden tener perdón social.
