Diario del Huila

“Fui mamá en medio del Proceso de Paz en Colombia”

May 13, 2023

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El Proceso de Paz ha sido para Ingrid una oportunidad, no solo de regresar a la vida civil, sino para desempeñar óptimamente su rol como mamá. Para ella, el conflicto armado en Colombia debe ser parte de la historia, algo que debe terminar para no repetirse nunca. 

DIARIO DEL HUILA, NEIVA

Por: Angélica Tatiana Andrade Quimbaya

Regresar a la vida civil para reencontrarse con su familia, recorrer las ciudades tranquilamente, disfrutar la gastronomía, los paisajes y el compartir con las personas allegadas, reivindicarse socialmente, volver a abrazar a quienes dejó de ver durante aproximadamente seis años y garantizarle a su hijo bienestar, seguridad y calidad de vida, son algunas de las acciones de las que Ingrid no solo se siente orgullosa, sino que considera un motivo de infinita alegría y que sin duda, están marcando positivamente su existencia, pues la época en la que hizo parte de las filas de las antiguas FARC – EP le permite ser hoy una mujer fuerte, muy sensata y reflexiva.

Conversar con Ingrid es tener la oportunidad de conocer con detalle cómo se goza, cómo se disfruta, cómo se aprende, pero también cómo se sufre, mejor dicho, brinda la posibilidad de adentrarnos en la selva de Colombia para recrear anécdotas y la forma de vida de quienes en su momento hicieron parte del ex grupo guerrillero, de quienes decidieron o fueron obligados a permanecer ahí en busca de un propósito que, en sus inicios, fue social.

Mi hijo es esa personita que me alienta como madre, como compañera, como mujer, es mi gran fortaleza”, Ingrid.

Inicio

Ingrid, el nombre asignado por seguridad, es una joven de 24 años que ingresó voluntariamente a las filas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, después de que su papá falleciera. Ella solo tenía 13 años y vivía con sus padres y hermanos en Cartagena del Chairá, Caquetá, el municipio donde nació y creció en cercanía al río Caguán donde disfrutaba compartir, hasta que tuvieron que desplazarse al departamento del Putumayo, debido a la ejecución del Plan Patriota que trajo consecuencias en el orden público.

“Mi papá trabajaba tumbando plantas de coca artesanalmente, en esa época trabajaba al contrato y se encargaba de la tumba. En un contrato de esos él perdió la vida cuando se le cayó una palma, mis hermanos y yo quedamos sin padre y mi mamá sin esposo. Esta fue una situación difícil, mi mamá ya no me dejó más donde mi tía y nos fuimos al corregimiento Las Perlas, cerca de Puerto Guzmán, ahí es cuando empecé a tener contacto con integrantes de las FARC y les pedí que me ingresaran, yo estaba estudiando y le dije a mi mamá que yo decidía irme a las filas, ella solo me dijo que cuando se toman decisiones uno tiene que ser muy responsable y desde ese momento hice parte del grupo, yo tenía 13 años y hablé con los de las FARC que era como la autoridad del campo, ellos me dijeron que tenía que conversarlo con mi mamá”, detalló Ingrid.  

Durante su época en las filas, Ingrid comenta que recibían entrenamiento en defensa personal y adoctrinamiento en las causas sociales que impartían reconocidos líderes del continente, sobre las luchas revolucionarias en América Latina y el mundo, los reglamentos del grupo, al igual que los ideales del Che Guevara y Camilo Torres, además, se le encargaron las actividades correspondientes a la publicidad, propaganda y comunicaciones del frente, proceso del que se encargó por su tenacidad y capacidad de aprendizaje.

“Nos entregaban la dotación, esto es lo que usted va a defender, estamos acá por estas razones, estos principios, estos deberes y estos derechos, todo iba con teoría y con práctica, creo que también fue mucho el estudio político que nos daban porque no solo era ingresar, teníamos estudiar como si estuviera haciendo un curso de seguridad donde explican todo, esto hacía parte de los cursos básicos que eran el inicio de todas las capacitaciones y entrenamiento que venían, varias unidades nos internaban con sus entrenadores en un lugar lejano de la montaña. Al salir del curso, estuve en unidades que tenían mucho contacto con la población civil y tenía la oportunidad de saber siempre sobre el estado de mi familia, también iba a los cursos de sistemas que dictaban y me fui inclinando hacia la unidad de propaganda, en este momento ya estaba por cumplir los 15 años”, narró Ingrid.

En el año 2021, Ingrid tuvo a su segundo hijo que es quien le ha permitido renacer.

Recuerdos

Entre alegría y nostalgia, Ingrid recuerda algunos momentos relevantes. Por ejemplo, las fiestas que se realizaban para celebrar el cumpleaños de algún líder o comandante, el aniversario de la organización, el Día de la Mujer, de las Madres, temporadas especiales como navidad, año nuevo o el Día del Guerrillero Heroico, estas eran el escenario propicio para compartir tranquilamente e integrarse con todos los miembros de los diferentes frentes. No obstante, conocer cuando “daban de baja” a algún “compañero” eran momentos de infinita tristeza y preocupación, toda vez que era desconcertante tener presente lo que ocurriría y se expondrían.

“Yo disfrutaba mucho las fiestas, era el momento de poder compartir y estar todos tranquilos, pero también conocí el caso de personas que ingresaban infiltradas a las filas y esto nos ponía en riesgo, una vez tuvimos a la hermana de un policía a la que entrenaron para que estuviera con nosotros, ella estuvo de informante y cuando se dieron cuenta, habían pasado muchos meses, ella solo pidió que la dejaran regresar a su vida normal, que estaba arrepentida de haber aceptado ser informante. sé que ella en este momento está bien, la he visto en redes sociales, pero hubo otros que nos pusieron en riesgo y fueron causantes de algunas bajas”, comentó Ingrid.

Ser mamá

Al reunirlos en los puntos transitorios, Ingrid conoce sobre su estado de gestación, ser mamá era algo inesperado, pero también fue uno de los mejores instantes, uno que marcó su vida positivamente.

“Me mandaron a hacer la prueba de embarazo, yo trabajaba normal en lo que me tocara, yo no sentía nada y ahí es cuando informan que yo necesitaba tener actividades más pasivas, me asignaron descansos, la alimentación cambió, me dejaban tareas sencillas que no me pusieran en riesgo a mí o al bebé. Cuando salimos en el año 2017 hacia las zonas, yo estaba a dos meses de tener la niña, esto fue un enero y la niña nació en marzo. Durante mi embarazo en las filas me trataron muy bien, como ya estábamos en los puntos transitorios, teníamos la posibilidad de organizar con el gobierno las condiciones para salir a recibir atención clínica si se presentaban complicaciones”, dijo Ingrid.

Sobre su reintegro a la vida civil a dos meses de dar a luz, Ingrid confiesa que fue un motivo más para estar tranquila, pese a que algunos de sus compañeros, que estuvieron gran parte de su vida en las filas, tenían miedo de las implicaciones sociales que les traería la reincorporación a la sociedad y el proceso de legalización de tal manera que no los pusiera en riesgo.   

El tatuaje, la mirada y la postura en dirección al infinito cielo azul es un homenaje a los recuerdos y el amor de Ingrid por su hija.

“Algunos tenían mucho miedo de que a mi bebé o a mí nos pasara algo, pero yo entendía que ya estábamos en un proceso de negociación con el gobierno y que eso iba a mejorar, cuando llegamos a la zona lo primero que hicieron fue brindarnos atención médica, alimentación y los cuidados para que estuviéramos bien. Al llegar al encuentro, nos entregaron documentación y ahí iniciamos todo un proceso en el que siempre han velado por nuestra protección, reencontrarme con mi familia fue maravilloso, poder probar la sazón de mi mamá es algo de lo que no tengo palabras para describir, en las filas yo tenía un perrito como mascota y tan pronto estuvimos con mi familia él se lanzó a saludar, también estaba muy contento”, aseveró Ingrid.

Por otro lado, Ingrid reitera que ha tenido momentos difíciles, no solo relacionados a la estigmatización por parte de otras personas, sino, que tienen que ver con la pérdida de seres amados, en este caso: la de su primera hija en un accidente de tránsito.

“Este fue un momento muy duro, mi hija tenía un poco más de un año, aproximadamente un año y cinco meses, la perdí en un accidente de tránsito, la causa primordial según el informe es que el vehículo había quedado sin pastillas de freno. También perdí al papá de mi hija, a una compañera muy allegada y estas son cosas que se están trabajando para superar. Acá hay que afrontar que todos somos humanos, todos somos sensibles y pese a todo, uno tiene que dejar las diferencias entre lo que es ser excombatiente y la ciudadanía”.    

En cuanto a ser mamá, Ingrid describe que significa algo maravilloso: “Esto es algo supremamente bonito, es compartir el corazón con una persona, es un lazo muy fuerte entre madre e hijo, es saber y sentir que por esa persona uno da la vida y más, por eso protegerla, hacer que esa personita esté bien, sana, que muchas cosas malas que le pasaron a uno no le pasen a él, es algo que lo vuelve a uno inexplicable, uno como madre pasa por muchas cosas para enseñarle y proteger, para darle todo lo necesario, es algo infinitamente hermoso”, concluyó Ingrid.

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