Por: José Eustacio Rivera Montes
Lo que se vislumbró y se vio en el estallido social del 2021 se reflejó en las urnas este 29 de mayo, un poco mas del 65% de los colombianos votaron en contra del establecimiento. Unos resultados nunca antes vistos en la historia del país. La ciudadanía se pronunció contundentemente en medio de la abstención y la incertidumbre que generó la registraduria por los enrarecidos resultados del 13 de marzo.
Gustavo Petro no fue sorpresa, la expectativa de ganar en primera vuelta se fue apagando ante el crecimiento de Rodolfo Hernández, al quien le caló el mensaje anticorrupción y su exitosa campaña de redes sociales que le permitió llegar a campos y veredas, y a un ciudadano supremamente inconforme. El gobernó Duque, el desgaste del Uribismo y la caída de la clase política regional, viene generando un desprestigio de todas las instituciones, resultado: dos candidatos lejos del tradicionalismo político.
Muchos dan como ganador inmediato a Hernández, ante la sumatoria de los 6 millones de votos que consiguiera cautivar, los 5 millones de sufragios de Fico, y un eventual respaldo de Fajardo. Aunque 2 + 2 no siempre es 4, faltan largos 18 días donde los mejores resultados los conseguirá quien enarbole la mejor estrategia de los abstencionistas, los antipetristas, los inconformes y los cansados del régimen.
Petro no tiene necesidad de llegar a atacar, basta con profundizar en las propuestas que gustan en el ciudadano de a pie, en acabar con el miedo con el empresario y los estratos 4,5 y 6, y cambiar la plaza publica por salir a la calle o escuchar a la ciudadanía.
El ingeniero tiene que desligarse de cualquier apoyo de la clase política que tanto a criticado o será su principal apéndice a la derrota. Hoy JotaPe Hernández ya anunció el retiro de su campaña, ante la llegada de algunos actores del Uribismo. Rodolfo tiene que profundizar en sus propuestas, que no son claras ante la opinión. Debe encaminar su mensaje también a los académicos, y el voto inteligente. Ese sector ya conoció el mar.
El país ya habló en el primer tiempo, y muchos recibieron los resultados con esperanza y expectativa positiva. Los cambios muchas veces son buenos. Pero no pueden convertirse en un salto al vacío. Colombia entra a un periodo de transición política con sus líderes y dirigencia política. El 19 el reto es tener un cambio seguro y hacia delante.
