La regulación emocional al interior de ese núcleo familiar es clave para favorecer el bienestar mental, tejer vínculos parento-filial y dar sentido positivo al apego seguro en los hijos y pautas de crianzas adecuadas y saludables.
Mayerly Daza Párraga
Ps. Esp. Directora Fundación ANDA
www.fundacionanda.com
Hemos llegado a interesarnos por la salud mental, y en especial sobre la regulación emocional justamente hoy, nos estamos enfrentando a una pandemia de COVID-19, que han llevado a la sociedad atravesar por una crisis existencial, en tiempos de transición del mundo real al mundo virtual, ha convulsionado nuestros modos de vida, colocándonos en escenarios inesperados y sin precedentes, los cambios que han afectado profundamente las relaciones sociales y afectivas y las formas de concebirlas, modifican las costumbres, los hábitos, los valores, y sobre todo, en pequeña o gran medida a todas las instituciones sociales, entre ellas la familia, generando un deterioro psicosocial, importantes consecuencias sobre su estado emocional y, por lo tanto, repercutiendo negativamente en la salud mental de todos sus integrantes: los cuidadores, las madres, los padres, a los hijos e hijas.
Al considerar la familia como el mejor escenario donde el ser humano nace, crece, se educa y se desarrolla; está, como integrante de un sistema e institución social, preexiste inmersa en un contexto, de tal manera que sus conductas, pensamientos y emociones interactúan entre sí y se influye de manera reciproca, repercuten a las personas que acompañan esa familia, y a su vez, sobre sus emociones. En este sentido y como señala Goleman, la vida familiar es la cuna en la que el individuo comienza a sentirse él mismo y en donde se aprende la forma en la que los otros reaccionan ante los sentimientos. Por ello la familia es el espacio donde se aprende a pensar en uno mismo, en los propios sentimientos y en las posibles respuestas ante distintas situaciones (Goleman, D. 1996). Así, la regulación emocional al interior de ese núcleo familiar es clave para favorecer el bienestar mental, tejer vínculos parento-filial y dar sentido positivo al apego seguro en los hijos y pautas de crianzas adecuadas y saludables.
Entonces, reconocemos que la salud mental en las familias y el cuidado de su bienestar emocional es, por tanto, un tema prioritario que debe ser abordado de modo inaplazable, la OMS ha señalado que la familia y las prácticas comunitarias tienen un impacto decisivo en el crecimiento y el desarrollo saludable de las niñas y los niños (OMS, 2004). Que hoy sea un articulo que nos lleve a tomar consciencia, en el reconocimiento del ejercicio de la paternidad, de la maternidad o como cuidadores, reconocer que en la cotidianidad de la vida, todo el tiempo y en todo espacio el cuerpo está siendo afectado por una infinitud de sensaciones; lograr regular o no la vivencia y las emociones, es una actitud que debe asumirse con responsabilidad, de saber que hay una explosión de emociones que llevará a cada integrante de la familia a diferentes experiencias, algunas de conflicto, de adaptación y de inconsciencia o conciencia de sí mismo; esto hace que se relacione con la pulsión vital, de la cual se generan las distintas interpretaciones de la vida, las distintas formas de regular y comprender las emociones, que varía según las etapas de desarrollo del individuo.
Surgen muchas inquietudes al respecto, como padre, madre o cuidador: ¿cómo hablar de salud mental?, ¿Cómo realizó regulación emocional con mi hijo o hija?
Bien, daremos unas acciones que podemos implementar en el momento de comprender y regular las emociones, está es una habilidad necesaria para el correcto desempeño social, así como para llevar una vida satisfactoria.
Cómo hablar de salud mental, según mentalhealth.gov:
Intente empezar con estas preguntas. Asegúrese de escuchar atentamente las respuestas:
- ¿Puede contarle más sobre lo que está pasando? ¿Cómo se siente?
- ¿Tuvo sentimientos como este en el pasado?
- En ocasiones siente la necesidad de hablar con un adulto sobre sus sentimientos. Usted está ahí para escucharlo.
- ¿Cómo puede ayudarlo a que se sienta mejor?
- ¿Le gustaría hablar con otra persona sobre su problema?
- Le preocupa su seguridad. ¿Puede decirle si ha pensado en hacerse daño o en dañar a otros?
Cuando hable sobre problemas de salud mental con su hijo, usted debería:
- Comuníquese con sinceridad
- Hablar a un nivel que sea apropiado para la edad y la etapa de desarrollo de un niño o un adolescente (los niños en edad preescolar necesitan menos detalles que los adolescentes)
- Hablar del tema cuando el niño se sienta seguro y cómodo
- Observar las reacciones durante la conversación e ir más despacio o retroceder si el niño se ve confundido o alterado
- Escuchar con la mente abierta y permitir que el niño le cuente sobre sus sentimientos o preocupaciones
Teniendo en cuenta lo anterior, como padre, como madre o cuidador, ten en cuenta algunos tips para realizar Regulación Emocional
¿Como se siente?: debe haber un reconocimiento consciente de la emoción que se percibe, lleve a su hijo o hija a notar como esa emoción se conecta con sensaciones físicas y mentales; invítelo o llévelo a que se detenga por un momento, se observarse y escuche cómo esa emoción se conecta el cuerpo y la mente, describan con palabras, denle un nombre a la misma, ahí nos hacemos cargo de esa emoción.
Expresión de la emoción: dile a tu hijo o hija que al darle un nombre a esa emoción (miedo, rabia, incertidumbre, etc.), al compartirla y comentar porque se está sintiendo así, lo puede llevar a entender el como lo va afrontar, y poder actuar en el cambio de esa emoción, en la búsqueda de solucionar el factor que lo genero.
Y recuerda, muestra sensibilidad ante las emociones para generar un apego seguro, que ese padre, madre o cuidador tenga la habilidad de mostrar, interpretar y responder de manera adecuada a las señales del hijo, de la hija; les generará seguridad y protección.
