Aníbal Charry González
Si hay algo que estimule el delito, es la tardanza y la laxitud de la justicia, especialmente el de cuello blanco, que hace posible que esta clase de criminales que salen de la cantera inagotable de los carteles de la politiquería se multipliquen como mala plaga al ritmo siniestro de 50 billones de pesos al año rubricado por los mismos informes oficiales, porque saben que el sistema penal que tenemos -hecho en el contaminado Congreso que como hemos visto regularmente alberga no pocos criminales de esta laya-, precisamente a la medida de la impunidad para sus fechorías gozando de toda clase de privilegios y gabelas , de tal manera que si por desgracia son condenados después de un dilatado proceso penal reciben la benevolencia del Estado agraciados con casa por cárcel o el pago de la irrisoria condena en un sitio de reclusión 5 estrellas.
Y para muestra de esta justicia de chiste que nadie teme para seguir delinquiendo, está el anuncio de la condena a 10 años de prisión a Carlos Palacino por el desfalco de Saludcoop por
400.000 millones después de casi 20 años de haber ocurrido, encontrándose el condenado: léase bien, en libertad, porque hasta que no quede en firme la condena por unos hechos de corrupción de suma gravedad -quizás en otros 20 años mientras se surten los recursos ordinarios y extraordinarios-, no podrá hacerse efectiva la risible condena que quedará en nada con las rebajas que consagra el sistema penal para esta clase de criminales que no deberían tenerlas por el irreparable daño que causan a toda la sociedad, convertida la justicia en rey de burlas, no solo con la condena ínfima, sino con las multas millonarias y órdenes de reintegro de las sumas robadas que se quedan en la letra inerte de las sentencias porque estos pícaros se declaran en insolvencia.
Qué clase de justicia es ésta se preguntará el ciudadano de a pie, cuando después de 20 años se comunica una condena por actos de corrupción tan graves que no se puede cumplir, cuando el condenado además se encuentra libre esperando que se surtan los recursos contra la condena, que si es confirmada finalmente, el delincuente se habrá evadido a seguir disfrutando de los millonarios dineros que se robó aplaudido por la sociedad hipócrita que tenemos que antes lo adulaba porque repartía favores por haber tenido la audacia de enriquecerse ilícitamente, como casos se han visto en este paraíso del crimen y la impunidad producto de un sistema penal sastre, sobre todo para los que delinquen en grande.
Y lo peor de todo es que los candidatos a regir los destinos de este Edén del crimen y la politiquería no hacen sino hablar de combatir la corrupción en su gobierno prometiendo el incremento chimbo de las penas rodeado en su campaña de corruptos como lo hace Federico Gutiérrez, cuando no se propone una reforma estructural a la justicia para acabar con la impunidad, comenzando por los mismos presidentes que delinquen durante su ejercicio.
