En el tercer trimestre, la economía colombiana exhibió un comportamiento considerablemente peor de lo anticipado por el gobierno, los empresarios y la academia, según Fenalco. La sorpresa negativa en el rendimiento económico ha generado preocupaciones y plantea desafíos significativos para el país.
Diario del Huila, Economía
La economía colombiana ha sorprendido a la baja al contraerse por primera vez desde finales de 2020, un año marcado por los estragos de la pandemia. Los datos proporcionados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) revelan que, en el tercer trimestre de este año, el Producto Interno Bruto (PIB) del país experimentó una caída del 0.3%, una cifra significativamente inferior al modesto crecimiento del 0.5% pronosticado por analistas encuestados por Reuters y Bloomberg.
Este inesperado declive económico ha sido impulsado por tres sectores clave: la industria, el comercio y la construcción. Estos segmentos, ya mostrando signos de desaceleración, han sido los principales impulsores de la disminución del PIB durante el tercer trimestre.
El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, reconoció la gravedad de la situación al afirmar que todavía se están «sintiendo los procesos de la desaceleración económica». La industria manufacturera lideró las caídas con un descenso notable del 6.2%, confirmando una tendencia a la baja que se ha mantenido durante siete meses consecutivos.
En cuanto al comercio, este sector se contrajo en un 3.5%, mostrando señales previas de desaceleración. Los subsectores más afectados fueron alojamiento y servicios de comida, así como transporte y almacenamiento.
La construcción, por su parte, exhibió el peor desempeño con una disminución del 8%, marcando la mayor caída desde el cuarto trimestre de 2020. Las actividades de construcción de carreteras, proyectos de servicio público y otras obras de ingeniería civil fueron las más afectadas.
Urgen plan de choque
Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, advirtió antes de la publicación de los datos del PIB que era necesario un «plan de choque» para evitar una recesión, especialmente considerando que los tres sectores más afectados son grandes generadores de empleo y contribuyentes significativos al PIB.
En medio de este panorama desalentador, cinco de los doce sectores medidos por el Dane experimentaron contracciones, incluyendo actividades profesionales, científicas y técnicas, así como el sector de información y comunicaciones. Sin embargo, las actividades artísticas y la administración pública y defensa mostraron crecimientos del 4.9% y 5.3%, respectivamente.
Economistas, como Munir Jalil de BTG Pactual, sugirieron que este resultado negativo debería llevar al Banco de la República (Banrep) a iniciar un ciclo de flexibilización de la política monetaria en diciembre.
Este inesperado descenso deja a Colombia rezagada en la región y a nivel mundial, con una tasa de crecimiento del 1%, muy por debajo de países como México, China y Estados Unidos. El estancamiento en el consumo de los hogares y una preocupante caída del 33.5% en el sector de inversión subrayan la urgencia de abordar los desafíos económicos que obstaculizan el desarrollo del país.
Desglose por Sectores
La industria manufacturera, con una caída del 6.2%, ha reafirmado la tendencia a la baja que viene mostrando la producción en el sector. Las estadísticas más recientes del Dane revelan que, de las 39 actividades industriales, 31 han experimentado retrocesos. Este comportamiento se refleja también en la disminución del personal ocupado y las ventas reales del sector.
Al desglosar los datos del PIB industrial, se observa que los peores desempeños se registran en la fabricación de productos textiles, confección de prendas de vestir y calzado; junto con la fabricación de productos metalúrgicos básicos.
En el comercio, la contracción del 3.5% refleja las señales de desaceleración que ya se observaban. Al analizar los datos, se destaca el bajo rendimiento de los subsectores de alojamiento y servicios de comida, así como los de transporte y almacenamiento, que presentan las mayores retracciones.
Esta tendencia a la baja ya se anticipaba tras conocerse que las ventas reales del comercio minorista decrecieron un alarmante 9.3% al cierre de septiembre. Estas cifras llevaron a Fenalco a solicitar un plan de choque al Gobierno Nacional para evitar una recesión, subrayando la necesidad de liderazgo y voluntad política para implementarlo.
En el caso de la construcción, este sector exhibió el comportamiento más bajo con una disminución del 8%, la mayor desde el cuarto trimestre de 2020. Al desglosar este sector, se observan retrocesos significativos en la construcción de carreteras y vías de ferrocarril, proyectos de servicio público y otras obras de ingeniería civil, así como en las actividades especializadas para la construcción de edificaciones y obras de ingeniería civil.
Las construcciones residenciales y no residenciales también experimentaron caídas. Según las cifras de Camacol, entre enero y septiembre se dejaron de vender casi 92,000 viviendas, con una caída del 48% en comparación con el mismo periodo del año pasado.
La caída más pronunciada se evidencia en el segmento de interés social, con una contracción del 52.6%. Las ventas de viviendas de interés social pasaron de 138,989 unidades a 65,867, reflejando la gravedad de la situación.
Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda, hizo hincapié en la necesidad de trabajar en la recuperación económica, destacando que esto pasa por la reactivación de las obras civiles y vivienda. Aunque reconoció que la reducción de tasas de interés es clave en la recuperación económica, no anticipa un «recorte agresivo» en diciembre.
Consumo e inversión en declive
El presente panorama económico presenta indicadores preocupantes de declive tanto en el consumo como en la inversión. El estancamiento en el consumo de los hogares, que apenas experimentó un modesto crecimiento del 0.4%, se destaca como un hecho sumamente desfavorable. Este fenómeno se atribuye en gran medida al impacto generado por la reciente reforma tributaria.
Agravando la situación, se observa una alarmante caída del 33.5% en el sector de la inversión. Este fenómeno se traduce en una preocupante parálisis en proyectos de infraestructura, a la par que las empresas colombianas, en general, han optado por frenar o postergar sus planes de inversión. Este comportamiento se atribuye no solo a las elevadas tasas de interés sino también a la creciente incertidumbre generada por los efectos negativos de las reformas actualmente en curso en el Congreso, con especial énfasis en las relacionadas con la legislación laboral. A esta compleja situación se suma el inoportuno proyecto de ley de reajuste a los avalúos catastrales.
El crecimiento acumulado hasta septiembre de este año se sitúa en un modesto 1%. Si esta tendencia persiste, se proyecta que la variación para el año completo seguirá una línea similar, subrayando la necesidad de abordar de manera urgente y efectiva los desafíos que obstaculizan el desarrollo económico.
Perspectivas y Llamados a la Acción
En medio de este panorama desafiante, se ha intensificado el llamado a la acción. Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, ha urgido al Gobierno a implementar un «plan de choque» para evitar una recesión más profunda. Cabal destaca la importancia de un liderazgo decidido y voluntad política para enfrentar estos desafíos económicos.
Economistas y analistas señalan la necesidad de que el Banco de la República (Banrep) inicie un ciclo de flexibilización de la política monetaria en diciembre para estimular la actividad económica.
Colombia, actualmente por debajo de países como México, China y Estados Unidos en términos de crecimiento económico, enfrenta un futuro incierto. La reducción en el consumo y la inversión plantea desafíos significativos, y la implementación de medidas efectivas se presenta como imperativa para revertir la tendencia negativa y promover la recuperación económica.
