En un tributo al artista colombiano Fernando Botero, la ‘Paloma de Paz’ fue colocada junto a su féretro en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional.
Esta conmovedora instalación es un homenaje al legado de Botero, quien a lo largo de su vida impactó al mundo con su singular estilo artístico y su compromiso con la paz y la reconciliación.
La ‘Paloma de Paz’, una de las obras más emblemáticas del Maestro Botero, representa un símbolo de esperanza y unidad en medio de la adversidad. Desde su creación, esta obra maestra ha sido un emblema de la lucha por la paz en Colombia y en el mundo entero.
Con sus alas blancas desplegadas, su pico dorado y su imponente figura de bronce fundido de 75 kilogramos, se preparó para emprender su viaje desde la Casa de Nariño al Salón Elíptico del Capitolio Nacional.
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La travesía de esta emblemática obra de arte, que simboliza el Acuerdo de Paz entre el Estado y las extintas Farc firmado en 2016, fue cuidadosamente supervisada por miembros del Ministerio de Cultura, el Museo Nacional, el Batallón Guardia Presidencial del Ejército, Casa Militar y la Policía. Cada detalle fue tenido en cuenta, desde documentos y pólizas hasta especificaciones técnicas, y cerca de 60 personas colaboraron para garantizar un viaje sin contratiempos.
El traslado de la Paloma de la Paz contó con todos los honores militares y atrajo la atención de nacionales y extranjeros, todos unidos en un mismo propósito: reunir al ave con su creador, el maestro Fernando Botero.
La iniciativa de llevar a cabo este desplazamiento fue instruida por el presidente Gustavo Petro, quien expresó que la obra debería acompañar los homenajes al maestro Botero.
Cuatro miembros del Batallón Guardia Presidencial llevaron la escultura, de dimensiones 64 cm de alto, 51 cm de ancho y 59 cm de largo, en un guacal azul especialmente diseñado para su transporte. La Paloma de la Paz se desplazó escoltada por un centenar de uniformados que interpretaron la marcha «Antiguos Camaradas» a cargo de la banda de esta división del Ejército Nacional.
La Paloma de la Paz, junto con su creador, estarán disponibles en el Capitolio Nacional para que todos aquellos que deseen rendir un último tributo al maestro Fernando Botero puedan hacerlo.
El presidente Gustavo Petro Urrego hizo referencia a la necesidad de que la paz «tenga un vuelo sostenido», una aspiración simbolizada por esta icónica obra de arte.
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