La resistencia a los medicamentos antimicrobianos surge cuando las bacterias, los virus, los hongos y los parásitos cambian a lo largo del tiempo. Hace que cuando las personas se enferman no cuentan con tratamientos que antes eran efectivos contra las infecciones. Como consecuencia de este problema, más de 1,2 millones de personas murieron en el 2019 como resultado directo de infecciones bacterianas resistentes a los antibióticos, según la estimación más completa hasta la fecha del impacto mundial de la resistencia a los antimicrobianos (RAM). Esto significa que las muertes por la resistencia a los antimicrobianos ya superaron a los fallecimientos por la infección por el VIH o la malaria o paludismo.
La estimación se conoció hoy a través de un análisis publicado en la revista de medicina The Lancet. Fue realizado por un equipo de científicos de los Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Brasil, Perú, Colombia, México, entre otros. Contaron con la colaboración de la Organización Panamericana de la Salud, y el Consorcio Internacional para el Control Nosocomial, fundado por el médico argentino Víctor Rosenthal, entre otras instituciones. En la Argentina, hay un proyecto de ley para abordar el problema en la Cámara de Diputados desde el año pasado.
El análisis de 204 países y territorios, publicado en The Lancet, revela que la resistencia a los antimicrobianos es hoy una de las principales causas de muerte en todo el mundo, más que el VIH/SIDA o la malaria. Muestra que muchos cientos de miles de muertes se producen por infecciones comunes, que décadas atrás eran tratables, como por ejemplo las infecciones de las vías respiratorias bajas y del torrente sanguíneo. Eso ocurre porque las bacterias que las causan se han vuelto resistentes al tratamiento.