Gloria Camargo
En Colombia, una de las principales preocupaciones de los ciudadanos se centra en la distribución de los bienes de una persona fallecida. En general, se cree que la pareja y los hijos son los más beneficiados en este proceso. Sin embargo, lo que pocos saben es que las deudas también se heredan, lo que puede convertirse en un problema para los herederos.
Según el Código Civil colombiano, dos tercios de toda la herencia deben ir obligatoriamente a los familiares directos, conocidos como «herederos forzosos». La línea de sucesión hereditaria establece que los hijos y descendientes tienen prioridad, seguidos por los padres y ascendientes, el cónyuge, los hermanos y sobrinos, otros parientes hasta el cuarto grado de consanguinidad y, por último, el Estado.
Es importante destacar que para que se llegue al siguiente punto en la línea de sucesión, no debe existir el anterior. Esto significa que los hijos y descendientes tienen prioridad sobre los padres y ascendientes, y así sucesivamente.
Cuando una persona fallece, las deudas deben pagarse con los bienes o el patrimonio que tenía esa persona. Esto significa que los herederos no deben pagar las deudas con su propio dinero, sino que estas se pagarán utilizando los bienes del fallecido. El remanente será el que se distribuirá entre los herederos, según lo estipulado por el Código Civil.
Pero, ¿qué ocurre cuando las deudas superan los bienes o propiedades del fallecido? En ese caso, existe la opción de «repudiar la herencia» o «aceptarla con beneficio de inventario». La primera opción implica rechazar por completo la herencia, según lo establecido en el artículo 1282 del Código Civil.
Por otro lado, la aceptación de la herencia con beneficio de inventario implica que el heredero se queda con los bienes, pero también asume la responsabilidad de pagar la deuda existente. Por ejemplo, si la persona fallecida poseía una propiedad valorada en 100 millones de pesos, pero la deuda asciende a 150 millones, el heredero puede quedarse con la propiedad, pero debe responder por los 150 millones de deuda.
En cuanto a las deudas bancarias, también se heredan, ya que forman parte de los bienes del fallecido. No obstante, aplica el mismo principio mencionado anteriormente: estas deudas se pagan utilizando los bienes de la persona fallecida, por lo que los herederos no están obligados a asumir la responsabilidad de pagarlas.
A menos que los hijos hayan firmado como garantes de una deuda, no están obligados a pagar las deudas de sus padres, ni siquiera en vida de estos. La deuda recae sobre la sucesión y debe saldarse antes de distribuir los bienes a los herederos, tal como lo explica la página especializada Gerencie.
Es importante resaltar la importancia de los seguros de vida. Si la persona fallecida contaba con un seguro de vida que cubriera sus deudas, los bienes no se verán afectados.
