José Eliseo Baicué Peña
No es un secreto que el departamento del Huila, a pesar de poseer ventajas comparativas en la producción de bienes agrícolas, mineros y piscícolas, carece de una infraestructura en transporte que permita aprovecharlas y proyectarlas en el contexto nacional.
Por eso, vale recordar, por ejemplo, que el crecimiento económico que presentó Estados Unidos en el siglo XIX y comienzos del XX, se debió a dos factores primordiales: primero, porque la utilización de los ríos Mississipi y Missouri permitió interconectar, a bajos costos, los extremos de la Nación; y, segundo, porque la construcción de vías férreas facilitó la rápida comunicación entre el territorio del Norte y el Sur.
Otro referente es la Europa de la posguerra, cuando sus países plantearon, como política nacional, la canalización de ríos y quebradas para hacerlos navegables y aptos para la comercialización.
En este sentido, el Huila y Colombia deberían llevar a cabo una política clara de canalización de sus ríos y afluentes, más allá de mirarlos como medios de navegación, de por sí muy escasa, con la finalidad de convertirlos en elementos claves para el comercio y motor de la competitividad.
El pueblo opita ha retrocedido mucho, pues, el río Magdalena, hace más de un siglo, era utilizado para este propósito. Hoy, no es aprovechado como debería, más bien lo “usan” para otros fines no muy productivos.
Así las cosas, es bien sabido, que el concepto de desarrollo no se relaciona solamente con el crecimiento, pues, tiene un componente de carácter ideológico y de raíces en los valores que es muy grande y que no es exclusivamente de enfoque científico.
Sin embargo, el crecimiento económico, si bien, seguramente, no es lo más importante, es la condición necesaria para emprender cualquier proceso de desarrollo. Un desarrollo, que tiene que estar articulado en un contexto que exija dinámicas constantes de oferta y demanda reguladas por una sociedad de consumo que cada vez se hace más exigente.
Es preciso crear estrategias de mercadeo que incluyan comercialización, medios de comunicación y transporte, y constante conocimiento técnico de los ciclos económicos del país y del mundo. Es urgente estar a la vanguardia de las nuevas tecnologías como procesos de innovación y aprendizaje organizacional, política tecnológica y estrategia de operaciones.
Más vías, más desarrollo, más crecimiento, más competitividad.
