José Eliseo Baicué Peña
Douglas North, autoridad mundial en instituciones, sostiene que las regiones que poseen universidades siempre tienen tendencia al desarrollo y progreso en todas sus esferas. Pues, estas instituciones se constituyen en un motor de crecimiento continuo que día a día colocan sobre la mesa una agenda de mejoramiento para todos.
Siempre he dicho que la historia del departamento del Huila y de Neiva, por supuesto, se divide en dos: antes y después de la Universidad Surcolombiana.
Hoy, la Usco, como es ampliamente conocida en la región, está formando a más de 15.000 estudiantes, de los cuales 11.921 son de Neiva, y el 90% están en los estratos 1 y 2. Esta Casa de Estudios en sus 55 años historia ha formado profesionales en varias disciplinas del conocimiento, quienes sirven en varias empresas nacionales e internacionales, lideran procesos en diversos sectores, y llevan en alto el nombre de su alma mater.
Esta alusión la hago, en virtud de que en el Concejo de Neiva cursa una propuesta de cobrar el impuesto predial a esta Casa de Estudios que hoy goza de Acreditación de Alta Calidad y que se ha convertido en un ícono en el contexto nacional como institución de gran reconocimiento académico.
Propuesta que me parece no conveniente para una institución que le ha dado nombre a la ciudad y al departamento. Una Casa de Estudios que cada vez contribuye al mejoramiento y al desarrollo de la región Surcolombiana. Un alma mater que formó y cualifica a la mayoría de docentes del Huila. Una entidad que ha formado a gran parte de la clase dirigente de esta región. Una institución que formó a la clase media y que continúa con el cumplimiento de sus propósitos misionales, pese a los recortes presupuestales del gobierno nacional.
No se debe desconocer que la Ley 30 de 1992 congeló los aportes asignados por la Nación, obligando a que su presupuesto crezca al ritmo del IPC, dado que el panorama de gastos es más oscuro al crecer por encima de la inflación.
Aprobar un impuesto para la Usco, no solo es inadecuado e inconveniente, sino, que afectaría negativamente el normal funcionamiento de la universidad. Y, aquí entra pago de profesores, desarrollo de prácticas y gastos normales de su accionar cotidiano.
Además, por supuesto, de la afectación a cientos de estudiantes, familias, proyectos de vida, y consolidación de una país en paz y educado.
Al cierre de este artículo se debatía en el cabildo capitalino este álgido tema. Espero que los honorables concejales no den su aval a esta iniciativa, y continúen apoyando los grandes proyectos de la ciudad que contribuyen a su crecimiento y desarrollo. Ojalá no se apruebe este impuesto para la Usco.
