Por: Mario Solano
(Reconocimiento a Axel Kaiser, autor del libro, Fatal Ignorancia, apartes del libro)
Si algo prueba la historia del socialismo, es que el poder de las ideas y la capacidad de criminalidad a distancia de los intelectuales no tienen límites. Por eso jamás deben descuidarse. El socialismo nunca fue obra de las masas, ni de mayorías alguna, sino de un pequeño grupo de historiadores, economistas, sociólogos y filósofos que lograron desarrollar una ideología con un poder narcótico sin precedentes en el mundo moderno. Esos intelectuales, la mayoría de ellos desconocidos para el hombre común, estuvieron en la primera línea del proceso de producción y hegemonía intelectual. En una segunda línea estuvieron muchos de los cantantes, sacerdotes, actores de cine, periodistas, escritores y artistas de distinto tipo que fueron haciendo de una ideología aberrante, una teoría socialmente aceptable y políticamente rentable.
Salvo excepciones, la centroderecha económica y política se dedicó́ a cosechar los beneficios del sistema económico liberal sin comprometerse con su defensa de los ideales, incluso hoy, esa amenaza parece incomprendida por una clase empresarial y política que ha mostrado poco carácter y claridad respecto a sus ideas y la defensa de la democracia. Como explicó Karl Popper, hasta el cansancio, ¨la historia no se encuentra determinada por leyes, sino que la hacemos los seres humanos día a día¨. Los únicos responsables de nuestros fracasos somos los mismos colombianos, que en nuestra comodidad, ignorancia y cobardía no hemos estado dispuestos, salvo excepciones, a defender ideas liberales clásicas de esfuerzo personal, libertad económica, responsabilidad individual, estado subsidiario e igualdad ante la ley, y hoy se encuentra seriamente amenazadas. La centroderecha, salvo escasas excepciones, no entiende ni cree, en el poder de las ideas y de la cultura como factores decisivos de la evolución política, económica y social. Olvidando, que el ser humano se mueve fundamentalmente por las creencias, prejuicios, estereotipos, valores e ideas que le transmite el colegio, la iglesia, la familia, la universidad, la televisión, los libros, el teatro, la música, etc. Todo ese espacio en que la persona forja su identidad y sus creencias que definirán sus acciones, es lo que se suele llamar cultura. Este es el campo de batalla por excelencia de cualquier proyecto político y social. La derecha, que no entiende lo anterior, ha dejado que la izquierda acapare la cultura casi sin contrapesos permitiéndole instalar su mensaje. Esa es la fatal ignorancia de la derecha: no entender que la cultura y el mundo intelectual son decisivos en la batalla por las ideas y que del resultado de esa batalla, depende finalmente el de la lucha política y en consecuencia el destino del país. Sin ideas de derecha, no hay ni política ni economía de derecha. Este mensaje sobre la importancia de las ideas se debe tomar lo suficientemente en serio y no esperar que sea demasiado tarde. Si ustedes creen que se tiene asegurado el desarrollo y la situación económica, están muy equivocados. El abandonar la cultura, al predominio de las ideas socialistas nadie puede quejarse después de que el país es, cada vez menos libre, que la economía se estanque o retroceda como ha sucedido en todos los países a donde ha llegado el socialismo o progresismo. ¨Lo único que se necesita para el triunfo del mal, es que los hombres buenos no hagan nada¨. EDMUND BURKE
