Por: Angélica Andrade
Son tres los riesgos cibernéticos a los que más se exponen quienes emplean aplicaciones bancarias, esto debido a que ciberdelincuentes usan sobreposición de pantallas en diferentes plataformas para el hurto de información.
Las dinámicas de un entorno globalizado y la facilidad que emerge de las soluciones tecnológicas hacen que el uso de plataformas digitales para el acceso a todo tipo de establecimientos, incluidos los bancos, ha aumentado a pasos agigantados.
De acuerdo con el grupo de servicios financieros y entidad bancaria norteamericana, Chase, en América Latina hay aproximadamente 109 millones de usuarios de aplicaciones bancarias, lo cual deja en evidencia una serie de diferentes tipos de inseguridad frente a las páginas web. Pues pese a que los dos canales son netamente virtuales, para acceder a ellos se emplean distintas formas y los ecosistemas en los que se emplean produce que los riesgos y problemas de ciberseguridad sean manejados de otras maneras.
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“La banca ha entendido que hay mejores formas de motivarnos para hacer una transacción, porque cada vez es más barato tener un buen dispositivo móvil, pero eso también supone un riesgo porque la superficie de ataque creció”, aseveró el vicepresidente de ventas para Latinoamérica de Appgate, David López.
Entre los hallazgos significativos está la aparición de “aplicaciones falsas”, que buscan suplantar las oficiales para tratar de engañar a los usuarios y así hurtar la información. Al respecto, la mencionada organización dedicada a la ciberseguridad, aseguró que esta forma de fraude aumentó en un 105 % en 2022 y se posicionó como la tercera manera de ataque más frecuente en el robo bancario, después del phishing y el empleo de marca no autorizado.
En consecuencia, las aplicaciones falsas fueron el tipo de ataque que más aumentó en Latinoamérica durante el año 2022, con un ascenso del 97 %, lo que plantea que el continente es una región atractiva e importante para los ciberdelincuentes.
