DIARIO DEL HUILA, SALUD
En el Día Nacional de la Salud en el Mundo del Trabajo, se revela un panorama que preocupa, una de cada ocho personas sufre algún trastorno mental, siendo la ansiedad y la depresión los más comunes a nivel mundial. Las características del ambiente laboral pueden proteger o socavar el bienestar mental de los trabajadores. Por ello, el abordaje de los factores psicosociales en los lugares de trabajo es un desafío urgente para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (SST).
El pasado 16 de junio, la Organización Mundial de la Salud presentó su más reciente Informe Mundial sobre Salud Mental. A partir de la última evidencia disponible, el documento revela que los trastornos mentales se han agudizado y se han vuelto frecuentes en todos los países: aproximadamente una de cada ocho personas en el mundo sufre algún trastorno mental, siendo la ansiedad y la depresión los más comunes.
A su vez, alerta que, a nivel mundial, puede haber 20 intentos de suicidio por cada fallecimiento y que este fenómeno representa la causa de, al menos, una de cada 100 muertes. Así mismo, la OMS señala que los trastornos mentales son la principal causa de años de vida perdidos por discapacidad (AVAD) y representan uno de cada seis casos de este tipo en el mundo.
Si bien la pandemia por la COVID-19 contribuyó a agravar la problemática, en la actualidad hay otros factores que amenazan la salud mental, entre ellos, la desigualdad, los conflictos prolongados, las recesiones económicas, la polarización social, la violencia, las emergencias humanitarias generalizadas y el cambio climático.
Así mismo, los entornos en los que se desenvuelve el ser humano en su día a día influyen profundamente en la salud mental. “Por ejemplo, es sabido que el trabajo es beneficioso para la salud mental porque permite a las personas desarrollar habilidades y destrezas, interrelacionarse, crear sentido de pertenencia, realizarse y mejorar su calidad de vida. Sin embargo, dependiendo de las características del ambiente laboral este puede proteger o socavar el bienestar mental de los trabajadores. Por ello, el abordaje de los factores psicosociales en los lugares de trabajo es un desafío urgente para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (SST)”, reconoce Adriana Solano Luque, presidenta ejecutiva del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS), al advertir la importancia de llamar la atención sobre este tema durante el Día Nacional de la SST o Día de la Salud en el Mundo del Trabajo, que se conmemora en recordación de los más de 100 trabajadores fallecidos en la construcción de la represa hidroeléctrica del Guavio.
Algunos de los factores de riesgo están relacionados con la cultura organizacional, asociados a estilos de gestión, liderazgo y comunicación donde aparecen fenómenos como el acoso laboral, el burnout, el estrés, las dificultades para desconectarse de las actividades y los desbalances entre la vida laboral y personal.
De hecho, el año pasado la OMS y la OIT advirtieron que el 9 % de la población trabajadora mundial tiene jornadas laborales excesivamente prolongadas, lo cual no solamente incrementa el riesgo de padecer trastornos mentales sino también las posibilidades de sufrir discapacidades o fallecer por motivos ocupacionales.
Por su parte, en Colombia, la Encuesta Nacional de Salud Mental (2015) mostró que el exceso de trabajo, los contratos laborales inciertos o el desempleo están teniendo gran impacto en la salud mental de los colombianos.
¿Por qué este tema debería importarles a las empresas?
La salud mental tiene efectos directos sobre el rendimiento laboral de los trabajadores, los cuales se ven reflejado en los indicadores de productividad, el clima organizacional, la motivación y el sentido de pertenencia.
En este sentido, la OCDE (2021) ha señalado que las personas con enfermedades mentales tienen peores resultados educativos, laborales y de salud física que las personas con buena salud mental.
Incluso, existen estudios que señalan que cuando un trabajador experimenta un trastorno mental o atraviesa una crisis emocional, sus procesos de atención, percepción, memoria, pensamiento y aprendizaje se ven afectados. Esto conduce a la comisión de errores y descuidos que pueden elevar los índices de accidentalidad laboral.
De ahí que la salud mental de los trabajadores tenga una estrecha relación con determinados costos para las organizaciones, que pueden expresarse en términos de pérdidas de productividad, incumplimiento de objetivos, absentismo, presentismo, accidentalidad y otros impactos más intangibles, pero igualmente importantes, como un estado de ánimo negativo entre los empleados y una reputación desfavorable.
Al respecto, la OMS (2022) ha señalado que las consecuencias económicas de los trastornos mentales son enormes y que las pérdidas de productividad y otros costos indirectos suelen superar con creces los costos de la atención de salud.
“Lo alarmante aquí es que, según el informe de la OMS, los trastornos mentales están gravemente desatendidos: en promedio, los países dedican menos del 2 % de sus presupuestos de atención de salud a la salud mental y la mayoría de las personas que sufren trastornos mentales no recibe ningún tratamiento”, indica Solano. La presidenta del CCS hace un llamado a las organizaciones para que incluyan la salud mental dentro de sus prioridades en gestión de la SST teniendo en cuenta que “no hay entornos laborales seguros y saludables sin bienestar psicológico y emocional”.
Para ello, recomienda invertir en el desarrollo de programas de promoción y prevención de la salud desde una perspectiva integral que armonice el cuidado de la salud física y mental; utilizar herramientas como la ISO 45003 que brinda pautas para gestionar el riesgo psicosocial dentro de un sistema de gestión de seguridad y salud en el trabajo; dotar a sus equipos de trabajo con profesionales especializados en la materia capaces de detectar y gestionar oportunamente los casos que se puedan presentar; intervenir conductas o factores asociados a la cultura organizacional que puedan ser estresores o motivadores de trastornos mentales y crear redes de apoyo social basados en la comunicación abierta y empática.