Un tribunal de la ciudad de Jmelnitski, en el oeste de Ucrania, ha ordenado la liberación de los primeros detenidos que se ofrecieron como voluntarios para unirse al Ejército en la lucha contra la invasión rusa. Esta medida se enmarca dentro de una nueva ley aprobada recientemente que busca aumentar el número de soldados para enfrentar la agresión rusa. Según las autoridades ucranianas, más de 3.000 detenidos han manifestado su intención de integrarse a las fuerzas armadas a cambio de su liberación.
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«El tribunal accedió a sus peticiones y ordenó al centro de detención de Jmelnitski que liberara inmediatamente a los hombres de sus condenas para que cumplieran un servicio militar por contrato», declaró en un comunicado el miércoles. Ambos hombres fueron considerados aptos para el servicio militar tras superar exámenes profesionales y psicológicos, además de poseer un nivel suficiente de condición física.
Esta decisión forma parte de una legislación adoptada a principios de mayo por el parlamento ucraniano y firmada por el presidente Volodimir Zelensky, que permite el reclutamiento de ciertos prisioneros a cambio de una amnistía. Sin embargo, la medida excluye a los condenados por delitos graves como asesinato, violencia sexual o ataques a la seguridad nacional.
En comparación, en Rusia, el grupo paramilitar Wagner ha reclutado a decenas de miles de presos desde 2022, muchos de los cuales han muerto en combates intensos, incluyendo la batalla de Bakhmut. Oleg Tsvili, director de la ONG «Protección de los presos en Ucrania», expresó en mayo su preocupación de que los detenidos ucranianos puedan enfrentar un destino similar.
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El avance territorial ruso en Ucrania ha sido el más significativo desde finales de 2022, aunque Kiev afirma haber detenido este progreso, algo que Moscú niega. La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) expresó su «extrema preocupación» por el aumento de las necesidades humanitarias y los desplazamientos forzados causados por la ofensiva rusa. ACNUR advirtió que las condiciones en Kharkiv, que ya alberga a 200.000 desplazados internos, podrían empeorar si continúan los ataques terrestres y aéreos.