Nuevamente el departamento vuelve a ser escenario de protestas sociales propiciadas por la minga indígena, quienes se tomaron la ruta 45 en el sector del Puente del Pescador, jurisdicción del municipio de Hobo, donde arribaron el domingo en las horas de la tarde procedentes del departamento del Cauca. Es la tradición cuando se inicia un cuatrienio del periodo de la gobernación del Huila, para exigir el cumplimiento de los compromisos que las anteriores administraciones nacionales han firmado con estas organizaciones, de ingratos recuerdos, porque han persistido a través de los bloqueos que duran más de una semana, generando una semiparálisis de la dinámica productiva en la región surcolombiana. Esperamos que no persistan con iniciar estos bloqueos, porque el gobierno nacional desde que asumió el primer mandatario de los colombianos los ha ponderado y los ha enaltecido para desarrollar estos actos delincuenciales que afectan al bienestar de las familias. Por orden presidencial, la fuerza pública y el ejército no pueden intervenir con el despeje de las vías taponadas. Esta actitud del ejecutivo nacional tiene hastiado a la sociedad colombiana, porque no se ejerce la autoridad, así sus adeptos justifiquen esta clase de acciones irracionales y criminales, por las consecuencias que afectan a la dinámica productiva del país.
Esperamos que exista la conformación de una mesa de diálogo, entre las instancias gubernamentales y los dirigentes de la minga indígena, con el fin de dirimir positivamente las demandas sociales que plantean y que no vayan a afectar a las familias de la región. En el Huila, cerca de 1.000 personas están participando de esta movilización que se han ubicado en el puente del pescador jurisdicción del municipio del Hobo. En otrora, se han presentado reiterados bloqueos que provocan un caos en la dinámica económica del departamento y de sus vecinos. Desafortunadamente el incumplimiento de las promesas electorales por el gobierno nacional y desafortunamente los huilenses pagamos los platos rotos porque provienen del Cauca, donde ya se encuentran totalmente desilusionados de la retórica barata del presidente Gustavo Petro, y que los tienen bastante preocupados por la creciente violencia que han impulsado las organizaciones narcoterroristas, que están generando muerte, destrucción y reclutamiento de menores en sus cabildos.
Así mismo, no se trata de una protesta que apunte a reivindicaciones concretas en materia de provisión de bienes o servicios. Más que eso, y como sus líderes lo han dejado claro, quieren llamar la atención del país sobre la crítica situación que se vive en sus territorios. Esto, debido al deterioro del orden público, resultado de sangrientas disputas entre grupos armados por el control de rentas ilegales y del orden social. Una feroz pugna en la que los indígenas han quedado atrapados en medio de múltiples fuegos con un costo enorme No hay duda de que es una tragedia.
