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“William Fernando Pérez Laiseca dio la orden”

Ago 10, 2024

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“William Fernando Pérez Laiseca dio la orden”. Así lo aseguró ayer Felipe Andrés Ramírez Gómez, quien hizo parte de la AFEUR 11, que asesinó a Juan Carlos Aguirre Macías. El exmilitar dijo que Pérez Laiseca lo amenazó a él y a otros con acabar con sus carreras, “Mi carrera se vio amenazada por un artículo de un código de reglamento o institucional de Régimen Disciplinario Único, Artículo 103, facultad discrecional, con el que me amenazaron si yo no cumplía con la política seguridad democrática”, dijo.

DIARIO DEL HUILA, INVESTIGACIÓN

Por: Gustavo Patiño

En el segundo día de la audiencia de reconocimiento de responsabilidades por los asesinatos de civiles presentados como bajas en combate, subcaso Huila del caso 03 de la JEP, se conoció por parte de los comparecientes de la fuerza pública el modo en el que se planearon, ejecutaron y encubrieron los asesinatos de personas en el patrón de vulnerabilidad, donde las víctimas fueron engañadas, muchas veces con promesas de trabajo, para ser asesinadas y presentadas como guerrilleros muertos en combate. La Magistrada Lily Andrea Rueda Guzmán señaló que, en este patrón de criminalidad, se tuvo la falsa creencia por parte de los uniformados de que, al ser personas en condiciones vulnerables, no iban a ser extrañadas por sus familiares.

“Lo enterraron cuatro veces”

En sus intervenciones las víctimas cuestionaron por quienes fueron los que dieron las órdenes para asesinar a las víctimas de los mal llamados ‘Falsos Positivos’, cuál era la estructura que les permitía a los militares desarrollar estos atroces crímenes. Igualmente cuestionaron el porqué de las fechas, generalmente festivos como jueves santo, seis de enero o días festivos de diciembre. Entre los familiares acreditados que intervinieron participó Mauricio Aguirre, hermano de Juan Carlos Aguirre, quien fue asesinado en febrero del 2008, “los militares me quitaron a mi hermano, pero me dieron 208 familias, somos grandes y hoy vamos a hacer justicia, porque ellos, esos asesinos, nos tienen que contar la realidad, cómo mataron a mi hermano”, señaló Mauricio en su intervención.

Aguirre aseguró que su hermano fue enterrado cuatro veces: Cuando fue asesinado y dispusieron su cuerpo en el monumento 14 del Cementerio Central de Neiva, cuando se lo entregaron y él lo trasladó a otra bóveda. Posteriormente la administración del Camposanto lo sacó de allí “porque no había pagado 550 mil pesos que tocaba los otros cinco años de contrato, me lo enviaron a dormir debajo de una casa que tiene la administración de la parroquia, cuando ellos vieron que le decretaron medida cautelar al cementerio, me lo volvieron a enviar al monumento 14 en la bóveda 354, después me entregaron a mi hermano el 29 de febrero».

«Los señores (Medicina Legal) investigaron si era mi hermano, me lo entregaron y lo enterré dignamente como un ser humano, como una persona humilde, no guerrillera, ni como ustedes dijeron que era un desechable, no señores aquí está el hermano de una persona humilde y trabajadora”.

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‘Yo los presioné’

El primero de los comparecientes fue Mario Hernán Duarte Méndez, quien perteneció al Batallón de Infantería 27 ‘Magdalena’ de junio del 2005 hasta noviembre del 2007 primero como oficial de operaciones y luego como ejecutivo y segundo comandante del batallón. El exmilitar reconoció que, por su ejercicio de presión, las unidades bajo su mando se vieron inmersas en operaciones de reclutamiento, apoyadas por informantes que luego se convirtieron en reclutadores buscar y posteriormente a reclutar personas inocentes con estado de vulnerabilidad.

Una vez los localizaban, los abordaban “y les hacían propuestas de trabajos remunerados económicamente y, de esta manera, los engañaban procediendo a llevarlos a sitios ya establecidos, donde otros miembros de la unidad militar, los recogían y eran llevados a los sitios donde fueron asesinados”, aseguró y reconoció que su responsabilidad, al tener una posición de mando, abarca múltiples aspectos, “como oficial de operaciones se planearon misiones, asignando unidades disponibles que se encontraban en la unidad, para ejecutar y adelantar esta misión y estos hechos que se convirtieron en crímenes”.

Hubo premeditación

En estos crímenes hubo premeditación, aseguró, como es en el caso particular de Danilo Yepes Pineda y Saúl Ortiz Muñoz, ocurrido en marzo del 2006, “antes de que salieran las patrullas, hice una reunión con el oficial de inteligencia, comandante de la compañía Berlín y el comandante del pelotón Berlín Tres para explicarles cuál era la maniobra, lo que venían a hacer durante el transcurso del movimiento de las tropas, hacia el objetivo, en esta oportunidad yo entregué dos armas cortas y dos granadas, que posteriormente fueron colocadas a las víctimas”.

El compareciente señaló que contribuyó a que las unidades que no habían obtenido resultados se fueran a buscarlos, generando una competencia entre sus subalternos, “reconozco que, como parte del mando y la jerarquía, en muchas ocasiones, me reuní y en comunicaciones presioné, animé e impulsé a los hombres bajo mi mando para que presentaran resultados, bajas en combate que posteriormente fueron asesinatos de personas inocentes”.

‘Era más fácil’

El exmilitar aseguró, respondiendo a los cuestionamientos de las víctimas, que sus familiares fueron asesinados en fechas como navidad, Seis de Reyes o Viernes Santo porque “estos días eran días eran de reunión familiar, entonces eran días donde casi no había movimiento de gente, muy poco movimiento de vehículos, de personas sobre las vías y en los lugares donde se llevan a cabo estos crímenes y de esta forma poder hacerlo de una forma más libre”. Afirmó que las únicas ganancias que tenía el batallón era reconocimiento por su operatividad y en el caso de los pelotones y compañías era el de tener permisos o ser tenidos en cuenta para viajes.

Un sincero reconocimiento

Dentro de los reconocimientos, uno de los que más resaltó fue el de Felipe Andrés Ramírez Gómez, quien perteneció para la época priorizada por la JEP a la Agrupación de Fuerzas Especiales Antiterroristas Urbanas – AFEUR 11, “vergonzosamente utilice mi uniforme y el poder entregado por el Estado para cometer crímenes de lesa humanidad, vengo acá a reconocer esa responsabilidad como coautor en los delitos de homicidio en persona protegida, de desaparición forzada y demás crímenes de lesa humanidad, como asesinato y desaparición forzada de personas”, aseguró

El compareciente le habló directamente a Mauricio Aguirre Macías, reconociendo el homicidio de su hermano, “vengo a reconocer con mucho dolor lo que usted mencionó acá en esta audiencia y es que he sido yo la persona que cobardemente le arrebató a usted y la señora María Gladys Macías a Juan Carlos Aguirre Macías (…) Pero es justo que ustedes lo sepan, que el mundo lo sepa, que Colombia lo sepa, que esa persona no era un delincuente, que Juan Carlos Aguirre Macías no era un indigente, que todos ustedes sepan que Juan Carlos Aguirre Macías no era un guerrillero». «

Pero no fue la única víctima y no he tenido la oportunidad de decírselo a las personas que no están presentes en esta sala, pero acá también hay más víctimas que no se han mencionado como Ángel María Petevi, como Osmidio Flor Ortiz, Franklin Satiaca Muñoz y John Wilmer Satiaca Muñoz, quienes bajo la misma modalidad descrita en este lodoso y vergonzoso escenario contaron con la desgracia de encontrarse con unos ambiciosos ególatras que les arrebataron la vida, yo soy responsable de la muerte de esas cuatro personas. Y vengo a reconocer acá también públicamente, para dignidad de esas personas, que no eran guerrilleros, que no eran delincuentes”.

El patrón criminmal

Ramírez Gómez hizo una descripción de cómo la AFEUR 11 planificó, ejecutó y encubrió los asesinatos, “los hechos se conforman. Primero identificando personas vulnerables ¿por qué personas vulnerables? Porque muchas veces hay estigmatización sobre la condición de una persona que se encuentra en vulnerabilidad. Para la sociedad es fácil señalar a una persona que se encuentra en condición de indigencia como delincuente. Para la sociedad es fácil señalar a una persona que se encuentra en precariedad, como delincuente. Pero sobre todo para muchas personas es fácil inducir como lo hicimos nosotros como lo hice yo. A personas en condición de vulnerabilidad, aprovechándonos de sus necesidades para que cometieran crímenes. O para que fueran llevados a lugares donde fueran abordados asesinados de forma ilegítima y en condición de indefensión”.

Había reclutamiento

Aseguro que había personas encargadas de hacer esa tarea de reclutamiento o de abordar a las personas en estado indefensión. “Y no solamente eran personas que querían una recompensa económica. También eran personas que hacían parte de las agrupaciones o de las instituciones o de los batallones, que buscaban a personas en estado de indefensión. Para hacerlas parecer como delincuentes porque era más fácil señalar a una persona vulnerable que a una persona que no lo era. Habría más preguntas. Estas ejecuciones o estos actos se hacían generalmente en zonas alejadas a las poblaciones urbanas para evitar preguntas”, señaló.

Dijo que, al no conocer la geografía del Huila, fue guiado por un soldado llamado Edwin Moreno y que, además, no contentos con asesinarlos. Les plantaban armas, “para poder incriminar de una forma más contundente se les agregaban diferentes elementos como más armas. Radios de comunicación granadas de mano como en el caso de la familia Petevi». «

«A esas personas se les agregaron unas granadas de mano que yo había guardado de una incautación para poder incriminarlas. Y presentar en el informe, las mentiras con las cuales fueron presentadas. Repito que no me siento orgulloso de lo que les estoy diciendo. Pero en honor a la verdad, no contentos con esos hechos se maquillaban los informes de patrullaje. Y se maquillaban los informes con los cuales eran presentados, manifestando que ahí se había presentado un combate. Manifestando que ahí se había presentado un enfrentamiento. Y para justificar ese enfrentamiento se disparaban las armas” con el fin de que quedaran residuos de pólvora. Tanto de las armas plantadas como de las de las tropas. Además de desaparecer los documentos de sus víctimas para reportarlos como NN.

‘Nos impulsaba el ego’

Felipe Andrés Ramírez Gómez señaló que lo que en realidad impulsaba a los militares a cometer estos delitos de manera premeditada no eran las presiones por demostrar operatividad, sino el ego. “Porque el ego mueve a los militares más que la vida, porque para un militar es más fácil lucir una medalla, aunque no tenga piernas. Porque militar entrega su propia vida muchas veces, y le importa menos la vida de otras personas».

«Para estar parado acá he tenido que desmilitarizar mi alma. Para estar parado acá ante ustedes he tenido que entender lo estúpido, que es pararse detrás de un arma. Lamento mucho el día en que tomé la decisión de hacerlo, porque no existe ninguna justificación para matar a una persona. No existen enemigos lo suficientemente fuertes como para quitar la vida de una persona. Mucho menos si es una persona honrada, honesta, trabajadora, como fueron sus familiares. La presión por resultados operacionales no es una excusa, nosotros teníamos miedo de perder nuestras carreras.”, aseguró.

Carrera amenazada

“Mi carrera se vio amenazada por un artículo de un código de reglamento o institucional de Régimen Disciplinario Único, Artículo 103, facultad discrecional. Con el que me amenazaron si yo no cumplía con la política seguridad democrática”, afirmó. Dijo que con ese mismo artículo fueron amenazados desde comandantes de batallón hasta generales de la República. “Quiero hacerle la invitación pública al señor Álvaro Uribe Vélez. Al general William Fernando Pérez Laiseca para que reconozcan las presiones que ejercieron sobre sus subalternos, que derivaron en estas masacres”, dijo. Al ser indagado por el magistrado Oscar Parra, señaló que al entrar al Ejército él quería hacer carrera.

“Yo quería ser General, yo quería servirle a este país de una forma diferente. Y la ambición de un coronel comandante de batallón, porque yo no daba resultados. Porque mi compañía no daba bajas, porque mi compañía no era de mostrar, porque no hacía parte del top diez. Fue amenazarme con darme de baja, echó al teniente comandante de compañía que estaba antes de mi mando, para ejemplarizar eso. Esto es comprobable, el señor teniente coronel Juan Carlos, comandante del batallón Domingo Rico Díaz, en el 2007”, afirmó.

Él dio la orden

Después de esta amenaza salió trasladado para la AFEUR 11, donde se encontró con Pérez Laiseca. “De forma pública lo digo acá con nombre propio. Porque acá hay personas que estuvimos sentados en la sala de guerra con él cuando nos trató como un perro. Nos trató de forma humillante porque nosotros no dábamos resultados operacionales, amenazó nuestras carreras. Amenazó el sustento de nuestras familias si nosotros no entregábamos muertos. Porque no estaban pidiendo capturas, estaban pidiendo muertos, no estaba pidiendo incautaciones, estaba pidiendo muertos».

«Y hubiera sido bueno que hubiera tenido la vergüenza de venir a pararse acá. Y reconocer públicamente lo que estoy diciendo porque lo digo de frente a todos ustedes y a Colombia. Yo respondo por mis actos y por el dolor que les he causado pero también tengo que reconocer quién dio la orden. Aunque la orden no haya sido tácita, aunque la orden no haya sido directa, esa fue la orden”, finalizó.

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