DIARIO DEL HUILA, COMUNIDAD
Por: Hernán Galindo
Liliana Losada no es una ama de casa cualquiera. Además de ser presidenta de la junta de acción comunal de la Ciudadela El Tesoro, ubicada en el oriente de Neiva, se dedica a recuperar parques, zonas verdes y el medio ambiente en su sector y en aledaños.
La ‘madrina’ del medio ambiente y la naturaleza vive junto a su esposo, dos hijas y dos nietos hace diez años en esta zona popular de la ciudad. Recuerda con nostalgia y orgullo a la vez que la vocación de servir y de ayudar la heredó de su madre.
“Me gusta vivir bien y que todos vivamos bien. Es lo que me motiva, me alienta a servir: siembras, limpieza, cortes del césped y actividades ambientales. Eso es lo que más me anima a motivar a la comunidad para que apoyen y se comprometan con la recuperación del entorno y el medio ambiente”, dice, como mujer aguerrida y voluntariosa.
El apoyo de la comunidad, el ejército, la policía ambiental han sido fundamentales
Historia
Cuenta que su comunidad, como barrio, es relativamente joven, con escasos trece años de vida razón por la faltaban muchas cosas, como un escenario deportivo, más zonas verdes adecuadas, vías pavimentadas, mejor transporte público y lugares para los niños realizar jornadas lúdicas.
“Anteriores administraciones no le prestaban atención a la comunidad por lo que nos dimos a la tarea de trabajar en objetivos sociales y poco a poco hemos ido logrando resultados, con mayor sentido de pertenencia y compromiso de los vecinos y entidades públicas que nos apoyan”, asegura.
Con el respaldo de la CAM, la Secretaría de Medio Ambiente y aportes privados se han sembrado unos 860 árboles, cada uno de los cuales es apadrinado por una persona o familia.
Liliana reconoce en su esposo, el Ejército y Ciudad Limpia, entre otros, un gran apoyo, como los grupos de WhatsApp.
“Convocamos periódicamente a las jornadas de recuperación y mantenimiento recibiendo una excelente respuesta de la gente, con trabajo, y quienes no pueden asistir aportan económicamente para pagar quien realice la labor. También se busca garantizar el buen estado de los parques, jardines, rotondas y separadores viales de la zona”, afirma.
En la Ciudadela El Tesoro hay cuatro condominios y siete barrios que se han beneficiado con siembras de limoncillos, de árboles clavelinos y ocobos, después de asesorarse y estar seguros de que son especies que no van a causar daños ni en andenes, acueducto o redes eléctricas y de alcantarillado. Se procede con mucha técnica y propiedad.
Para esta mujer ambientalista, es necesario reconocer el apoyo de la compañía 53 del Ejército, la Policía Ambiental, gestores comunitarios y ediles: “Yo soy quien lidera, cito a las personas y me encargo de gestionar todo. Toco a las personas, toco puerta a puerta y si no salen a trabajar me ayudan económicamente en estas jornadas que normalmente realizamos cada dos meses y los mantenimientos cada mes”.
Los separadores también son intervenidos y cuidados
Logros verdes
Destaca dentro de los logros que en Viña del Mar segunda etapa ya han recuperado toda una zona verde; la 27 bis, la Alameda Monterrey, el espacio del polideportivo, los alrededores de Otún, Otán, Tesoro I, Tesoro II y Reservas de Avichente, “y el sector más importante, la laguna El Chaparro, ecosistema que agonizaba porque estaba convertido en un botadero de basura y consumo de marihuana.
“Hacemos un llamado a la conciencia ciudadana e invitamos a los pobladores de esta zona de Neiva a no arrojar desechos, escombros, ni ningún otro tipo de residuos que afectan el espejo de agua y su biodiversidad. De todos depende”, manifiesta con emoción.
“La adopción de árboles y plantas en los barrios y parques es una actividad que también pueden adelantar los neivanos en las zonas verdes”, señala Lucila Perdomo, habitante de La Ciudadela.
Liliana Losada envió un mensaje a la comunidad. Tener un arbolito, no es sólo sembrarlo y dejarlo, sino cuidarlo para que crezca y amarlo. Hay que regarlo, mantenerle los espacios libres, fertilizarlos, como lo hacemos nosotros cada dos meses, igual que recuperamos las zonas verdes, cuenta.
“Este color morenito no es gratis, me lo he ganado asoleándome, luchando, ya que son jornadas largas, que en el caso mío son de meses y años”, concluye con orgullo y satisfacción.
