DIARIO DEL HUILA, MEDIO AMBIENTE
El nuevo producto está elaborado a partir de partes no comestibles de plantas y es fácilmente biodegradable.
Cada año se producen 400 millones de toneladas de residuos de plástico y solo una ínfima parte se recicla, según los estudios de la ONU.
Por eso se ha convertido en un grave problema medioambiental, ya que la escasez de reciclaje y el uso sin control de los plásticos de un solo uso, como botellas, bolsas o residuos industriales están causando un gran deterioro del planeta.
Un problema que sin duda contribuirá a paliar un reciente descubrimiento. Un equipo de científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) ha desarrollado un nuevo tipo de plástico de características similares al PET (el más utilizado en el ámbito alimentario y cosmético) elaborado a partir de partes «no comestibles» de plantas y fácilmente biodegradable.
La lucha contra la acumulación de plásticos es uno de los grandes desafíos pendientes en materia medioambiental y varias expediciones han demostrado la existencia de «islas» de estos residuos que flotan en los océanos, algunas tan grandes como la superficie de Groenlandia (más de dos millones de kilómetros cuadrados) y que amenazan el ecosistema marino.
El plástico PET, acrónimo de polietileno tereftalato-poliéster, es un material muy extendido en la fabricación de envases de alimentos y cosméticos, películas fotográficas o textiles, debido a que combina un bajo costo, estabilidad térmica, resistencia mecánica, procesabilidad y compatibilidad, por lo que ha resultado difícil encontrar un plástico alternativo.
Los científicos suizos, en sus esfuerzos por desarrollar plásticos biodegradables elaborados a partir de materia vegetal no comestible denominado «biomasa lignocelulósica», han dado con la tecla, de acuerdo a un comunicado de la EPFL citado por Efe.
En la investigación, dirigida por el profesor Jeremy Luterbacher, de la Escuela de Ciencias básicas de la EPFL, se ha desarrollado un plástico derivado de la biomasa más respetuoso con el medioambiente que los convencionales y que ya se ha utilizado con éxito en cintas de embalaje, fibras textiles y filamentos de impresión en tres dimensiones.
«Básicamente cocinamos madera u otro material vegetal no comestible, como desechos agrícolas, en productos químicos económicos para producir el precursor plástico en un solo paso», explica Luterbacher. «Al mantener intacta la estructura del azúcar dentro de la estructura molecular del plástico, la química es mucho más simple que las alternativas actuales», añade.
La técnica consiste en agregar un compuesto orgánico (aldehído) en el proceso de elaboración que permita «estabilizar ciertas fracciones del material vegetal y evitar su destrucción durante la extracción», según explica el centro investigador suizo.
«Al usar esta técnica simple, podemos convertir hasta el 25 % del peso de los desechos agrícolas, o el 95% del azúcar purificada, en plástico», dice otro de los autores del estudio, Lorenz Manker.
Lauterbacher destaca que se trata de un plástico «único» debido a que mantiene la estructura del azúcar intacta.
Este descubrimiento se produce pocas semanas después de que un grupo de investigadores de la Universidad de Texas, en Austin (Estados Unidos), creara una enzima capaz de descomponer el PET incluso en 24 horas.
La enzima, bautizada con el nombre de FAST-PETasa (PETasa funcional, activa, estable y tolerante) reduce enormemente el tiempo que tarda el PET en descomponerse, pues de manera natural este material, usado frecuentemente en la fabricación de textiles, botellas de agua y otros envases de bebidas, necesitaría incluso siglos en degradarse. La enzima podría utilizarse incluso para limpiar lugares contaminados con plásticos.
En las pruebas realizadas, los productos fabricados con el polímero tereftalato de polietileno (PET) se descomponen en una semana y, en algunos casos, en 24 horas. «Las posibilidades son infinitas en todos los sectores para aprovechar este proceso de reciclaje de vanguardia», afirma Hal Alper, ingeniero químico y una de las personas que han llevado a cabo la investigación.
«Más allá de la obvia industria de la gestión de residuos, esto también ofrece a las empresas de todos los sectores la oportunidad de tomar la delantera en el reciclaje de sus productos», asegura Hal Alper.