Los centros hospitalarios del departamento se encuentran saturados de pacientes con dengue, lo cual genera una mayúscula preocupación en las autoridades sanitarias. Actualmente el Huila está ocupando el cuarto lugar en el contexto nacional por el número de casos que se están presentando en la región. El cambio climático está generando un ambiente propicio para que el mosquito hembra transmisor de la especie Aedes aegypti que también transmiten, la fiebre chikungunya, la fiebre amarilla y la infección por el virus de Zika. Está muy extendida en los trópicos, con variaciones locales en el riesgo que dependen en gran medida de las precipitaciones, la temperatura y la urbanización rápida sin planificar. De acuerdo con el boletín número 9 de 2024 expedido por la Secretaría de Salud Departamental correspondiente a la semana epidemiológica, en el país, se notificaron 7.636 casos probables de dengue: 5.237 casos en esta semana y 2.399 casos de semanas anteriores. Según el acumulado, se registran 55.340 casos, 32.538 (58,8 %) sin signos de alarma, 22.227 (40,2 %) con signos de alarma y 575 (1,0 %) de dengue grave. El 76,7 % (42.453) de los casos a nivel nacional proceden de Valle del Cauca, Cali, Tolima, Huila, Santander, Norte de Santander, Antioquia, Cundinamarca y Cauca”, reportó el INS.
En el Huila, hay 34 municipios que presentan brote tipo I y tipo II. Pero la población infantil en el rango de 0-17 años es la más afectada, con un 79,6% de los casos para dengue. Por tal el accionar gubernamental debe enfocarse en la formulación de las estrategias de intervención, control y manejo deben estar dirigidas a este grupo poblacional. Las enfermedades transmisibles tienden a quedarse en la población y terminan integrándose a los factores que hay que cuidar para que no se desborden. Son los llamados males endémicos, que permiten de tanto ir y venir, conocer su dinámica y, por supuesto, la forma de atajarlos, al punto de que su seguimiento es un deber primario de las políticas de salud pública del país.
Pero se deben adoptar medidas preventivas desde nuestros hogares. Debemos mantener limpias las albercas. Evitemos los floreros de plantas acuáticas, llantas, baldes de agua y cualquier recipiente que esté a la intemperie, donde se pueda almacenar agua. Son escenarios propicios para el nacimiento de y proliferación de zancudos. Por este motivo, todas las familias deben evitar estas actitudes que pueden convertirse en un efecto dominó mortal para el bienestar de sus integrantes. Es importante que asumamos la responsabilidad en el cuidado de la salud en el entorno familiar, tendiente a emprender nuevas acciones de prevención para evitar que se aumenten estos casos. Recordemos que el dengue es una enfermedad evitable, si evitamos los criaderos del insecto en nuestras viviendas. Así se reduce el riesgo y es tratable si se cuenta con un diagnóstico oportuno.
