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Café y achira: esencia huilense

Abr 15, 2024

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En el sur del Huila, la tradición y la cultura se entrelazan en los cultivos de café y achira. Javier Ortega además de ser un productor y custodio de estas prácticas agrarias, personifica el compromiso con los valores arraigados en esta región colombiana.

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Por: Gloria Camargo

Entre las veredas cafeteras que rodean el verde municipio de Isnos, en el sur del departamento del Huila, se encuentra un tesoro que va más allá del aroma del café recién tostado. Es un legado que se teje entre las sombras de los cafetales, una historia de tradición, pasión y compromiso con la tierra.

Es justo allí, en este contexto donde emerge la figura de Javier Ortega, actual Presidente del Comité Municipal de Cafeteros de Isnos, un hombre cuyo nombre está intrínsecamente ligado al café y a la achira, dos pilares fundamentales de la cultura huilense.

El productor, que residen específicamente en la vereda Granada, no solo es un caficultor, sino también un defensor de las prácticas agrícolas tradicionales que han dado forma a la identidad del Huila a lo largo de los años.

Su historia es un reflejo del espíritu emprendedor y la conexión profunda que muchos habitantes de esta región tienen con la tierra que los sustenta.

Tradición y productividad

Entre los surcos de café, Ortega cosecha la achira, un tubérculo originario de la región andina, es una parte integral de la gastronomía huilense. Sin embargo, es una producción que enfrenta desafíos, especialmente en lo que respecta a la obtención de materia prima.

En el Huila, conseguir harina de achira de calidad es todo un desafío, ya que la producción local a veces no es suficiente para satisfacer la demanda para la elaboración del tradicional bizcocho. Una situación que ha llevado a los productores, incluido Javier, a tomar medidas para garantizar la sostenibilidad y preservación de este cultivo emblemático.

Para Javier, la achira es más que un cultivo, es una forma de vida arraigada en su identidad y en la historia de su tierra. En su finca, ubicada a 1600 metros de altura, combina el cultivo de café con la siembra de achira de manera armoniosa.

Según señala Ortega “tengo café y achira, porque este es un cultivo adicional que no demanda de costos, o sea es un producto muy orgánico y que puedo sembrar por el medio del café”.

Según Ortega, el cultivo de achira no le demanda costos, al contario, le genera beneficios e ingresos adicionales.

También agregó que basado en su experiencia que le ha “parecido excelente cultivo sembrado entre los cafetales. Yo hago soqueo y siembro la achira luego de dejar 15 o 10 surcos de café, porque este producto crece bastante y no compite el cultivo de café”.

Al tiempo indica que es un excelente cultivo, “muy fácil, muy orgánico y me ha generado buenos ingresos como caficultor”, un enfoque que le apuesta a la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente, resaltando la importancia de practicar una agricultura responsable y consciente.

Transformación

Pero la labor de Javier no se limita a la siembra y cosecha. Pues él mismo se encarga del proceso de transformación de la achira, desde su recolección hasta la obtención de la harina.

“Después de que la arranco, la raíz pasa por un proceso de lavado, rayado y tamizado”, detalla. Su conocimiento sobre el cultivo y sus técnicas tradicionales son un tesoro que busca transmitir a las generaciones futuras.

Y es que además de ser un defensor de las tradiciones, Javier es un ejemplo de cómo la diversificación de cultivos puede ser beneficiosa tanto para el medio ambiente como para la economía local.

En su finca, además del café y la achira, cultiva árboles frutales, maíz, yuca y plátano, lo que le permite mantener una alimentación balanceada para su familia y generar ingresos adicionales.

“Actualmente la achira que se cosecha en mi finca se vende, porque siempre salen bastantes kilos. Entonces lo vendo, pero de todas maneras dejo una parte para el consumo de mi familia”, dice.

Al tiempo añade que todo depende de cuanto siembre, pues en ocasiones ha logrado sacar hasta 38 arrobas de polvo de achira. “En una ocasión hice una siembra tras un proceso de soqueo del café, donde llegué a sacar entre 35 y 38 arrobas de polvo,

Todo depende de la cantidad que uno siembre, a veces tengo espacio en otras ocasiones no, dependiendo del café que tenga y de los saqueos que haga”, y añade que “incluso ahora saqué 70 kilos porque era poquito y también consumo de lo que siembro, y del cual hago pan y colada, que es lo que más se come y lo alterno todo con el café. Todo está dentro del cultivo del café”, establece con vehemencia.

“En la actualidad, mi producto, la achira, ha ganado una gran reputación entre los panaderos del pueblo, convirtiéndose en un artículo altamente solicitado y valorado en el mercado local”, dice.

Lo que ha llevado a una demanda constante y creciente de este producto en sus establecimientos, al tiempo que destaca que lo más alentador es que la achira no requiere de esfuerzos adicionales de promoción o publicidad para ser vendida.

“Los panaderos, al conocer la calidad y fiabilidad de mi producto, confían en él plenamente y me aseguran su compra incluso antes de que esté disponible. Esta confianza se refleja en la pronta venta de toda mi producción, sin que se desperdicie ni un solo kilo. El precio actual de la achira alcanza hasta los 9.000 pesos por kilogramo”, establece.

Una cifra que está en línea con su calidad y su estatus como un producto orgánico y limpio. Esta valoración por parte de los panaderos del pueblo no solo resalta la calidad del producto, sino también la confiabilidad y la transparencia en todo el proceso de producción y distribución.

El Presidente del Comité Municipal de Cafeteros de Isnos indica que el llamado es a cosechar, para mantener una alimentación asegurada y balanceada desde las fincas.

El café y otros cultivos

Javier Ortega se destaca no solo por ser un caficultor y un representante de su zona en el Comité de Cafeteros de Isnos, al sembrar café de variedad Colombia y Caturra en una extensión agraria de 3.5 hectáreas, sino también por apostarle a otros cultivos. 

“En mi finca también tengo árboles frutales, maíz, yuca, ahuyama y plátano”, y agrega que “la finca me da cosechar, para mantener una alimentación asegurada y balanceada en mi casa”.

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Mientras que hace un llamado especial a todos los productores a seguir su ejemplo. “Los invito a sembrar, a cosechar desde sus fincas. Que no nos dé pereza, por ejemplo, gracias a Dios desde que tengo este lote, pues la comida nunca me ha faltado, siempre va a haber y siempre lo habrá, porque como le digo el campo es muy productivo, pero hay que saberlo trabajar”, y agrega que “los productores no deben creer que en las personas que dicen que eso no sirve, que no da. Con el campo siempre nos va bien”, puntualiza.

El Presidente del Comité Municipal de Cafeteros de Isnos indica que el llamado es a cosechar, para mantener una alimentación asegurada y balanceada desde las fincas.

Orgullo y origen

El café y los bizcochos de achira del Huila, cuentan con el registro de denominación de origen entregada por la Superintendencia de Industria y Comercio.

Cabe resaltar que estos dos productos son denominados como tesoros gastronómicos de la región huilense, destacados por su calidad excepcional y su arraigada tradición.

Las achiras del Huila, derivadas del almidón de achira o sagú, son reconocidas por su característica superficie arenosa y su tonalidad amarilla dorado, sin la presencia de colorantes artificiales. Con un aroma suave y un sabor lácteo residual, estas delicias presentan una estructura crocante que se deshace delicadamente en el paladar. Sus dimensiones, que varían entre 3 y 8 centímetros de largo con un diámetro de 1 a 2 centímetros, junto con un peso que oscila entre 2.6 y 8 gramos, las convierten en un bocado versátil y exquisito.

Por otro lado, el café es el resultado de un proceso meticuloso y cuidadoso que se desarrolla en las zonas cafeteras definidas de la región. Cultivado por comunidades campesinas en 35 municipios, el café del Huila se distingue por su sabor balanceado y sus notas frutales y acarameladas. Este café, que ha conquistado los paladares más exigentes a nivel mundial, es el resultado del trabajo arduo y la dedicación de miles de familias que día a día cuidan de sus cafetales.

En un mundo donde las tradiciones a menudo se ven amenazadas por la modernidad, historias como la de Javier Ortega nos recuerdan la importancia de honrar nuestras raíces y preservar nuestras tradiciones.

En el Huila, donde el café y la achira se entrelazan en un abrazo de tradición y sabor, la historia continúa escribiéndose día a día, con las manos y el corazón de aquellos que creen en la magia de la tierra y en el valor de preservar las raíces que nos hacen únicos.

En el Huila, donde el café y la achira se entrelazan en un abrazo de tradición y sabor.

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