Diario del Huila, Comunidad
Por: Hernán Guillermo Galindo
El objetivo de vecinos del barrio Santa Inés y la facultad de educación física de la Universidad Surcolombiana es la inclusión social y comunitaria de personas de edad de Neiva.
Los adultos mayores que forman parte del proyecto ‘Caminemos por la Vida” se reúnen de lunes a sábado en el campo deportivo de la Universidad Surcolombiana para desarrollar actividades de recreación, salud y bienestar.
La iniciativa social nació hace 21 años por interés de vecinos de Santa Inés, barrio aledaño a la institución en el norte de Neiva, quienes decidieron integrarse a través del deporte y otro tipo de actividades para compartir experiencias y emprender estilos de vida saludable.
“Varios habitantes sentimos la necesidad de reunirnos y decidimos empezar jornadas como una manera de mantenernos activos y saludable. Madrugábamos a caminar o a trotar en los alrededores de las casas. Pero una vez vimos abierto el ingreso a la Usco y entonces entramos, siendo acogidos por la facultad de educación física”, cuenta la presidenta de este club de amigos, María Eugenia Quintero.
Más de 240 socios
Por eso, no extraña que mucha gente de la comuna haya querido sumarse al club de la tercera edad, que hoy cuenta con 240 afiliados.
“Todos los días llegamos después de las seis y media de la mañana. Nos saludamos, hablamos, tomamos un tintico, jugamos o hacemos deporte para generar salud, bienestar y felicidad, que son nuestro lema”, comenta, Quintero.
Al no tener la integración y recreación un carácter clasista, ni ser patrimonio de nadie en específico, permite la práctica y participación de todos los miembros de la sociedad, sin detenerse en diferencias de recursos, posibilidades y tiempo disponible.
Para pertenecer es muy sencillo. Se debe pasar una nota de solicitud de admisión y ser presentado por alguno de los socios. Tras ser aceptado, debe pagar una matrícula y una mensualidad de $35.000 pesos y seguir pagando cada mes $10.000 pesos, para el sostenimiento del club Caminemos por la Vida.
Las actividades son diversas, como caminar, voleyplaya, danza, aeróbicos, grupos folclóricos, piscina, porras, rumba terapia o juegos de mesa. Son muchas las opciones de ocupar el tiempo libre con diversión y armonía.
Jairo Sterling, uno de los miembros que lleva 16 años, dice que su ingreso significó un antes y un después en la vida. Y explica que anteriormente se mantenía dedicado al trabajo, con el agite del diario vivir y el estrés que le generaba, que no le daban espacio ni tiempo para él:
“Ahora, tengo la oportunidad de gozar de este bonito plan de bienestar y salud. A mis 67 años de edad le he dado un vuelco total a mi vida. Sobre todo, en calidad. Disfruto de todo lo que nos ofrecen las instalaciones deportivas de la Universidad. Contamos con los escenarios, jornadas de salud y posibilidad de desarrollar diferentes actividades”.
Y agrega, con emoción en la voz, que ojalá la sociedad neivana y huilense conociera más de este tipo de proyectos y espacios para los adultos mayores para ampliarlos a más personas y a nuevos territorios.
Havaneth Ramírez, una de las mujeres fundadoras, cuenta que el programa inició con la profesora Luz Marina López, residente en Santa Inés. Fue quien se encargó de ir casa por casa a animar a la gente, a invitarlos a que hicieran ejercicio físico y hasta mental.
“Nosotros, al principio, lo que hacíamos era desplazarnos caminando en la llamada ‘vuelta a los puentes’. Y un día, cuando el encierro era apenas en alambre, vimos abierto el portillo y nos entramos. Ya después la Universidad entendió nuestros deseos y necesidades y nos apoyó”, manifiesta.
Y destaca que el profesor Clímaco González “organizó el proyecto con todas las de la ley”, con mesa directiva y grupos de trabajo. Esto ha sido algo maravilloso para nuestras vidas, comenta.
Iniciamos 15 y ahora son conmigo 240 personas porque el Señor Jesús ya se ha llevado a algunos amigos a la eternidad, dice, con pesar, la mujer de 71 años, mientras mira al cielo y comparte que son sus hijos quienes más la animan a permanecer activa.
Los estudiantes han sido fundamentales para el éxito y trascendencia del programa. Cristian Camilo, de último semestre de educación física, narra su experiencia:
“Nuestra labor es velar por la salud de nuestros adultos mayores y mantenerlos activos en los deportes, como atletismo, voleibol. Que hagan ejercicio en los parques biosaludables. Los apoyamos en actividades lúdicas como danza, canto, tocar instrumentos. Como novedad, estamos incursionando con las ‘chicas’ en porrismo. Están muy animadas, ya tenemos más de 20 inscritas”.
Destaca a continuación que asiste como practicante, pero está tan amañado y empoderado con el proyecto que le gustaría hacer su práctica profesional en el club, el próximo semestre, y así poder continuar con las actividades que ha colaborado a poner en marcha.
Salud es vida
Un espacio muy importante dentro de las acciones que realizan y reciben los miembros de Caminemos por la Vida están relacionadas con la prevención en salud.
La encargada de coordinar este trabajo es la enfermera de la facultad de enfermería, Yivy Salazar. Estamos promoviendo la salud a través de nuestra propuesta ‘salud para vivir’, manifiesta, rápidamente.
“Promovemos la salud, el cuidado y el vigor. Hacemos recuperación de los cuerpos haciendo valoración y seguimiento a los adultos mayores en su entorno familiar, hospitalario, cuando lo requieran, con lo que les aportamos en su protección, bienestar y felicidad”.
Al profesor Clímaco González, quien inició esta hermosa apuesta de vida social y comunitaria, ya pensionado, le siguieron los licenciados Fernando Perdomo Galindo y desde hace 6 años Ángel Míller Roa.
Es tanto el amor y el orgullo de sus miembros por Caminemos por la Vida que hasta tienen himno, que cantan con alegría y entusiasmo al iniciar casa jornada. El autor es el profesor José Vicente Castillo, ya desaparecido.
Opina la gente
Leonor Castillo, socia: “Es un gran espacio para las personas mayores que nos llena de vida y salud. Es algo maravilloso que nos ha pasado. Estamos muy agradecidos con lo que nos está pasando en el ocaso”.
Liliana Salas, ama de casa: “Llevo 4 años y estoy muy contenta por el deporte. Me gusta que las personas acá son como una segunda familia. El año pasado tuve la muerte de mi madre, fue muy duro, pero aquí encontré apoyo y acompañamiento. Practico deporte, bailo y lo que más me gusta son las porras. El proyecto para mí ha sido espectacular”.
Guillermina viuda de Mejía: Dice que ya se va a pensionar y que lleva 20 años como socia. “Mi hija me trajo tras la muerte de mi esposo, partida que sucedió hace 19 años. Un año después me integré al proyecto. Me ha servido porque aquí encontré como en una segunda familia”.