La inflación, la reforma tributaria propuesta y la competencia, son los factores principales que aquejan a algunos tenderos de la ciudad. En Neiva hay aproximadamente 3.500 tiendas de barrio que luchan contra los problemas económicos que afronta el país, departamento y ciudad. Según un estudio económico realizado por Fenalco, a nivel nacional el 95% de establecimientos se encuentran ubicados en estratos 1, 2 y 3.
DIARIO DEL HUILA, ECONOMÍA
Por: Johan Eduardo Rojas López
Hace poco se llevó a cabo el día nacional del Tendero, en el que no solamente se conmemoró la fecha, sino que, se buscó impulsar este tipo de establecimientos que dinamizan la economía de las regiones. Allí se expuso la preocupación diaria con la que viven los tenderos. La inflación desbordada, la reforma tributaria propuesta, altos costos administrativos, rezagos de la pandemia y paros, abastecimiento, seguridad y la competencia, son los factores principales que aquejan a algunos tenderos de Neiva y el Huila. Aunque el éxito de este tipo de establecimientos depende de factores sociales, económicos y administrativos, lo cierto es que, constantemente surgen y se cierran negocios de esta índole sin mucho reparo.
Según un estudio económico realizado por Fenalco, a nivel nacional el 95% de establecimientos se encuentran ubicados en estratos 1, 2 y 3. Además, para el 92,9% de las personas, la tienda es su principal fuente de ingreso y el 55,9% no ha podido recuperarse de los efectos de la pandemia dado que muchas siguen golpeadas por las restricciones que se adoptaron a raíz del Covid-19, los paros y conflictos internacionales. Actualmente, en Neiva existen 3.500 tiendas de barrios.
Silvia Cristina Cuellar, directora ejecutiva de Fenalco seccional Huila, señaló que, “las tiendas de barrios constantemente se están transformando, hay unos tenderos que continúan y otros que por el golpe de la pandemia desistieron de ese modelo de negocios. Este es un mercado que es muy creciente, pero realmente estamos en este momento como cuando empezamos en el año 2019”.
La reforma tributaria
Explicó además que, les preocupa mucho que sea posible que se presenten ciertas dificultades con la Reforma Tributaria para que las personas puedan seguir sosteniendo sus negocios. “En promedio una tienda de barrio tiene una actividad neta de 2,400,000 mil pesos mensuales, pero como los costos fijos son tan altos, en temas de servicios públicos, (contando con que sea una tienda propia y no arrendada), pues en general le quedaría en promedio 1´500.000 mil pesos y de eso subsisten varias personas”, agregó la directora ejecutiva de Fenalco seccional Huila.
De acuerdo con el estudio en mención, las medidas azucaras y alimentos ultraprocesados corresponden el 33% de las ventas de un tendero, de allí, la preocupación existente frente a la Reforma Tributaria que propone en definitiva un impuesto aplicado a estos productos.
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La inflación
Ahora bien, respecto al inflación de julio de 2022 que se convirtió en la más alta que ha registrado el país en el siglo XXI, Cuellar Quiroga dijo que, “se vuelve mucho más complicada la situación para los tenderos dado que al 48% de la canasta familiar, se compra en la tienda de barrio, de allí, la importancia. Realmente este proceso que estamos viviendo con la inflación, sumado a la pandemia, paros y demás, es un proceso que queda bastante complicado sostener una tienda de barrio”.
Entre la informalidad y formalidad
Las tiendas de barrio normalmente son negocios informales que no están muy controlados en su funcionamiento. Es así como, al no estar legalmente constituidas, existe una brecha grande en la regulación. Sin embargo, se reconoce que esta tramitología genera costos adicionales amplios.
“Las entidades gubernamentales juegan un papel importante en el control y revisión de toda la situación de una tienda de barrio. La formalización de las mismas en promedio cuesta 52.000 pesos mensuales. En la medida que se legalicen, van entendiendo la importancia de darle un vuelco a la formalidad de este tipo de negocios, pero entendemos también que esto genera unos costos, si no fuera tan altos seguramente no existiría una brecha tan grande de la informalidad”, comentó.
Un respiro
Tras la llegada de Justo & Bueno y D1, la situación se agudizó para el gremio, quienes se vieron afectados porque la mayoría de almacenes de cadena los pusieron dentro de las mismas comunas y barrios, en inmediaciones a los puntos más grandes de tiendas de barrio.
“Claro afectó la economía de estas tiendas de barrio, más destacando que los productos que vendían de la canasta familiar eran casi los mismos que les venden los tenderos. Por eso, es de vital importancia protegerlos, porque son el punto final al consumidor, que manejan el 48% de la canasta familiar total. Los tenderos tienen la libertad de rebajar en sus precios o de fiar en los productos, diferencia que marca una gratitud de los clientes de barrio y su fidelidad hacia estos pequeños locales, donde también se puede llegar al regateo”, concluyó.
Igualmente, hay que tener en cuenta que pese a la liquidación de Justo & Bueno, que registró un respiro para los tenderos, aún queda D1 y muchos almacenes de cadena que han se creado dentro de la ciudad, es decir, eran tiendas que han crecido de manera notoria y han extendido sus puntos de venta. Lo anterior continúa generando dificultades a los tenderos más pequeños que se desenvuelven en la guerra del centavo.
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No obstante, pese a la infinidad de preocupaciones existentes, este tipo de negocios sigue en aumento por diversas razones como la falta de oportunidades laborales. Este aumento significa mayor competencia y, por ende, mayor dificultad porque hay que partir del hecho de que los consumidores son los mismos, lo que varía es el punto de compra. En consecuencia, ante este escenario de dificultades, el estudio; realizado por Fenalco, muestra que, de seguir la situación de esta manera, el 52,4% cerraría el negocio; 33,4% buscaría otro empleo; 19% buscaría montar otro negocio y el 25,8% reportó buscar otro empleo paralelo.
Bajo esta lógica, y teniendo en cuenta que los tenderos tienen en promedio 43 años, conseguir empleo formal resulta muy difícil para ellos, por lo que podría aumentar la tasa de desempleo, la informalidad o un mayor deterioro en las finanzas de las tiendas. En definitiva, el panorama resulta complejo, más cuando es incierto y depende de múltiples factores.
Finalmente, pese a todo, es importante la formalidad porque de allí depende la regulación de la misma actividad económica y se competiría de forma trasversal. Diario Del Huila, habló con algunos tenderos de la ciudad quienes coinciden en que el panorama para ellos no es el más alentador y, por tanto, continúan el vilo, mientras buscan estrategias para sostenerse, sin embargo, consideran que las tiendas de barrio se han convertido en una tradición práctica difícil de hundir.
Comunidad opina
José Muñoz, tendero del norte de Neiva
“Está muy pesado esto, todo está subiendo y hay mucha competencia. Actualmente ya no es tan buen negocio, da como para sobrevivir no más. Nosotros no recibimos apoyo de nadie, ninguno aparece y nos toca solos”
Roció Sánchez, tenderá del sur de Neiva
“La gente cada vez viene menos, prefiere ir a otros almacenes donde es más barato y están aquí cerca. La situación es muy difícil porque a veces uno pierde mercancía, los clientes piden lo que no hay y entonces no vuelven. La gente pone más y más tiendas y todo se complica”.
Aldemar Rodríguez, tendero del centro de Neiva
“Todos creen que aquí en el centro es muy bueno porque viene mucha gente y casi no hay tiendas, pero es por lo mismo, todos compran en los almacenes grandes y uno coge muy poco, se vende muy poquito. Ahora con todos los temas que están pasando en todo el país no sabemos qué va a pasar con nosotros”.
Patricia González, ciudadana de Neiva
“Uno siempre busca la economía sin importar tanto el lugar. Lo que pasa es que en algunas tiendas abusan de los precios y entonces uno no vuelve, pero también por facilidad uno recurre a ellas. Yo creo que eso hace parte de la ciudad y todos estamos pasando momentos económicos difíciles, solo hay que apoyarnos”.