Con su saber ancestral indígena, miembros de esta etnia le imprimen su sello a la conservación de 360 hectáreas de manglar en esta primera iniciativa de carbono azul para la protección de estos ecosistemas con enfoque diferencial, una Solución Basada en la Naturaleza (SbN) bajo el principio de adaptación.
El carbono azul es el carbono que se almacena en los ecosistemas marinos y costeros; tres tipos de ecosistemas, manglares, praderas marinas y marismas almacenan la mitad del carbono azul enterrado en el fondo del océano, según Conservación Internacional.
Estos ecosistemas juegan un papel importante en la gestión del cambio climático, dado que al conservarlos se captura carbono, se mitiga este flagelo global y se reduce la vulnerabilidad de las comunidades al clima.
Con las comunidades se ha construido un proceso de valoración de servicios ecosistémicos desde el conocimiento cultural wayuu, que ha generado una experiencia que nutre y fortalece a cuatro comunidades de Bahía Hondita, Punta Gallinas, Utareo y Kalapuipa. Alrededor de 500 personas participan en el proyecto y 1200 más lo hacen de forma indirecta.
Los guardianes del manglar limpian canales para la rehabilitación hídrica de áreas degradadas como medida de adaptación al cambio climático, lo que restablece el flujo de agua y promueve el desarrollo del ecosistema.