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Conservación comunitaria del hábitat del oso de anteojos

Ago 21, 2024

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Conservación comunitaria del hábitat del oso de anteojos. En un esfuerzo ejemplar de conservación comunitaria, campesinos de San Vicente del Caguán, han registrado un notable aumento en la presencia de mamíferos, incluidos cuatro osos de anteojos, gracias a un proyecto de monitoreo con cámaras trampa en bosques húmedos andinos.

DIARIO DEL HUILA, MEDIO AMBIENTE

Por: Gustavo Patiño

En una muestra tangible del poder de la conservación comunitaria, campesinos de la Cooperativa de Beneficiarios de Reforma Agraria Zona Balsillas (COOPABI) del municipio de San Vicente del Caguán, han logrado documentar la presencia de una rica biodiversidad en la Zona de Reserva Campesina Pato-Balsillas. Utilizando cámaras trampa estratégicamente ubicadas, la comunidad ha registrado un notable aumento en la presencia de mamíferos, incluyendo especies de alto valor ecológico como el oso de anteojos y el puma

Estos hallazgos han sido posibles gracias a la implementación de un ambicioso proyecto de conservación que busca fortalecer la conectividad ecológica en una de las áreas de Bosque Húmedo Andino más importantes de la región. Financiado por el programa Amazonia Mía de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, el proyecto no solo ha contribuido a la preservación de especies clave, sino que también ha empoderado a las comunidades locales, permitiéndoles convertirse en guardianes activos de su entorno natural.

Tecnología para el monitoreo

El uso de cámaras trampa ha sido fundamental para obtener imágenes y vídeos de la fauna silvestre, que de otro modo serían difíciles de capturar. Estos dispositivos han permitido la identificación de cuatro individuos distintos de oso de anteojos, además de otros mamíferos como el puma, tigrillos, guaras, borugas, armadillos, ardillas, y la taira. Estos registros son un indicativo de que los esfuerzos de conservación están dando frutos.

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Wilmar Andrés Sánchez Ortega, profesional de apoyo técnico del proyecto ‘Conservador del corredor biológico del oso de anteojos’, expresó su satisfacción con los resultados obtenidos: “El objetivo inicial de nuestro proyecto era obtener registros del Oso Andino, y nos complace informar que hasta la fecha hemos documentado cuatro individuos distintos de Oso Andino, así como leones de montaña, tigrillos, guaras, borugas, armadillos, ardillas y la taira. Estos resultados son muy alentadores y nos motivan a seguir trabajando en la protección de estas especies”.

Las imágenes capturadas no solo han sido un recurso valioso para los investigadores, sino que también han servido como herramienta educativa para la comunidad, especialmente para los niños y adolescentes del Club de Monitoreo e Investigación Huellas del Oso. Este grupo, compuesto en su mayoría por estudiantes y egresados de la institución educativa Guillermo Ríos Mejía, ha tenido la oportunidad de conocer y seguir de cerca a la fauna silvestre de su territorio, lo que ha fomentado en ellos un sentido de responsabilidad y amor por la conservación.

Conservación comunitaria del hábitat del oso de anteojos

El rol de la comunidad

Uno de los aspectos más destacados de este proyecto es el papel central que ha jugado la comunidad en su implementación y éxito. Desde el inicio, los campesinos de la región han sido parte activa en la planificación y ejecución de las acciones de conservación, lo que ha fortalecido la gobernanza local y ha permitido una gestión más efectiva del territorio.

Roberto León Gómez, director del programa Amazonia Mía, subrayó la importancia del monitoreo comunitario: “El monitoreo les ha permitido a las comunidades conocer su territorio, su biodiversidad, fortalecer la gobernanza, proteger los bosques, realizar estrategias para la recuperación de corredores biológicos y proteger el hábitat de diferentes especies. Esta es una prueba de que cuando las comunidades se empoderan y se involucran directamente en la conservación, los resultados pueden ser extraordinarios”.

Además del monitoreo, la comunidad ha llevado a cabo una serie de acciones que han contribuido a la recuperación de los ecosistemas y al fortalecimiento de la conectividad ecológica en la región. Entre ellas se incluyen la siembra de 20 mil árboles de especies nativas como el roble, nacedero, guama peluda y cedro rosado. Estas plantaciones no solo ayudan a restaurar el hábitat natural de muchas especies, sino que también contribuyen a la mitigación del cambio climático al aumentar la captura de carbono en la zona.

Salud del ecosistema

Los registros obtenidos han proporcionado información valiosa sobre el estado de salud del ecosistema en la Zona de Reserva Campesina Pato-Balsillas. Según Alfonso Tovar Moreno, coordinador del proyecto, la condición física de los mamíferos registrados es un buen indicador del bienestar del ecosistema. “Este estado de bienestar de los animales nos proporciona una visión clara de las condiciones en que se encuentra la zona. La buena alimentación disponible en el área es evidente, ya que los animales están en óptimas condiciones corporales”, afirmó.

Esta observación sugiere que los esfuerzos de conservación están no solo preservando a las especies, sino también mejorando la calidad del hábitat en el que viven. El estado óptimo de los animales documentados refleja una disponibilidad adecuada de recursos naturales, lo que es crucial para la supervivencia y reproducción de estas especies.

Acciones para la conservación

El oso de anteojos, una especie emblemática de los Andes. Y catalogada como vulnerable debido a la pérdida de su hábitat y la caza, ha sido uno de los principales focos del proyecto. La comunidad ha comprendido la importancia de proteger a esta especie y ha trabajado arduamente para crear un entorno favorable para su conservación.

Entre las acciones emprendidas se destaca la firma de 50 acuerdos de conservación. Con propietarios de tierras en las veredas Balsillas, Libertadores, Pueblitos y Toscana del Valle del Balsillas. Estos acuerdos establecen compromisos para la protección del hábitat del oso de anteojos. Y la implementación de prácticas sostenibles que no pongan en riesgo la vida de estos animales. Además, se han elaborado cuatro planificaciones veredales que guían las acciones de conservación a nivel local. Asegurando que se mantenga la conectividad entre los diferentes fragmentos de bosque y se promueva la recuperación de corredores biológicos.

Las campañas pedagógicas también han jugado un papel crucial en la concienciación de la comunidad sobre la importancia de proteger al oso de anteojos. Estas iniciativas han sido especialmente efectivas en las escuelas. Donde los niños y jóvenes han aprendido sobre la ecología del oso y su papel en el mantenimiento de la salud de los ecosistemas andinos. Este conocimiento ha generado un cambio de actitud hacia el oso. Que anteriormente era visto como una amenaza para la ganadería, y ahora es reconocido como un aliado en la conservación del bosque.

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El cambio de percepción

Raúl Soto Charry, representante legal de COOPABI, compartió su experiencia personal sobre la coexistencia con el oso de anteojos. Destacando cómo la percepción de la comunidad ha evolucionado a lo largo del tiempo. “Cuando llegamos a este valle como beneficiarios de la reforma agraria. Nos dedicamos a la ganadería y nos encontramos con una especie que no conocíamos bien. Inicialmente, la reacción de la gente fue cazarlos debido a los problemas que causaban con la ganadería. Sin embargo, al obtener más información, entendimos que era una especie que necesitaba ser conservada. Afortunadamente, el programa Amazonia Mía apoyó nuestra iniciativa para generar condiciones para su protección”, relató Soto Charry.

Este cambio de percepción es un testimonio del poder de la educación y la sensibilización en la conservación de la biodiversidad. La comunidad ha pasado de ver al oso como una amenaza a considerarlo un símbolo de la riqueza natural de su región y un indicador del éxito de sus esfuerzos de conservación. Esta transformación ha sido clave para la coexistencia pacífica entre los humanos y la fauna silvestre en la Zona de Reserva Campesina Pato-Balsillas.

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Impacto y futuro de la conservación

El proyecto de conservación liderado por COOPABI y apoyado el programa Amazonia Mía es un ejemplo inspirador de cómo la colaboración entre comunidades locales. E instituciones internacionales puede generar impactos positivos en la conservación de la biodiversidad. Los registros de osos de anteojos y otros mamíferos obtenidos hasta la fecha. Son solo el comienzo de lo que se espera sea una historia de éxito a largo plazo.

El fortalecimiento de la conectividad ecológica. La restauración de hábitats degradados y la concienciación de la comunidad sobre la importancia de la conservación son pilares fundamentales de este proyecto. A medida que se avanza en la implementación de estas acciones, se espera que la población de osos de anteojos y otras especies continúe recuperándose. Y que la Zona de Reserva Campesina Pato-Balsillas se convierta en un modelo de conservación sostenible en Colombia.

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