Uno de los delitos más consistentes en obligar a través de violencia y amenazas a las personas de bien, es la extorsión. Los delincuentes utilizan estos procedimientos obligando a sus víctimas a tolerar u omitir un acto en contra de su voluntad, con la intención de generar provecho ilícito o beneficio económico para si o para un tercero. En nuestro departamento se está incrementando esta clase de hechos, que están afectando el bienestar de las familias de bien. La sociedad huilense está muy preocupada por el aumento de las extorsiones que se están realizando por parte de organizaciones delincuenciales a funcionarios públicos, dirigentes políticos, empresarios, transportadores, vendedores ambulantes y a campesinos entre otros, quienes se siente atemorizados e indefensos por la presión irracional de estos actores armados, que no les interesa el bienestar de las familias afectadas. Estamos retrocediendo cinco lustros, cuando se había logrado doblegar a estos grupos subversivos por el accionar estatal; hoy en día se carece de autoridad y estamos sometidos a la irracionalidad demencial de éstos.
El progresivo debilitamiento de las Fuerzas Armadas y de la Fuerza Pública, ha generado que dichas organizaciones subversivas, estén incrementando su accionar bélico en vastos territorios de la geografía nacional. Igualmente, la aplicación incoherente de los instrumentos de la política económica en el país, están generando un acelerado empobrecimiento de los sectores poblacionales que los obliga tomar decisiones en la búsqueda de ingresos a través de actividades ilícitas. La inseguridad ciudadana, ha desbordado la capacidad de respuesta de las autoridades. El aumento de la intensidad del conflicto que vivimos se ha convertido en un efecto dominó adverso para las expectativas del ejecutivo. Ha sido errada la aplicación de dicha política de debilitamiento con el fin de cumplirle a los pactos adquiridos en la Picota durante la jornada electoral que lo llevó a la presidencia, lo cual, ha generado un aumento de masacres, asesinatos selectivos extorsiones, atracos, bloqueos en las vías, narcotráfico, entre otros hechos, que están desestabilizando el bienestar de las familias colombianas. Ante tal situación, los diálogos que se están llevando a cabo con el ELN y con otros, hasta el momento no han mostrado resultados.
El desafío ahora es que se concrete sobre el terreno lo anunciado en los diferentes escenarios donde el gobierno plantea que va a contrarrestar este flagelo. Y ello tendrá lugar en unos territorios bastante complejos como lo son las zonas de influencia de las organizaciones narcoterroristas. Otros ceses del fuego en el pasado se han dado en situaciones marcadas por el enfrentamiento entre un único grupo armado y la Fuerza Pública en las que es considerablemente más sencilla la labor de verificación, tan importante cuando se toma una decisión de éstas y que en esta ocasión no puede faltar.
