DIARIO DEL HUILA, COMUNIDAD
Por: Hernán Galindo
Hace poco más de un año, los habitantes del barrio Sevilla, situado un poco al norte de Neiva, celebraban recibir la reinauguración del Parque central que antes lucía abandonado, sucio, daba mal aspecto a las residencias y se ofrecía como espacio para indigentes y consumidores de droga.
El nuevo hermoso sitio había sido remodelado para la comunidad para servirle de epicentro de diversas actividades, encuentros sociales y renovación urbana de la tradicional zona residencial de la capital del Huila, que con el paso del tiempo se lo ha venido ‘comiendo’ la actividad comercial y de entrenamiento.
Historia y origen
El barrio Sevilla, nombre homónimo de la ciudad de Sevilla, capital de la provincia de Andalucía, nació después de los años setenta por el crecimiento urbanístico de Neiva y como extensión de los ya existentes empoderados conglomerados urbanos de Altico, Quirinal y Chapinero, que se habían quedado pequeños por lo que fue necesario habilitar áreas residenciales.
“Pasó que tradicionales barrios residenciales de estrato alto del microcentro de la ciudad se hicieron insuficientes para albergar más casas, por eso, Quirinal casi que se extendió a Sevilla, de hecho, son vecinos, donde se construyeron casas grandes, con piscinas y amplias vías”, cuenta Ismael Trujillo, habitante de años y que hoy tiene de vecino un jardín infantil.
El barrio limita en la zona norte con el río Las Ceibas; al occidente con la carrera quinta y el Centro de Convenciones José Eustasio Rivera; al oriente con la Universidad Corhuila y otras sedes educativas; y al sur con un edifico de bancos, residencias y comidas, además, de la calle 26.
Del pasado ya es poco lo que queda. El barrio residencial de comienzo del último tercio del siglo pasado es hoy espacio colonizado por restaurantes, colegios, centros de belleza, ventas de comida y muy pocas residencias familiares.
Diario del Huila con la gente
Por todo lo anterior antes dicho, la visita a la comunidad de Diario del Huila es hoy el Parque Sevilla, en la calle 21 con carrera 5 A, para conocer su estado actual y atender algunas quejas y denuncias de la gente.
Encontramos que el escenario luce en general en buen estado. Grandes árboles, bancas para público, espacios peatonales, jardineras, senderos, empedrados blancos, canecas de basura en acero, un pequeño parque infantil y luminarias led.
Y dos esculturas resaltan: I Love Neiva, que sugiere el amor de los neivanos por la ciudad; y un grano de café, en honor a los caficultores y porque el Huila es principal productor del grano a nivel nacional.
“La idea era que la gente lo cuidara y utilizara. Se sintiera orgullosa y se apropiara de este espacio social y público como alguna vez había sido”, manifestó Paola Iriarte, residente en una casa esquinera.
“Un epicentro de actividades culturales, artísticas, gastronómicas y de emprendimiento. Semanal o periódicamente. Compartir en familia y amigos”, agrega una vecina, Luz Ángela Liévano, mientras barre el andén.
Las dos coinciden en que fue un bonito propósito inicial de a poco se está perdiendo de vista. Y culpan principalmente de la situación a “gente de la calle” y que no hay un cuidado permanente de las zonas comunes del parque.
“Que las personas se motiven a salir al parque con su familia, a disfrutar de una buena obra de teatro, de un concierto o cualquier otra actividad que allí se desarrollará”, resaltó.
Ojo con la actualidad
En resumen, encontramos andenes con hojas de plantas y escombros; unos árboles en mal estado que amenazan caer por la mala condición de la raíz, con el riesgo para las personas; junto a las canecas, ¡el colmo!, basuras, especialmente, plásticos, bolsas y desechables.
Arbustos y árboles por podar y limpiar, arrumes de costales con tierra, vías vecinas con baches y zonas de paso de personas en situación de incapacidad cerradas por vehículos parqueados.
Algunas bancas ya lucen sucias o mugrosas, sin mantenimiento, igual que áreas de pequeñas piedras blancas que están siendo devoradas por el pasto o la maleza que empiezan a ganar espacio hacia la superficie.
“Otro aspecto jarto es la invasión de una esquina del parque por motos que lo invadieron como estacionamiento al aire libre. Literalmente se tomaron una amplia área para dejar los vehículos en perjuicio de la comunidad o peatones”, destaca la señora Liévano.
Yulieth Flórez, de la Agencia de Seguros de Argelia Tovar, dijo que “el parque es muy bonito, ofrece distintos espacios y oportunidades para compartir, pero a veces hay habitantes de calle , especialmente la mañana, en la banca, casi siempre son los mismos tres”.
“Hace falta seguridad, más presencia de la Policía. Y más luminosidad en las noches, tal vez por lo frondosos y altura de los árboles. Por la pandemia la gente casi no está saliendo”, señaló.
Ligia Duque, de uno de los restaurantes aledaños, se quejó de que se pensó que la invasión de motos era por la construcción de un edificio en una de las esquinas del parque, que ya terminó.
“Pero las motos siguen ahí. Todo el día. A veces transitan libremente por áreas comunes o espacios reservados a personas en silla de ruedas”, se queja.
Sobre los regueros de basura dijeron que son de personas que compran sándwiches en un negocio lateral vecino. “Vienen a comerlos al Parque y votan las sobras y empaques, sin interesarles que junto hay botes de basura. Da rabia eso”.
Vemos a una señora, empleada doméstica, por el uniforme, paseando a dos perros. ¿La gente recoge los excrementos de las mascotas?, preguntamos. “La verdad, sí, sobre eso no hay queja. Salen con bolsitas para recoger lo que dejan los animalitos”.
En resumen, agradecidos están los vecinos del barrio Sevilla con el nuevo parque que adorna este sector de la ciudad de Neiva. Pero hay que cuidarlo, es una responsabilidad de los residentes, de las autoridades y de todos los neivanos. Están a tiempo.
