Diario del Huila, Comunidad
Por: Hernán Guillermo Galindo
El actual descanso estudiantil revive la controversia de los beneficios y perjuicios en la convivencia familiar y la economía. Se propone ampliar la oferta gratis de actividades recreativas, artísticas, culturales y deportivas para evitar el ocio.
En el año 2007, el entonces presidente Álvaro Uribe firmó el decreto 1373 que estableció la semana de receso escolar que desde entonces es esperada con ansias por los estudiantes ilusionados con gozar vacaciones extras, pero no inspira igual emoción a los padres de familia que no coinciden en el periodo descanso con sus hijos porque trabajan y porque no saben qué ponerlos a hacer en ese tiempo libre ni quién los cuide o vigile.
“Es un periodo semanal de interrupción a la actividad académica para los alumnos de los centros educativos preescolares, de educación básica y media de los calendarios A y B”, explicó la ex secretaria de Educación, Gladys Molina.
Este mandato, que se está cumpliendo y coincide con el festivo del Día de la Raza, obliga a las instituciones públicas y privadas a tomar este descanso, que no afecta las 40 semanas académicas establecidas en la Ley General de Educación, ni las 12 semanas de vacaciones estudiantiles preestablecidas por esta ley, que seguirán siendo las mismas, agrega.
Desde que inició, la norma ha generado polémica. Y como en toda controversia hay voces a favor y en contra, como en toda actividad de la vida. Cada quien habla de la feria como le haya ido.
Opiniones divididas
Diario del Huila se sumó al debate consultando a representantes de las partes involucradas, concluyendo que las opiniones siguen divididas.
Irma Molina, directora de la Escuela de Educación de la Universidad Sergio Arboleda, quien dijo a El Nuevo Siglo que “la semana de receso es buena porque le permite al estudiante, al docente y a los padres de familia, sobre todo a los docentes, hacer una pausa activa; reorganizarse en todo lo que acarrea trabajar ocho horas diarias. Los estudiantes les mandan muchos trabajos para las casas. Entonces ellos adquieren en este segundo semestre un cansancio mental fuerte. Por eso, considero que esta iniciativa es muy buena”.
Carlos Quiza, de una agencia viajes del microcentro de la ciudad, aporta que otros de los propósitos de la medida, complementarios entre sí, es “estimular los sectores comerciales y turísticos del país durante un período de baja temporada en sus ventas y propiciar espacios que permitiesen el fortalecimiento de la convivencia familiar”.
¿Y se han cumplido?, le preguntamos: responde que sí aumenta el desplazamiento de viajeros en la corta temporada de mini vacaciones, sin ser el ideal. Y sobre la reunión del hogar señala “que es complejo porque los niños descansan y los padres siguen en sus horarios normales”.
Sin embargo, estos sectores económicos pretenden, con el paso del tiempo, equiparar en sus ganancias a la exitosa temporada de Semana Santa en el primer semestre del año, afirma Humberto López, conductor de bus interdepartamental.
“La gran mayoría de estudiantes que salen de ‘vacaciones’ no pueden viajar debido a que sus padres están trabajando o no tienen los recursos para sufragar los elevados costos de los hoteles, tiquetes, etc,”, afirmó Carolina Amézquita, mamá de tres niños, dos adolescentes y una niña en primaria.
También se expresaron estudiantes. Jorge López, de la Corhuila, dijo manifestó que “es de reconocer que esta semana se convierte en una oxigenante pausa pues los prepara para rematar con más bríos el tramo final del año escolar. A mi parece bien y es conveniente”.
Pero existen quienes conceptúan lo contrario, con el argumento de que este receso forzado les quita el ritmo académico con el que venían, desconcentrándolos y haciéndoles correr el riesgo de bajar su rendimiento, comentó Luis Vivas, de la Universidad Cooperativa, de derecho.
“Se cuestiona si dicho período de vacancia, en vez de elevar la tan cuestionada calidad educativa de los estudiantes, se convierte en elemento distractor que les resta un tiempo valioso de aprendizaje”, opinó Carlos Muñoz, padre de familia.
Otro problema, como se dijo antes, es que muchos jóvenes y niños queden a la deriva durante casi diez días sin saber en qué ocupar su tiempo libre, salvo en hartarse de televisión o navegar todo el día en páginas de entretenimiento de internet.
“No se desarrollan actividades que, por mucho que distraigan a los menores, no coinciden con la visión más constructiva que animaba el espíritu de la ley, el reencuentro y compartir en familia”, aseguró la contadora Karen Peralta, “porque en mi caso me encarto con ellos en la casa”, confiesa y ríe.
Alternativa de programas
Lo aconsejable, coinciden casi todos los consultados, es que sería bueno que las autoridades locales ampliaran los programas gratis de actividades recreativas, artísticas, culturales y deportivas, con el fin de ofrecer a los estudiantes un abanico mayor de opciones edificantes y atractivas para aprovechar el tiempo libre.
“Contribuirá a inculcar a los niños y jóvenes la idea de que el ocio no riñe con el ejercicio de la vida sana, la formación intelectual o el cultivo del espíritu, sino todo lo contrario”, resumió Jorge Torrente, profesor de educación física de la Universidad Surcolombiana.
Opines
Los conceptos son encontrados, por un lado, los que piensan que es positivo el receso con posibilidad de reactivación económica y de otro quienes creen que se debe ajustar.
Orlando Ibagón- Abogado y diputado: Me parece que esta norma no debería existir porque en realidad va en contravía de la reactivación económica que se da cuando las personas generan recursos y hay una circulación de esos recursos. Cuando uno escucha receso, significa parálisis. No estoy de acuerdo con esa norma.
José Joaquín Cuervo – Docente universitario: Yo creo que lo que hace falta es articularla. Por ejemplo, es un receso reconocido para los niños, pero no lo está en las universidades. Tampoco hay receso en la actividad laboral. Considero que debería ser para la familia. Como se hace en países, caso Francia y Finlandia que miran ese tipo de vacaciones para recuperación de tejido social y familiar.
Paola More- Estudiante universitaria: Pienso que se debe articular de manera que sea toda la familia la que pueda salir, viajar o compartir. No sirve que unos estén en vacación en el caso de los niños y los padres y hermanos mayores trabajando. Para que se dinamice la economía con el turismo se debe pensar en un receso integral para la familia.
Stefani Vargas- Contadora: Es una buena pausa para retomar de cara a la finalización del año lectivo para los estudiantes. Comparto que sería bueno que pudiéramos estar todos en familia en vacaciones para poder viajar y compartir. Sin embargo, algunos cuadran los tiempos y pueden descansar en familia.