Diario del Huila

DIFERENTES ASPECTOS SOBRE LA VIDA DE MONSEÑOR PERDOMO

Dic 2, 2021

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Para conocer la vida de monseñor Ismael Perdomo Borrero, es bueno enterarse de diferentes aspectos de su personalidad.

Sin alardes de ninguna clase, monseñor Perdomo supo cumplir sus deberes pastorales, se entregó sin reservas a todos sus hijos en Cristo.

Cuando en Colombia nadie pensaba en los problemas sociales, el dio vigoroso impulso a las obras de este género, siendo consecuente con la doctrina social de la Iglesia. El legado que dejó en Ibagué, después de haber sido su primer Obispo, fue muy amplio:

1-La Caja de Ahorros para Obreros.

2-La Cooperativa de Consumo

3-El Banco Social del Tolima.

4-Parceló tierras en beneficio de quienes no la tenían.

5-Fundó escuelas, colegios y seminarios.

Fue el mayor de 8 hijos, su hermana menor se llamaba Leticia. En Neiva vivió en la Calle 7 No,1-01. En la finca familiar ¨Monteleón” próxima al Caguán, se consolidó como gran jinete y nadador.

La caridad fue una de las virtudes que más lo caracterizaron. En una creciente del Río Magdalena que arrasó con viviendas y cultivos, bajó a mirar el desastre y vio un bohío arrastrado por la corriente y oyó llorar  a un niño. Como era experto nadador se lanzó y lo rescató. Lo criaron en un convento de Hermanas de la Caridad.

En 1895, desde Neiva y con otro seminarista, viajó a Roma en una embarcación, en Honda se encontró con monseñor Esteban Rojas para continuar a la Ciudad Eterna. Pero en esos precisos momentos estalló la Revolución del 95 y antes de llegar a Honda varios revolucionarios cogieron la balsa en que viajaban, les quitaron todo lo que llevaban y los metieron presos. Luego los llevaron a Ambalema  y les dieron la ciudad por cárcel.

Mientras los revolucionarios siguieron a tomarse Ibagué, los presos se fugaron y contrataron una canoa para ir en busca del padre Rojas para continuar el viaje. Era tiempo de invierno y el río empezó a crecer de tal modo, que el boga se negó a seguir en esas condiciones. Se detuvieron en una platanera hasta el amanecer y continuaron a Calamar para tomar el tren a Cartagena donde se alojaron en la Casa Episcopal. Al siguiente día continuaron a Barranquilla y en Puerto Colombia se embarcaron para España.

Dos meses después de haber salido de Neiva, el subdiácono Perdomo empezó sus estudios de Teología en la Universidad Gregoria. Muy pronto sobresalió entre los 250 alumnos por su inteligencia y consagración. Entre sus condiscípulos figuraban, entre otros, el cardenal Santiago Copello, ex canciller de la Iglesia Romana, quien decía de monseñor Perdomo:

“Como su corpulencia lo hacía destacar entre todos los alumnos, nuestra mirada se fijaba constantemente en él. Me impresionaba profundamente su piedad, su talento y dedicación al estudio, era para todos un estímulo, ejemplo para seminaristas, sacerdotes y prelados de la Iglesia. Pensaba: Ismael es para mí una promesa y será lo que quiera.”

Con el mismo empeño con que realizó sus estudios teológicos se dedicó a cultivar las virtudes que lo distinguieron como seminarista, sacerdote y obispo. De manera especial la humildad que lo alejó por completo de todo       sentimiento de vanidad por sus reiterados triunfos intelectuales, se refugiaba en la oración y en la confianza a la Divina Misericordia. Cultivó la paciencia  y la dulzura de carácter con la que conquistó tantos corazones para Cristo.

 

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