Ruber Bustos Ramírez
Desde mi perspectiva como productor de café, estos últimos días han sido de emociones encontradas. Ver los precios del café alcanzar niveles tan altos después de tanto tiempo es, sin duda, una noticia que llena de esperanza a muchos de nosotros.
La preocupación por la sequía en regiones cafetaleras clave como Vietnam y Brasil ha puesto al mercado del café en alerta máxima. La escasez de lluvias ha impactado negativamente la producción, llevando al precio del café Robusta a alcanzar niveles de 182 ¢/lb (equivalente a 4.000 USD por tonelada) el 16 de abril. Este aumento repentino y pronunciado en los precios ha provocado una reacción en cadena en la industria cafetera, generando un debate sobre las causas y consecuencias de esta tendencia alcista.
Además de la escasa oferta, el incumplimiento de los contratos futuros por parte de los productores vietnamitas y la retención de café también han contribuido a la disminución de la disponibilidad de café en el mercado.
Este panorama ha llevado a un aumento en la demanda de café arábica, ya que los tostadores optan por cambiar el café Robusta por café arábico de baja calidad en sus mezclas. Como resultado, los precios del café arábica también han experimentado un aumento significativo en los últimos días, alcanzando los 228,4 ¢/lb el día 16 de abril.
Para nosotros, los productores, este aumento en los precios del café representa tanto una oportunidad como un desafío. Si bien nos brinda la esperanza de mayores ingresos por nuestra cosecha, también nos enfrenta a la responsabilidad de aprovechar este momento para invertir en la mejora de nuestros cultivos y la sostenibilidad de nuestras fincas. Es un momento para pensar en acciones que nos permitan seguir por ese camino de rentabilidad, no de pescar en río revuelto hablando de crisis y generando divisiones por unos pocos.
Este también es un momento para destacar que en tiempos donde la cotización del precio de café es menor, el buen cafetero colombiano es resiliente, constante y juicioso, además de ser un llamado a seguir en el camino de la innovación, como lo dice el Gerente de la FNC, en la ruta de la industrialización y asociatividad. Ahora más que nunca, debemos ser mejores. El futuro de la caficultura es la calidad y la productividad para una mejor rentabilidad.
Sintámonos orgullosos de que la calidad del café colombiano es reconocida en todo el mundo, y es fundamental que sigamos trabajando en mantener y mejorar este estándar.
El aumento en los precios del café representa tanto oportunidades como desafíos para nosotros, los productores. Es un momento para celebrar, pero mi invitación como caficultor, también para reflexionar sobre el futuro de nuestra industria y trabajar juntos para construir un futuro más sostenible y próspero para todos los involucrados en el ciclo del café.
