DIARIO DEL HUILA, REFLEXIONES
Aciprensa
De este modo, el Santo Padre explicó que “el amor de Dios nunca es estático ni renunciante, todo lo cree, todo lo espera: nos impulsa y nos prohíbe detenernos. Nos pone en movimiento como creyentes y discípulos de Jesús en camino por las sendas del mundo, siguiendo el ejemplo de Aquel que es el camino y ha recorrido nuestras sendas”.
El Papa Francisco alentó a los católicos a “ser más valientes” ante la actual crisis causada por el COVID-19 para transmitir esperanza y ser levadura en la sociedad.
Así lo dijo el Santo Padre en un mensaje enviado este 21 de octubre a los participantes de la Semana Social de los católicos italianos, que se realiza en la ciudad de Taranto desde hoy hasta el 24 de octubre con el tema “El planeta que esperamos. Ambiente, trabajo, futuro. Todo está conectado”.
“No podemos resignarnos y quedarnos mirando desde la ventana, no podemos permanecer indiferentes o apáticos sin asumir la responsabilidad por los demás y por la sociedad. Estamos llamados a ser la levadura que fermenta la masa”, dijo el Papa Francisco. Subrayó que “esto es aún más necesario en el contexto de la crisis generada por el COVID, una crisis tanto sanitaria como social”, por lo que “para salir de esta crisis, también los católicos italianos deben ser más valientes”.
En este camino hacia la esperanza, el Papa aconsejó seguir tres “señales”. Entre ellas, el de “prohibido aparcar”, para referirse que en ocasiones hay “diócesis, parroquias, comunidades, asociaciones, movimientos, grupos eclesiales cansados y desanimados, a veces resignados ante situaciones complejas, vemos un Evangelio que tiende a desvanecerse”.
De este modo, el Santo Padre explicó que “el amor de Dios nunca es estático ni renunciante, todo lo cree, todo lo espera: nos impulsa y nos prohíbe detenernos. Nos pone en movimiento como creyentes y discípulos de Jesús en camino por las sendas del mundo, siguiendo el ejemplo de Aquel que es el camino y ha recorrido nuestras sendas”.
“No nos quedemos, pues, en las sacristías, no formemos grupos elitistas que se aíslan y se cierran. La esperanza está siempre en movimiento y pasa también por las comunidades cristianas, hijas de la resurrección, que salen, anuncian, comparten, soportan y luchan por construir el Reino de Dios”, alentó el Papa.
Asimismo, el Santo Padre señaló la importancia de buscar una “conversión comunitaria” porque “es necesario escuchar el sufrimiento de los pobres, de los últimos, de los desesperados, de las familias cansadas de vivir en lugares contaminados, explotados, quemados, devastados por la corrupción y la degradación”.
Por ello, el Papa Francisco pidió poner atención en las personas que “cruzan nuestras existencias mientras están desesperadas: jóvenes que se ven obligados a dejar sus países de origen para emigrar a otros lugares, en paro o explotados en una precariedad sin fin; mujeres que han perdido su empleo en tiempos de pandemia o que se ven obligadas a elegir entre la maternidad y la profesión; trabajadores que se quedan en casa sin oportunidades; pobres y emigrantes que no son acogidos ni integrados; personas mayores abandonadas a su soledad; familias víctimas de la usura, la ludopatía y la corrupción; empresarios en dificultades y sometidos a los abusos de las mafias; comunidades destruidas por los incendios”.
Asimismo, el Santo Padre solicitó no olvidar a las “personas enfermas, adultos y niños y a los trabajadores obligados a realizar trabajos extenuantes o inmorales, a menudo en condiciones de seguridad precarias”.
“Son rostros e historias que nos interpelan: no podemos permanecer indiferentes. Estos hermanos y hermanas nuestros están crucificados y esperan la resurrección. Que la fantasía del Espíritu nos ayude a no dejar nada por hacer para que sus legítimas esperanzas se hagan realidad”, expresó el Papa Francisco.
De este modo, el Santo Padre animó a buscar una conversión que “llegará solamente si sabemos formar las conciencias para que no busquen soluciones fáciles que protejan a los que ya están seguros, sino para que propongan procesos de cambio duraderos en beneficio de las nuevas generaciones”.
“El cambio de época que estamos atravesando requiere un cambio de rumbo. Fijémonos, en este sentido, en tantos signos de esperanza, en tantas personas a las que quiero dar las gracias porque, a menudo en silencio laborioso trabajan para promover un modelo económico diferente, más equitativo y atento a las personas”, concluyó el Papa Francisco.